Quiero volver a casa

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Ese día el doctor de Stiles le dijo que estaba con depresión, lo cual no era bueno, y a su padre le preocupaba, incluso preguntó si podían aumentar la dosis del medicamento, pero a Stiles le traía sin cuidado, a esas alturas de su corta existencia poco le jodía una depresión, era simplemente uno de los efectos colaterales de estar muriéndose.

Una sola palabra lo resumía todo. Cáncer. Y para más mala suerte en el cerebro.

Se lo detectaron cuando tenía doce años, hasta ese entonces nadie se había dado cuenta de los otros síntomas. La vida a veces podía ser muy puñetera con uno, pues a los doce años uno solo piensa en salir temprano para ir a jugar a la casa de tu mejor amigo, o en cómo decirle a tu papá que te echaron de arte por ponerte a tirar pintura, o como confesarte a Lydia Martin la chica más bonita de Beacon Hill, esas son tus preocupaciones, no una masa cancerosa que crece en tu cerebro, pero así era.

Durante esos cinco años que llevaba combatiendo el cáncer, prácticamente vivía en el hospital, porque su tratamiento era tan costoso que su padre no podía darse el lujo de dejar su trabajo para cuidarle, por mucho que él quisiera (hasta se lo había dicho) pero Stiles prefería que ocupara su cabeza en otras cosas que, en su agotado y canceroso hijo más por sanidad mental, no le gustaba pensar en que sería de su padre cuando él ya no estuviera.

Por lo difícil de su enfermedad tuvo que dejar el colegio, así que estudiaba por su cuenta, no por un futuro ni una universidad sino más para matar el tiempo y no al revés. Pero esa era la verdad hace más de un año que Stiles había perdido sus ganas de seguir luchando, estaba cansado y no mejoraba, incluso sentía que enfermaba cada vez más. Así que ese día por la tarde cuando su papá se daba unas pequeñas arrancadas de su trabajo para ir a verle le dijo.

- Quiero irme a casa, papá- confesó Stiles. Estaba recostado en su cama con una intravenosa en su brazo, y su papá sentado en un borde de esta.

- Lo se hijo, pero aquí pueden darte atención las veinticuatro horas, aquí estas cuidado- explico con voz suave y cansada.

- No lo dudo papá, todos me tratan muy bien incluso la cocinera me da doble ración de jalea-rio bajito, pero se transformó en una tos que le hizo incorporarse para poder vomitar en el pote de plástico que le tendió su padre, que le sobaba la espalda aliviándole. – qué asco.

- Tranquilo, falta media hora para tu nueva dosis.

- No la quiero-replicó, débil.

- Stiles.

- Quiero irme a casa.

Su padre lo miró con tristeza contenida, aguantando las ganas de llorar frente a su hijo. Ese turno en la noche fue tranquilo, sin ninguna llamada de emergencia, así que pudo desahogarse llorando en su oficina. Su hijo se estaba muriendo y no podía hacer nada. En su escritorio tenía una fotografía de él con Stiles en el lago, unos años antes de que enfermara, como se arrepentía de no haber hecho más cosas con él, todo por su trabajo, suspendió salidas a la playa o al parque por su puñetero trabajo y ahora que su hijo se iba cada vez más lejos, seguía igual encadenado a su trabajo.

Sollozaba en silencio, sin percatarse que su segunda mano, el oficial Derek Hale lo estaba escuchando. El moreno sabía que el Sheriff tenía un hijo enfermo, podía sentir el aroma a medicamentos, tristeza y depresión impregnada en el hombre, a veces esos aromas le revolvían el estómago y hacia que su lobo se revolviera inquieto en su pecho.

Cuando llegó a la estación y conoció al Sheriff, pudo oler el aroma a cáncer sobre él, al principio lo confundió y pensó que era John el enfermo, pero el tiempo que pasaban juntos en la comisaría el mismo fue revelándole cosas a Derek sobre su hijo enfermo. Derek quiso hacer algo por el niño, apenas tenía catorce en ese entonces y le pidió ayuda a su hermana, que era el Alpha, pero en la noche cuando se metieron al cuarto de hospital de Stiles, Laura no necesito mucho tiempo para darse cuenta que no serviría de nada, el pequeño estaba demasiado enfermo no resistiría la mordida, solo aceleraría el proceso.

