Te conocí... (Parte 2)

La mañana siguiente

Nos quedamos abrazados por mas o menos una hora, pero a mi parecer fueron solo segundos, su piel, ese aroma hipnotizante que emanaba de su cuerpo, dulce, pero diferente a los demás, sus delicadas manos acariciando mi pecho, sus dulces ojos cerrados, permitiendole descansar un poco mas, todo todo a mi alrededor era perfecto a su lado, estoy algo molesto con Rosa por engañar a Sucrette de ese modo, pero en el fondo me encuentro agradecido, muchas noches había imaginado este momento, pero ninguno de mis pensamientos se acercaba a la realidad, ninguno logro dimensionar la magia de la ocasión, quería que esos segundos duraran para siempre y con una sonrisa cerré mis ojos de nuevo y le di paso a unos minutos de descanso.
Así los segundos se hicieron minutos, y estos horas, el sonido de la puerta abriéndose me despertó de golpe y mi reacción hizo despertar a Sucrette, mi hermano había llegado con Rosa, mire la hora y eran las 5 de la tarde, nos quedamos dormidos todo el día.

-Lysandritoo, llegamos- Era sin duda la voz de Rosa, los colores del rostro de Sucrette incrementaron de inmediato.

-Rosa no entra a mi habitación, no te preocupes- Dije susurrando,al terminar mi frase caí en cuenta, es verdad, Rosa nunca entra a mi habitación, pero no estábamos precisamente en mi habitación.

-De pronto esta aun con Sucrette, debieron pasar una increíble noche- Rosa dejo salir una risa maliciosa al terminar la oración que iba dirigida a mi hermano

Sucrette se metió debajo de las cobijas cubriendo su cara avergonzada, no tenia ni la mas mínima idea de que hacer, podíamos vestirnos y salir de la habitación con naturalidad, pero Rosa estaría llena de preguntas que no me animo a contestar, ademas saldríamos de la habitación de Leigh.

Cuando dirigí la mirada a Sucrette se encontraba con su móvil, al ver la pequeña pantalla de este note que le escribía a Rosa, le contó que estábamos en el cuarto de Leigh sin ropa que le explicaría luego el porque pero que por favor se fueran, era una buena idea a corto plazo , pero Rosa nos acosaría con un montón de preguntas al pensar en eso sentía como mi cara se llenaba de colores y es verdad, cuando Rosa quería algo lo conseguía.

Un grito se escucho en la sala, y escuche a mi hermano preguntar a Rosa si se encontraba bien muy preocupado.

-Tranquilo amor estoy fantástica, solo es que tengo hambre quiero ir a cenar una pizza o algo parecido- Dijo con gran emoción, al parecer leyó el mensaje de Sucrette.

-Claro, lo que quiera mi princesa, pero tengo que dejar las cosas en mi habitación y vamos inmediatamente- dijo Leigh dirigiendo sus pasos a la habitación.

-No!- Exclamo Rosa en un grito - E-es que tengo mucha mucha hambre- Dijo mientras escuchamos que la mano de mi hermano toco la cerradura de la puerta de su habitación, Sucrette y yo nos hundimos avergonzados en la cama.

Se escucho un suspiro proveniente del otro lado de la puerta - Esta bien cariño, vamos- Y escuchamos como el ruido que generaban las botas de Leigh se alejarse de la puerta.

Suspiramos por la tranquilidad, y la puerta se abrió de golpe -Pillados picarones!- Al Rosa terminar su frase cerro de nuevo la puerta con la misma velocidad que la abrió y se escucho como la puerta del apartamento se cerraba tras sus pasos.

Nuestra cara de sorpresa ante la acción de Rosa cambio rápidamente a unas carcajadas teníamos los rostros llenos de colores, no podíamos dejar de reír por la vergüenza.

Tomamos nuestras prendas y nos dirigimos rápidamente a mi habitación, no sin dejar ningún rastro de lo sucedido en la noche en la habitación de mi hermano.

Sucrette tomo la ropa que tenia preparada en su pequeña maleta y yo tome mi ropa habitual del armario. Al vestirnos solo nos dirigimos una sonrisa, Sucrette tomo sus cosas y salimos del apartamento.