(P)refacio

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1 es igual al cien por ciento de probabilidad de que algo suceda.

Seungkwan vive constantemente alterado, y no, los 450 mililitros de café que toma a diario no tienen nada que ver.

Seungkwan sufre estrés por sus clases, sus exámenes, sus tareas, su familia, y hasta por no sentir estrés, se estreza.

Es normal verlo correr de aquí para allá por la Facultad para llegar a tiempo a su siguiente clase; comer solo en la cafetería, comiendo con la mano izquierda y haciendo la tarea con la derecha; durmiendo a altas horas de la madrugada y descansar alrededor de tres horas en promedio.

Pero no hay que confundirse. Seungkwan no es el chico nerd de las perfectas calificaciones, ni el que los profesores ubican, o el que recibe el bullying de los demás.

En pocas palabras, Seungkwan es un universitario promedio.

No era tan malo como parece. De hecho, es uno de esos sufrimientos que, de alguna manera, se disfruta.

A veces.

Porque existen días como hoy, en los que Boo Seungkwan odia a todo el mundo. Cuando no terminó su tarea, su examen de álgebra fue una decepción, durmió una hora y su cabello es un desastre.

El muchacho de cabello teñido de rubio camina arrastrando los pies y con la mirada clavada en el suelo. Baja las escaleras del tercer piso del edificio P. Su día por fin ha terminado y el tráfico de vuelta a casa es el último contrincante que le espera.

La probabilidad, tal vez, podría ser una sistematización de las coincidencias. Las coincidencias son la unidad fundamental del destino.

Problema uno; un chico, sonriente y de actitud relajada, baja incorrectamente las escaleras —de espaldas, para ser precisos— mientras habla con otros tres muchachos.
A) Seungkwan camina con el cuerpo relajado.
B) El desconocido tropieza con Seungkwan.

¡Crack!

Seungkwan odia la anatomía. Porque nunca se aprendió los doscientos y tantos huesos del cuerpo, y ni hablar de los músculos y órganos.

Pero, si los supiera, podría decir con exactitud qué y dónde le duele más. Sin embargo, no lo sabe. Así que en términos generales, diremos que Seungkwan se sentía de la verga.

Cayó y rodó por alrededor de seis escalones con la gracia de un pato bailando.

Y cuando siente el singular ardor y el insufrible dolor sobre su pierna derecha, las demás dolencias de su cuerpo dejan de importar un poco.

— ¡Mierda! —Gime entre lágrimas, aún tumbado en el suelo.

— ¡¿Estás bien?! —Escuchó la voz del desconocido culpable.

Sabes que alguien es estúpido cuando, después de ver a una persona caer por las escaleras, la sangre y un hueso sobresaliendo de la piel, se le ocurre preguntar "¿Estás bien?".

Lamentablemente para Seungkwan, ese idiota es el responsable de la siguiente historia.

Pierna Rota. [VerKwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora