Pierna Rota. [VerKwan]

(i)ntriga

Un número imaginario es un número complejo cuya parte real es igual a cero.

Conocer a una persona lleva tiempo.

Me corrijo. Conocer verdaderamente a una persona lleva tiempo.

Al conocer a una persona, solemos mostrar la mejor versión de uno, la falsa versión. No te sientas mal o hipócrita al admitirlo. Todos lo hacemos. Es natural. Nos toma tiempo sacar el cobre.

No es que Seungkwan desconfíe de Hansol, simplemente lleva apenas un mes y medio con su extraña no-relación. Por eso se reserva tanto ante la máquina de interminables preguntas que es Chwe Hansol.

Mas el azabache parece no entender la indirecta de "no te contaré nada de mi" que Seungkwan le da.

Por eso, por las tardes, después de ayudar a Seungkwan a subir las escaleras y entrometerse sin permiso al departamento del rubio, Hansol pasa algunas horas observando al mayor y preguntando la misma cosa cada cierto tiempo:

— ¿En serio tienes novio?

Seungkwan baja el libro de pasta gruesa y gira la cabeza a la derecha, donde sentado junto a él en el sofá se encuentra su mascota-... Hansol.

El rubio enarca una ceja y chista con la boca. El contrario había hecho exactamente la misma pregunta desde el día que el mayor lo confesó accidentalmente.

— Sí.

— No te creo.

— No es mi problema —concluye, volviendo la vista a su denso libro.

— ¿Por qué no lo conozco? —Dice el azabache, cruzándose de brazos.

— Porqué habrías de conocerlo.

— Si tienes novio, ¿por qué no está aquí cuando tienes una pierna rota?

El rubio cierra precipitadamente su libro y lo deja sobre su regazo, con las mejillas ligeramente ruborizadas por el enfado y la vergüenza.

— Él vive lejos de aquí —responde malhumorado.

— ¿Y por qué no te llama entonces?

— Porque no le he dicho lo que sucedió.

— ¿Por qué? —Hansol ladea ligeramente la cabeza.

— Porque es de los idiotas que vendrían corriendo hasta acá por algo tan simple. No pienso molestarlo.

— ¿Si es algo tan simple, por qué te tengo que cuidar? —Se cruza de brazos.

— Porque fue tu culpa.

El azabache rueda los ojos. Cuando Senungkwan cree que por fin ha conseguido callar al menor, la voz relajada de Hansol se escucha una vez más.

— ¿Cómo se llama? 

Seungkwan frunce el ceño.

— Seokmin.

Hansol abre los ojos con sorpresa.