Lejos.

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Se recomienda escuchar "Long & Lost" de Florence + the machine mientras se lee.

(P.O.V. Ron)

No recuerdo mucho de esa noche... me recuerdo corriendo por la calle, eran como las 12 p.m., no sabía a dónde iba, pero iba muy rápido, quería ir a todos lados menos de regreso a donde estaba.

Me detuve en una esquina y me puse a llorar, me tapé la boca para que nadie escuchara, aunque claro, las calles, las avenidas y los callejones estaban vacíos, éramos sólo yo y mi angustia. Pensé "¿Debo ir con Kenny?, ¿debo volver a mi departamento?, ¡¿A DÓNDE CARAJO VOY?!"

Caminé un rato, intentando calmarme, y entre la noche, la vi, y entré a esa cantina, ya algo vieja, a beber un poco, para calmar el dolor que sentía. Caminé entre la gente, había parejas, grupos de gente, personas solitarias sentadas en mesas para uno. Me acerqué a la barra para ordenar, me recargué, le di otro vistazo al lugar, y me di cuenta que se escuchaba de fondo una canción lenta, calmada y... triste... "¿Qué te puedo ofrecer?", escuché una voz llamarme, volteé a ver y era una mujer, más o menos de 30 años, ella era la barman. "Un vaso de ron, por favor.", contesté.

Bebí, y bebí hasta que mis problemas se ponían nublados y me costaba recordarlos. La mujer se me acercó y me preguntó "¿Mala noche?", reí un poco, una risa triste y cargada de miseria; "No recuerdo haberme sentido tan mal en toda mi vida", a lo que ella contestó "Calma, muchacho, 'shit happens'", reí fuerte, me hizo sentirme un poco más animado.

Esa noche me quedé hablando con ella, su nombre era... es Karla, tiene 35 años, así que no estaba tan lejos de adivinar su edad, tiene dos hijos de 20 y 23 años, es divorciada, lleva "3 malditos años de su vida trabajando en ese hoyo del infierno" y su banda favorita es Florence + the machine.

Salimos del bar, ya eran las 4:30 de la mañana, ambos estábamos muy ebrios. Me dijo que vivía cerca, y me invitó a ir a su departamento a seguir bebiendo y platicando, acepté.

Entramos a su edificio y luego a su departamento, era un lindo lugar, se veía que le gustaba tener cada cosa en su espacio y le ponía mucho empeño a su hogar.

Destapó otra botella de ron y me dijo, "A todo esto, no me has dicho tu nombre, muchacho.", me reí y le dije que me llamo Ron, ella casi escupe el trago y comenzó a reír, me preguntó "¿Cómo está mierda que bebemos?", y siguió riendo, yo no me había dado cuenta de eso hasta que ella lo mencionó, así que asentí y comencé a reír también.

Hablamos, hablamos y hablamos, de lo bello y lo sublime, del horror y del miedo, de la mierda y de la vida. Me platicó casi todas sus experiencias y sus problemas, su ex-esposo le había sido infiel, sus hijos se habían ido y nunca la visitaban, maldita vida de mierda, con sentimientos destrozados que llevaba ésta mujer... no tenía a nadie... seguimos platicando y mi mente se comenzó a oscurecer.

No sé en qué momento sucedió, no sé qué estábamos haciendo antes, no sabía nada, y entre pedazos de memoria recuerdo que estábamos cogiendo, me la llevé al cuarto, la desnudé y comencé a penetrarla como loco, como si quisiera saciar mi necesidad de un buen sexo, como si quisiera olvidar mis problemas... como si quisiera que me gustaran las mujeres.

Sudábamos mucho, ella gemía muy fuerte, lo cuál en realidad no me excitaba. Terminamos y me recosté en su cama... estábamos desnudos, y no hablamos por un buen rato, sólo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas.

Me volteó a ver y me dijo "Creo que ya es hora de que te vayas, muchacho, ya amaneció y no debes entretener aquí.", le dije que sí, me vestí y cuando iba caminando hacia la salida escuché que me dijo "Lucha por lo que quieres, si será, será, pero no te quedes con la duda, porque lo que pudo ser, no es... ah, y ven a visitarme de vez en cuando, no quiero estar sola." Me congelé por lo primero que dijo, yo no recuerdo haberle contado de Kenny... contesté con un nervioso "Lo haré, lo prometo" y salí del departamento y del edificio.

Tomé un taxi a mi hogar. Al llegar caminé sin mirar a otro lado a mi cuarto, me recosté, estaba muy cansado y quería dormir.

Recordé que había dejado mi celular, así que me levanté, fui a la sala y lo revisé y me di cuenta de que tenía 30 llamadas perdidas de los chicos, pero ninguna de él.

Escuché la voz de Kenny decir "¡Ron!"... pero sólo era mi mente somnolienta, él no estaba ahí... ya no estaba.

Caminé, desganado, hacia mi cama otra vez, derrotado, y me tiré sobre ella. Me puse a llorar y a gritar, de rabia y de dolor.

Él ya no estaría para mí, él ya no era sólo para mí, él ya no me quería. Pero él nunca me llegó a querer.

Ron y Kenny: Una historia de amor moderno. / En edición -cancelada- /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora