Capítulo 1

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Se coloca unos tacos acompañado de un vestido a flores que le llegaban a las rodillas, más abajo. Adoraba aquella prenda, puesto que se lo colocaba a cada entrevista de trabajo que iba, solamente cambiando de zapatos. 


— Wow, qué guapa estás. ¿Me pasas tu número? — Dice Olympia, su amiga, tras su espalda. Tenía en sus manos unas revistas de moda apiladas, las llevaba en dirección hacia el mueble dónde se hallaba infinitos libros de preparatoria. Luego de depositar aquellos libros en su respectivo lugar, vuelve a dónde estaba Nyla frente al espejo. Le mira y corre su cabello hacia atrás, para mirarle con mejor detenimiento. — Y eso sería algo que ningún hombre te diría, Ny. Pareces una virgen. 

— Cierra la boca.

— ¿Qué coño con ese vestido, mujer?

— Que la cierres. — Rueda los ojos y vuelve a acomodar su cabello a un costado. Este era ondulado, y oscuro como la noche. Era una mujer guapa que por desgracia, su vestimenta la hacía parecer una friki recién notando su orientación sexual. Pero para ella, era decente ya que no tenía idea de qué tipo de entrevista y trabajo se vería afectada. Olympia asiente, queriéndose matar a carcajadas. Pero estaba consiente de que su amiga era de esas tías que no le importaba lo que los demás dirían en cuanto a su apariencia física. Sabía más que nadie que detrás de toda niña de diez años, se reflejaba una mujer madura de veintidós años y bastante independiente. Como ella. Por algo se encontraban viviendo en el mismo departamento y con el mismo ideal; conseguir trabajo, un amante, y vivir la puta vida.

Nyla suspira y retoca su maquillaje natural por última vez para estar lista. Se da media vuelta en busca de su bolso y las llaves de la casa.

— Si no vuelvo en dos horas, probablemente me eché a orinar. — Por primera vez, la morena sonríe. Y su amiga hace lo mismo, dándole un abrazo gratificante. — No creo que tarde tanto si me va pésimo, pero si lo hago, espérame con una rebanada de pizza. De esas que me gustan.

— Sin duda, y tal vez con algún chico... — Bromea de manera divertida, y Nyla no hace más que reír junto a ella. Adoraba a esa mujer y siempre estaba para lo que necesitaba. Le desea suerte y ella asiente para dejarla sola en la habitación. Estaba nerviosa y era una señal para echar a correr o terminar lo que ni siquiera había empezado. 



Nyla observa que mientras más cerca del paradero estaba, más lujoso se volvía el vecindario. Le resultaba extraño tanta seguridad que empezaba de una propiedad a otra. Y no hablaba de una común, sino más bien de mansiones y casas quintas. En dónde se depositaba grandes estancias de tres pisos y piscinas. El hotel que buscaba se encontraba a más de una esquina, ya que anteriormente había preguntado en dónde se depositaba ésta. Se sorprende también por la cantidad de personas que rondaban, bastante arreglados tan solo para ir a comprar y uno que otro señor con traje y mujeres fácilmente arregladas como prostitutas. Ella traga en seco, sintiéndose pequeña y una completa perdedora.

Se topa con el gran cartel del dichoso lugar. "Motel BJ" se depositaba escrito. Justamente como había leído en el periódico. Se acerca con cuidado y al entrar en recepción, un señor de avanzada edad le mira y con una sonrisa forzosa, se hace a un lado del mostrador para presentarse. El mencionado vestía con un traje formal negro, y ella pensaba el por qué tanto formalismo para un trabajo como este. Le devuelve la sonrisa de la misma manera.

— Bienvenida al BJ Motel. Me llamo Gabriel y soy el recepcionista. ¿Qué puedo hacer por usted? — Comenta con cortesía el hombre, teniendo ambas de sus manos detrás de su espalda.

Caníbal © (+18) EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora