(e^x)scaleras

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Euler es la base de los logaritmos naturales.

Las personas no apreciamos las sencillas acciones en la vida hasta que nos son arrebatadas, eso es un hecho.

Seungkwan lo aprende a la mala.

La vida es llevadera aún sin la pierna derecha, y existe el lado positivo incluso en esta situación. Por ejemplo, si llegaba tarde, su retraso era justificable; siempre tenía un asiento al frente de la clase; y no tenía que hacer fila para la cafetería.

Pero, como a todo cargo corresponde un abono, Seungkwan también sufría las implicaciones de no contar con una extremidad tan fundamental. El subir las escaleras de su edificio era la perfecta ejemplificación, y ni hablar de lo molestas que eran las estorbosas muletas.

Después de sus clases diarias, un sujeto llamado Chwe Hansol lo espera afuera de su salón. Con una sonrisa relajada le saluda y le ofrece cargar su pesado bolso. Seungkwan acepta, más por hacer sufrir al contrario que por sentirse aliviado.

Ambos caminan hasta la parada de autobuses y tres paraderos hacia el norte de la universidad, bajan frente al condominio donde Seungkwan vive.

Cuando el portal que da a la calle es abierto por el rubio, éste se despide, sin mucho ánimo, del azabache.

— ¿En serio no quieres que te ayude a subir? —Hansol pregunta un miércoles.

Kwan abre un poco los ojos y niega rápidamente con la cabeza.

— Estoy bien... —el rubio toma su bolso de las manos del azabache y como puede lo acomoda a sus espaldas.

Ciertamente, subir los dos pisos de su edificio (sin elevador) es un reto mortal, pero Seungkwan ha desarrollado una teoría.

Proposición. "Entre más tiempo paso junto a Hansol, más cosas malas suceden".

Demostración. Una pierna rota y una quemadura.

Y prefería evitar rodar por las escaleras (una vez más) comprobando su hipótesis.

Pero es viernes, y la pierna le ha punzado durante todo el día; hace calor y su espalda duele. Lo último que Boo Seungkwan quiere es hacer malabares subiendo las escaleras.

Así que cuando la habitual pregunta diaria llega...

— ¿Quieres que te ayude a subir?

El rubio da un suspiro y responde:

— Sí.

Hansol, quien ya se encontraba prácticamente dando la media vuelta, se detiene sorprendido y abre un poco más sus casi redondos ojos claros.

Asiente y estira una mano, pidiendo silenciosamente la mochila que el contrario lleva a cuestas.

Seungkwan vuelve a respirar profundo y acata la orden del azabache. Ambos entran por el estrecho portan del edificio y se mueven hasta el inicio de las escaleras.

— Dame esas. —Hansol toma las muletas sin esperar a que el rubio se las conceda, sosteniéndolas con la mano izquierda—. Aquí —palmea por encima de sus hombros.

Pierna Rota. [VerKwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora