El sexo.

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Sé recomienda escuchar "Only you" de Ellie Goulding mientras se lee.

Esta parte tiene contenido explícito y no es necesario leerla para proseguir con la historia principal.

(P.O.V Ron)

Entramos a mi departamento, estábamos hasta la madre de ebrios, cerré la puerta e inmediatamente después de eso comencé a besarlo, tan fuerte y tan rápido, tan suave y tan despacio como me dio la gana, lo tomé de la cintura y lo llevé a mi cuarto, sin despegar mis labios de los suyos... Lo tiré a mi cama y comencé a besarlo más intensamente, ¡MIERDA, KENNY, CÓMO ME PRENDES!

Lo jalé del cabello mientras comenzaba a besar y a lamer su lindo y delgado cuello, rápidamente le quité la playera y me quité la mía, las cuáles aventé al piso, y sin pensar seguí besándolo y haciéndolo más mío a cada instante. Bajaba cada vez más mis besos por su pecho, sus pezones, su abdomen, su ombligo hasta llegar al botón de su pantalón, él decía mi nombre entre gemidos, cada "R-Ron" me encendía más y me provocaba más.

Me puse de rodillas en la cama y subí sus piernas para quitarle poco a poco el pantalón, los tenis y los calcetines, para después quitarme los míos.

Me agaché para besarlo, mientras acariciaba su cabello y los masturbaba sobre su bóxer, su pene estaba tan erecto como el mío, me prendía... me prende mucho pensar en él de esa manera.

Seguí besando su pecho y él no dejaba de retorcerse de placer. Ya no podía aguantar más, y yo sabía que él tampoco, le quité y me quité el bóxer y comencé a chupar lentamente su pene, me lo metí todo a la boca para saborearlo y tener más cerca a Kenny, después de un rato me levanté y puse el mío en su cara, y sin preguntar, y sin decir nada, él comenzó a darme la mejor mamada que me han dado en la vida, gemí como loco, lo jalaba del cabello y eso le gustaba.

Sentía que iba a explotar, me quité de ahí, me paré de la cama, tomé sus piernas para levantarlas y comenzar a hacerle un tremendo rim-job, le separaba las nalgas para que mi lengua cubriera lo más posible, lo escuchaba gemir mientras sentía mi lengua en su ano y se masturbaba. Comencé a dilatarlo con mis dedos, se los metía uno a uno.

Me miró y me dijo "Ron... cógeme...", esas palabras encendieron cada luz en mi cuerpo y no pude decir no, lo tomé de la cintura para acercarlo a la orilla de la cama, me puse un condón que había guardado esa misma mañana en un cajón, puse sus piernas en mis hombros y comencé a pasar la punta de mi pene por su ano y sus nalgas, el casi gritaba de placer y desesperación, me gritó "¡YA MÉTEMELA, CARAJO!", así que eso hice, poco a poco comencé a penetrarlo, lo hice despacio porque sabía que podía lastimarlo, él se mordía los labios y se tapaba la cara, se notaba que dolía como el infierno, pero también podía ver que le encantaba...

Mi pene ya estaba todo adentro, así que comencé a cogérmelo despacio, me agaché para besarlo mientras sentía como su cuerpo se juntaba con el mío...

Ya unos minutos después, lo paré y lo apoyé contra la pared, donde comencé a embestirlo como una bestia, él gemía y gritaba que lo hiciera más duro, que así le gustaba y... que me quería.

Con una mano lo masturbaba y con otra le jalaba el cabello, otras veces lo sometía contra la cama y sujetaba sus dos manos y su cabello.

Me lo cogí contra la pared, contra la cama, contra el escritorio, contra todo lo que se me pusiera enfrente, y a él le encantaba.

Me acosté en la cama y dejé que él se sentara sobre mí pene y se moviera solo. Se movía mejor que cualquier chica con la que yo hubiera estado antes, se sentaba y se paraba, se movía para los lados, para atrás y enfrente, se lo sacaba completamente para después sentarse de repente.

Ya eran casi las 7 de la mañana, cuando, mientas lo masturbaba y lo penetraba, me dijo con una voz entrecortada "R-Ron... me... me voy a venir", y claro, yo también ya estaba a punto de hacerlo. Después de unos segundo él comenzó a gemir muy fuerte y su semen empezó a brotar a chorros de su pene, su ano comenzó a contraerse, aún con mi pene adentro, y eso hizo que me fuera inevitable correrme dentro de él, sentí, y él sintió mi semen tibio brotar.

Gemimos más fuerte que nunca, nos miramos a los ojos mientras disfrutábamos del punto máximo de nuestro sexo.

Nos comenzamos a besar, yo saqué mi pene y me quité el condón para tirarlo, él se limpió el semen y se quedó desnudo recostado.

Volví a la cama, los dos estábamos muy agitados y sudábamos mucho... nos tapé, lo abracé, le di un beso y me quedé profundamente dormido, aunque no antes de reflexionar un poco sobre lo que acababa de suceder.

Amo a Kenny.

Ron y Kenny: Una historia de amor moderno. / En edición -cancelada- /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora