namjoon entró al lugar que no dejaba de visitar los últimos meses. llevaba consigo un ramo de flores para decorar el lugar en donde se encontraba la persona que más amaba. el viento soplaba fuertemente, y parecía que en cualquier momento llovería. sin embargo namjoon no postergó su visita.
llegó a la tumba, se agachó y delineó con sus dedos las letras talladas en el mármol negro. ¿quién diría que las cosas terminarían así para él y su bebé?
aún recordaba el infierno que se le vino encima cuando le otorgaron el certificado médico de causa de defunción. “kim seok jin. hora de muerte: 9:35 p.m. causa: insuficiencia cardíaca.”
sin duda alguna, nunca podría olvidar aquél momento. todo iba tan bien, llevaban dos felices años de noviazgo, sin embargo todos los síntomas que seokjin había tenido tiempo atrás regresaron, multiplicándose mil veces peor. jin fue matándose lentamente. dejó de comer, incluso de beber algo tan importante para cualquier ser humano como el agua. lo único que hacía es llorar y llorar sin cesar. su familia y namjoon intentaron llevarlo con todos los psicólogos, psiquiatras y médicos posibles, sin embargo nada mejoraba; seokjin seguía igual que siempre. hasta que su cuerpo no podía soportar el estado en el que se encontraba. su corazón al dejar de recibir los elementos básicos para funcionar dejó de bombear sangre. causando el fallecimiento de seokjin.
—te extraño mucho —suspiró el castaño, dejando las flores en su lugar—. me haces falta, jin, mucha falta. pero intento seguir por la promesa que te hice.
namjoon sufrió mucho luego de la muerte del pelirosa, había entrado en depresión y tuvo que, literalmente, internarse con un psicólogo.
“prométe que seguirás sin mí, namjoonnie. prométemelo.” estaba consciente que tenía toda una vida por delante, sin embargo era tan difícil seguir cuando la persona que más amas partió de tu lado.
una lágrima rodó por la mejilla del castaño, recordando los felices momentos que tuvieron en su noviazgo. sacó una pequeña caja de color morado con algunas decoraciones pegadas a ella.
—mira lo que encontré —sonrió amargamente—. aquí están todas las fotos que sacaste... aún recuerdo cuando me dijiste que se la mostrarías a nuestros hijos.
ciertamente, dentro de aquella caja estaban todas las fotos que seokjin había sacado con su cámara polaroid. muchas de ellas eran tomadas hacia árboles, flores, el cielo, paisajes. pero la mayoría eran algunas que jin le había tomado a namjoon o viceversa. inclusive las que se tomaron juntos.
—espero que no te moleste que haya hecho una copia de algunas, pero realmente me gustaban —musitó al dejar la pequeña caja junto a las flores sobre aquél mármol negro.
namjoon había estado intentando salir de su condición en los últimos meses, le habían hecho entender que era muy joven como para quedarse estancado por esto. fue algo que impactó demasiado, pero namjoon podría superarlo. sin embargo a veces el recuerdo era simplemente fuerte. namjoon extrañaba ver la sonrisa de jin, necesitaba oír su risa y su voz. necesitaba oler el perfume a lavandas que siempre tenía, ese olor que tanto lo identificaba. extrañaba verlo usando la ropa color rosa que tanto le gustaba, y que tan bien le quedaba. namjoon lloró al recordar tantas cosas bonitas, realmente lo extrañaba.
antes solía sentir aquél cariño incondicional que lo abrazaba y aquél amor que se metía en sus venas hasta llenar lo más profundo de su ser. namjoon debía encontrar un motivo por el cual seguir; antes vivía para hacer feliz a seokjin, pero ahora simplemente todo se había esfumado. era como si todo hubiera perdido su sentido. el mundo seguía girando y las horas iban pasando, sin embargo namjoon sentía que nada cambiaba y nada lo llenaba. seokjin era su complemento, y ahora que lo perdió, todo murió junto con su recuerdo.
