La noche perfecta

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//Atención este capitulo puede tener contenido para adultos//

Entre a la habitación, al sentarme en la cama recordé que había olvidado mi pijama, lo mejor seria no molestar a Sucrette debe estar durmiendo, o incluso debe estar cambiándose, la imagen apareció por un segundo en mi cabeza y sentí como los colores subían a mi rostro, no es correcto pensar en Sucrette de esa manera.
Es cierto que hace mucho no siento la suavidad y delicadeza única del cuerpo de una dama y que a pesar de que nuestra relación ya era bastante larga, no había dado ese paso con Sucrette, pero no tenia intenciones de presionarle.
Evite mi pensamiento y me concentre en el problema que me llevo a el, ¿Que pijama uso? Mi hermano había llevado la de el a su viaje con Rosa y las demás se encontraban en el cuarto de ropas, sin pensarlo mas, ni complicarme, decidí dormir en boxers, así que me desvestí y me adentre en la cama de mi hermano, era extraño dormir en cama ajena pero aun así era bastante cómodo, no dure mucho tiempo en reconciliar el sueño y cerré mis ojos rápidamente. Un estruendo a mitad de la noche me saco de mi sueño, al parecer había caído un trueno cerca del apartamento, y escuche como la puerta se abrió de golpe, mire hacia la puerta asustado, se trataba de Sucrette.

-P-puedo quedarme aquí?- Dijo sin dirigirme la mirada, se encontraba apenada.

-Claro,¿que ocurre?- Dije algo preocupado.

-T-tengo miedo- Dijo ocultando aun mas su rostro.

Me levante de la cama, tome su cara en mis manos y le dedique una sonrisa, ella me respondió con un beso, acerco sus manos a mi pecho y al sentir que este estaba desnudo me miro fijamente muy sonrojada.

-Y-yo lo siento- Aparto su mirada de la mía.

Al apartar su mirada pude apreciar la pijama que traía Sucrette, era una camisola roja, ceñida al cuerpo que dejaba apreciar su figura a la perfección.

El cuerpo de Sucrette era tan delicado, pero con finas y admirables curvas, se veía simplemente perfecto.
Impulsivamente la acerque mas hacia mi, y comencé a besarle de manera apasionada, ella respondió, no podía evitar dejarme llevar por el momento, ella simplemente me parecía lo mas perfecto que mis manos jamas hayan tocado, adentre mis labios a su cuello y comencé a besarle delicadamente como si tuviera miedo de arruinar su perfección, me aleje y le mire a los ojos, se encontraba tan agitada como yo, sus mejillas enrojecidas y su mirada inocente me quitaron el poco de cordura restante que tenia, la tome de la cintura y con facilidad la apoye en el muro, elevandole a una altura similar a la mía. La bese con todas las emociones que tenia dentro de mi, su cintura era tan fina y bien definida sus manos acariciando mi cabello todo hacia que mi cuerpo reaccionara, no podía evitarlo. Sin dejarla tocar el suelo y con mis manos aun en su cintura la apoye delicadamente en la cama, solo me miro fijamente no hizo ningún tipo de reclamo, examine su cuerpo poco a poco , sin apresurarme, quería disfrutar el verla así, ver cada parte que nunca había detallado.

Adentre mi cabeza en su cuello y no deje de besarle mientras mis manos rozaban con delicadeza sus suaves piernas, antes de continuar le mire a los ojos me miro apenada con las mejillas rosas, me tomo por el cuello y me beso, sentí sus delicado dedos en mi espalda haciendo pequeñas siluetas entretanto le besaba con toda la energía de mis sentimientos, los pequeños escalofríos se apoderaron de mi, no podía controlarme mas, deseaba a Sucrette solo para mi, en ese momento todo el universo desapareció, eramos solo los dos, con suavidad acaricie lentamente sus hombros, mientras bajaba las pequeñas tirillas que sujetaban su camisola, no expresaba ningún gesto de desaprobación, solo quería que ella se sintiera tan bien como yo, besaba lentamente sus hombros mientas nos encontrábamos sentados en la cama, su piel era la mas suave que jamás haya acariciado empezaba a erizarse al contacto con mi piel, retire suavemente su camisola sin dejar de besarle, me aleje un momento para admirar su pequeño y delicado cuerpo. Le bese apasionadamente al ver la cara de inocencia que tenia, al parecer esta seria la primera vez de Sucrette.

-Solo quiero hacerte sentir bien, no quiero presionarte, o incomo...- Antes de terminar mi frase Sucrette se abalanzo sobre mi dejándome a su merced, me sonrió con temor y empezó a besarme apasionadamente, no pude negarme, ya no tenia control sobre mi cuerpo, así que me deje llevar.

Acaricie su espalda bajando hasta llegar a sus piernas y al volver permití a mis manos quedarse en sus delicados glúteos, me miro a los ojos y empezó a besar mi torso, sus delicados besos, se sentían realmente bien, nos dejamos llevar por los impulsos y el deseo, sentir a Sucrette de esa manera, esa diferente y muy especial manera, era un momento perfecto donde solo eramos los dos.

Desperté al día siguiente con Sucrette en mis brazos, la ropa se encontraba esparcida por toda la habitación, sentía su delicada piel contra la mía y recordé lo sucedido la noche anterior, realmente se veía hermosa dormida, sin dudarlo le bese la frente y despertó, me miro y sonrió algo apenada, realmente se veía preciosa.

No se que nos tiene preparado el futuro, pero se que quiero amanecer a su lado el resto de mi vida.



Te conocí... (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora