Capítulo 1: La isla de la desesperación.

842 52 10
                                    

Sentado en la arena mirando fijamente el mar. En algún momento aparecería algún barco, alguna lancha, algún bote algo que los sacara de ahí. Llevaban unas horas tras ese caos que vivieron. ¿Cómo pudo acabar todo así? Era tan sólo un viaje tranquilo. En cuestión de segundos todo cambió. Algo cansado de mirar al frente, se giró para observar el resto de la playa. Había algunas personas, pero no tenía ánimos para prestarles atención. Estaban bien al parecer, por lo que no necesitaba ayudar a ninguno de ellos.

Comenzaba a tener hambre, así que se levantó por fin y se adentró en la selva que nacía al terminar la playa. Parecía ser una especie de isla tropical, pero ¿cuán lejos habían llegado? Los árboles eran muy altos, pero vio algunos frutos en las ramas de estos. Tendría que escalar un poco. Estiró sus músculos y ayudándose con tres árboles fue ascendiendo. Cuando alcanzó una rama con frutos se detuvo y los cogió. Los observó y olió. No sabía qué tipo de bayas eran. ¿Podrían ser venenosas? No lo parecían y olían bien, pero le daba algo de miedo.

Pensó que lo mejor sería coger para los demás, después de todo no eran tantos. Ya que no tenía nada para transportar frutos, se quitó la camiseta y la usó como saco. Cogió todas las que pudo. No era gran cosa para varias personas, pero menos era nada. Con cuidado bajó y volvió a la playa. El primero en verlo era Jun. Un chico rubio, muy alto y con nariz afilada. Le conocía bien. No sabía si eran amigos o no, pero al menos era su compañero de viaje y el único al que conocía en esa maldita isla en la que se encontraban.

-Te he estado buscando por todas partes, tío -pronunciaba mientras se acercaba a la posición del recién llegado.

-Oh, bueno, no te preocupes, sólo estuve dando una vuelta -respondió de forma seca y cortante.

-Bueno, ya, es normal, tampoco es que tengamos mucha opción -se encogió de hombros.- ¿Por qué estás sin camiseta, Minghao? -sí, ése era el nombre del chico que se adentró en la selva.

-Oh, es que encontré unas bajas y traje para todos, pero no tenía cómo llevarlas -explicó mostrando su camiseta a modo de saco.

Oh ¿en serio? -al mayor de los dos, Jun, se le iluminó la cara.- Dios santo, eso es perfecto, porque ya empezaba a tener hambre.

Minghao era casi tan alto como Jun, aunque más delgado y esbelto. Sus brazos no eran tan anchos, pero era realmente ágil. Su constitución era muy delgada pero aún así tenía bastante fuerza dado el entrenamiento que tenía en su escuela de artes marciales. La cuestión era cómo se suponía que habían acabado ahí.

---FLASHBACK---

Minghao estaba feliz ya que por fin podría presentarse al torneo de artes marciales al que llevaba meses preparándose. Obviamente también iría Jun, qué remedio. Superarle siempre fue su ambición, ya que destacaba mucho más y no solía tener rival. En el fondo lo admiraba, aunque nunca lo reconocería por orgullo. Entró dentro del ferry que le llevaría a isla de Marado. Echó un vistazo a su billete y se sentó en el lugar que le correspondía, y mientras que el barco zarpaba o no sacó su consola portátil para jugar y así matar el tiempo. Al cabo de unos minutos alguien se sentó a su lado. Inconscientemente miró y se sorprendió. Sin querer soltó un suspiro: era Jun.

-Vaya, no te alegres tanto de verme, ¿eh? -dijo el mayor en respuesta por ese gesto descortés.

-No sé qué esperas, no me libro de ti -contestó volviendo la vista a la pantalla de su consola.

-¿Tan mal te caigo? -preguntó alzando una ceja.

-No es que me caigas mal, pero tampoco es que me hayas dado oportunidad a que me acerque a ti -No apartó la mirada de la pantalla mientras hablaba.

EL NAUFRAGIO DE SEVENTEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora