La mujer más feliz del mundo

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Christian

Llegamos a casa y muy saber que de a poco se va recuperando Ana, eso es muy esperanzador para ambos -los niños no dejan le ayude a su mama por qué ellos ya están corriendo para ayudarla- hago como puedo para poner un brazo en la cintura de Ana.

—¿Mamá como te sientes? ¿Ya te podemos abrazar fuerte, fuerte, fuerte? —dice mi pequeño Teddy.

—Amores ustedes me pueden dar los abrazos más grandes y fuertes que hay en la tierra —dice Ana muy tranquilamente.

Me volteo viéndola con la ceja levantada —si no fuera por qué están nuestros hijos presentes le diría que no le diga mentiras a nuestros hijos— pero como padre tengo que hacer que ellos no se den cuenta de lo que realmente le está pasando a su madre.

—Buenas tardes señor y señora Grey —dice Gail en la entra de la casa.

—Hola señora Taylor —digo con el mismo tono que utilizó con Taylor, siento un apretón en mi hombro.

—Hola Gail y por favor no me llames así sabes que prefiero que me digan Ana, estamos en confianza —dice Ana, y eso es una indirectas hacia mi.

—Luego hablamos señora Grey —hago énfasis en nuestro apellido.

Los niños se acercan a Gail y Teddy le tira de pantalón para que le haga caso, ellos le hacen un acentimiento con la cabeza y ella hace un pequeño si con su cabeza.

—Seño... —ella no termina de decirlo por qué Ana la está viendo con una ceja levantada—. Ana, lo chicos y yo estuvimos haciendo un sorpresa para ti.

—De verdad —dice Ana emocionada—, y ¿cuál es?

—Tu favoito mamá.

—No, me hicieron pastel de zarzamora —asentimiento ellos dos con una gran sonrisa—. Bueno me gustaría probarlo, pero antes su papá me tiene que llevar al jardín.

—Estás seguro amor —le digo cerca del oída para que los niños no lo oigan.

—Estoy muy segura —dice ella fuerte y con mucha seguridad.

—De acuerdo pero esto lo haremos a mi manera —le digo.

—A que te... —me inclino a sus pierna a ya alzó en brazos.

—Así es como quiero llevarla señora Grey.

—Otra vez con eso Christian no revivamos una pelea que ya sabemos de qué lado estaré yo solo para que tú sientas que eres súper amado.

—Eso es lo único que quiero escuchar.

—¿Qué cosa?

—Que me amas como ha nadie.

—Bueno, señor Grey en eso está usted mal por qué hay dos que digo dos cuadros personas más a las que quiero de la misma manera —dejo ha Ana en la silla que están en la terraza.

—Oh si como me pude hacer olvido amas a tus padres y los mis como me puede olvida —le hago un guiño para que ella sepa que se de quién está hablando.

—No —dice Ana.

—Ah no, haber déjame lo pienso -le digo acaríciando mi barbilla.

—Shh —veo que Ana le hace un gesto a nuestros hijos para que ellos no digan nada solo oigo sus risas.

—A tus amigos —le digo ella pone la manos en puños en su cintura y hace un gesto muy divertido, negando con la cabeza.

—Tal vez —digo pidiendo un pie atrás—, sólo tal vez puede que ames a estos dos pequeños —digo sorprendiendo a mis hijos agradando a los dos en mis brazos y pantano les un beso en cada mejilla.

—Papi nos haces cosquillas —dice Teddy.

—Si nos haces cosquielllas —dice Phoebe, escuchar eso de ella me hincha el pecho escucharla hablar después de lo que le pasó a su mamá eso me pone como loco.

—Eso es lo que quiero ver todos los días —dice Ana, yo me quedo confundido-, verlos así como están me hacen la mujer más feliz del mundo.

Me acerco a ella y la beso.

—No sabes lo bien que me gusta que lo digas —le doy un pequeño beso.

Gail llega con una bandeja y la deja en la mesa poniendo los patos enfrente de cada uno pero ella ve que tengo a mis hijos en brazos así que deja sus platos a cada lado del mío.

—Gustan ¿café o té? —dice Gail.

—Té —dice Ana con una sonrisa.

—Café para mi y un jugo de naranja para estos dos pequeños.

—Se los traigo en seguida.

Pasamos la tarde en el jardín Ana y yo viendo cómo juegan nuestros hijos ya cuando se pone el sol decidimos entrar.

—No olviden de cepillarse los dientes.

—No mami —dice Teddy.

Ellos suben con ayuda de Gail para preparase para dormir.

—Amos necesito que me ayudes con comprar unas cosas —dice Ana en el sillón.

—¿Para?

—Para que me puedas ayudar con mi rehabilitación, ah y aquí dice que por a necesitan un soporte —dice ella dándole vuelta al tríptico.

—¿Unas muletas?

—No, muletas no si ya de por sí me cuesta agacharme ahora imagínate con muletas, no yo estaba pensando en un bastón un con el que me sienta segura de usarlo.

—De acuerdo mañana vamos a una tienda de ortopedia para pedir unos bastiones por si llegas a dejarlo en algún lado.

—Eso me gustaría mucho, ven amor —dice ella extendiendo su mano en mi dirección.

Me encanta verla así feliz y despreocupada, me acerco a ella y le dejó un beso en la boca.

—Mmmm, me encanta estos días —dice ella poniendo su mano derecha en mi mejilla.

—Y a mí me encanta todos los días con ustedes —le digo poniendo mi mano izquierda en su vientre—, te juro que no aguanto para poder tener a estos dos en mis brazos —me inclino y le doy un beso en el vientre.

—Yo estoy igual no aguanto quiero ya tenerlos conmigo.

—Y esta vez sí me vas a hacer caso verdad no lo vas a dudar ni por un minuto.

—No te juro después de lo del accidente, tengo entendido que el embarazo de Teddy fue menos ajetreado que este —dice ella más agitando su vientre.

—Ahora quiero y lo digo enserio Ana si te dicen que tomes las cosas con calma tómalas con calma, si te dice trabajes menos vas a tener que trabajar menos —ella hace un gesto de desconcierto—, lo digo en serio amor quiero que tú y ellos o ellas se sientan bien, no quiero que tengas exaltaciones o malos momentos si te llega a pasar algo quiero ser el primero en saberlo amor por favor.

—Vaya es el discurso más largo que me has dicho desde que pasó lo que pasó hace dos años amor, te juro que nada, pero nada me va a pasar y entiendo con lo que me dices.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2017 ⏰

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