Elizabeth.

CAPÍTULO 7.

Capítulo 7.

Me tomó varios segundos comprender. Daniel estaba ayudando a Nathaniel. Todo se estaba jodiendo por su culpa. Respiré con dificultad y dejé que la rabia se apoderara de mí.

-¿Por qué Daniel ha estado entonces en mi sueño?-pregunté con ira.-Parecía que quería ayudarme...

-No lo sé.- dijo fríamente Ethan.-Pero he sido yo quien te ha salvado, pude sentir cómo te alterabas, pude sentir el peligro que corrías...pude sentir la muerte acorralándote.-dijo suspirando y pasando con desespero su mano por su rostro mientras miraba el suelo. -Solo sé que si hubiera tardado más...no estarías precisamente despierta en este momento.

-Ethan...-susurré apenas audible. Puse mi mano derecha en su mejilla y levanté su rostro haciendo que quedara cercano al mío.

Su mirada se dirigió a mis labios y sonrío levemente. Esa sonrisa que puede rearmar cualquier corazón, que se apodera de ti; de tu mente, de tus sueños, de tus latidos. Mordí levemente mis labios y me pregunté si sentía algo por él o simplemente era la conexión entre nuestras almas. Desplacé lentamente mi mano hasta la parte posterior de su cuello dejando caricias tras sí. Acorté la distancia entre nosotros y cerré mis ojos. Dejando que nuestras narices se tocaran, sintiendo la respiración del otro, nuestros alientos eran uno solo pero ninguno de los dos se atrevía a unir completamente los labios que yacían rosándose.

-Ven aquí.-dijo Ethan y en un ágil movimiento me agarró de la cadera y me puso sobre su regazo; una pierna a cada lado de su cadera. Lo miré directo a los ojos. Esos hermosos ojos grises que comenzaban a volverme loca.- Todo va a estar bien, Elizabeth. Hablaremos con tus padres y te darás cuenta que están bien.- dijo mientras llevaba mis manos a su cuello y ponía las suyas en mi espalda bajo la camisa.

No espere un segundo más y pegué nuestros labios. Varios recuerdos comenzaron a pasar por mi mente mientras nuestras lenguas bailaban y disfrutábamos lentamente de un beso que sin darme cuenta, añoraba desde hace un tiempo.

Me pegué más a su pecho y él bajó sus manos a mi trasero antes de apretarlo. Bajó su boca hasta mi cuello y jadeé un poco. Su tacto era como paz en medio de una tormenta. Por un momento olvidé lo desastroso que de repente todo se había vuelto y me dejé llevar por la cercanía de nuestros cuerpos que emitía electricidad, fuego puro y ardiente.

Entre varios pensamientos, por un momento vino a mi mente el recuerdo del beso con Daniel. Ethan se alejó agresivamente de mi rostro y frunció sus cejas. Me miró mal y delicadamente me puso en el sofá. Frunció sus labios y aclaró su garganta haciéndome volver de golpe a la realidad. No entendía qué había sucedido.

-¿Qué ha pasado?- pregunté con un poco de preocupación.

-Ja.-dijo como haciendo una mueca de desagrado mirándome con acusación como si ya supiese qué sucedía.- Cuando ambos compartimos una misma emoción, en este caso la fogosidad, y nuestros cuerpos están relativamente cerca, comenzamos a compartir algunos pensamientos. Si te concentras, lo notarás-hizo una pausa con inconformidad en su rostro- Pensaste en tu beso con Daniel y...-no terminó de hablar.

-¿Por qué tú sientes más cosas que yo?- dije sin saber qué decir por mi entrometido pensamiento.-Digo...sabes cómo puedo estar sintiéndome, ahora al parecer puedes ver qué pienso de alguna manera, pero yo no puedo hacerlo igual a ti...

-Elizabeth, hace menos de 24 horas has activado tu capacidad de sentir como otros no pueden; tendrás que aprender a sentirme, puedo enseñarte. Digamos que tengo muchísima más experiencia.

-¿Cómo lo has activado?- pregunté acercándome a él a lo que Ethan reaccionó alejándose.

-Pues caminé dentro Belmont High y te vi.- dijo y sonrío casi imperceptiblemente.- Has causado más reacciones en mí que solo cosas allí abajo.-dijo y señaló su entrepierna. Reí y lo golpeé amistosamente en el hombro.