Después de eso Derek no volvió a ver a Stiles, sentía en el fondo que él había fallado a John y al chico, por mucho que apenas si tuvieran una relación de compañerismo en el trabajo era inevitable no encariñarse con ese hombre de mirada cansada y triste, sobre todo por su situación, incluso con el tiempo que llevaba trabajando allí se dio cuenta que todos los que trabajaban ahí cuidaban a su manera al Sheriff. Una de ellos era Tara, una policía que antes de que Stiles enfermara ayudaba al chico con sus tareas de matemáticas, ahora cada vez que podía iba a visitarlo al hospital y le llevaba regalos al igual que García otro oficial regordete que quería al pequeño. Parrish un ex miembro de la milicia se turnaban con Derek para ayudar al Sheriff secretamente quitándole trabajo de encima para que tuviera más tiempo con su hijo. Esas eran algunas de las cosas que hacían por ellos.

Derek podía sentir la desesperación, la angustia, la pena que emitía el hombre al estar perdiendo a su única familia. Su lobo se movía inquieto en su interior. El moreno suspiro, se iba a repetir por eso. Toco la puerta tres veces y entró.

- Derek -dijo John limpiándose rápidamente las lágrimas. - ¿ocurre algo?

- No Sheriff, hoy las cosas están tranquilas.

- Bien ¿necesitas algo?

- No, emm... -realmente no sabía cómo formular la pregunta. - ¿Cómo está su hijo?

Por un momento sintió que la había cagado, pues vio como el hombre por poco se desmorona, pero suspiro cansado y se masajeo las sienes.

- Enfermo, cada día más enfermo- dijo con voz rota. – ya las quimioterapias no le ayudan, lo debilitan más... siento...siento que se me va de las manos Derek.

El moreno no sabía que decirle, pues no había forma de reconfortarle, lo sabía por experiencia perder a un ser amado era lo más duro, y nada de lo que te digan ayuda a aliviar la pena que siente el alma. Así que solo se acercó al mayor y puso una mano en su hombro, apretándole suavemente.

- ¿sabes lo que me dijo hoy? Dijo que quería volver a casa, pero en el fondo yo sé que significa eso, es la forma sutil y compasiva que tienes Stiles de decirme que ya está cansado, que ya no quiere seguir viviendo ¿y quién soy yo para negarle eso? Desde que enfermo solo ha vivido con dolor, está sufriendo Derek – sollozo, apoyando sus codos en las rodillas y cubriéndose la cara con sus manos. – dejarlo ir es lo mínimo que puedo hacer, pero no puedo dejarlo en casa solo, podría quedarme en las horas libres cuidándolo, pasando lo que me queda de tiempo con él, pero no puedo dejar mi puesto ¿Qué me quedara cuando él se vaya? Y necesitamos la paga...

- Yo podría quedarme con él, el tiempo que usted este afuera John- esa era la primera vez que Derek llamaba al mayor por su nombre.

- No Derek, no. Es demasiado, tú con Parrish ya hacen mucho quitándome peso de encima, no crean que no me di cuenta.

- Es lo mínimo que podemos hacer, y no molesta. Así usted podrá cumplir las horas necesarias para luego pueda tirar una licencia y poder estar con su hijo sin problemas.

- No Derek no lo sé... -susurro conmocionado.

- Háblelo con su hijo, y me dice. John recuerde que no está solo, ni usted ni Stiles.

- Gracias hijo, gracias.

Al día siguiente Stiles abandonó el hospital, y fue instado en su cuarto, con los implementos necesarios para su cuidado. Después de mucho tiempo el Sheriff vio a su hijo descansar tranquilo.


holis!!! lo se, lo se soy una perra maldita por hacer a Stiles sufrir y al pobre papi sheriff ;-;

espero que les haya gustado el primer cap, básicamente la historia se me ocurrio escuchando el tema que deje arriba, si ven el video se daran cuenta que no tiene nada que ver pero ñe, es un lindo tema. Voy a actualizar seguido por cualquier cosa avisare así que besos. ¡Dejen sus comentarios o estrellitas! ya saben que respondo a todo comentario que mandan. 

10 cosas que hacer antes de morir //STEREK//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora