Sindrome de Estocolmo. [Joshler]

4. ¿Quieres un taco?

Me senté en la cama, toque las cicatrices de la cuerda en mi muñeca, ardían pero me sentía libre. Me acosté, llevaba tiempo sin moverme de esa silla. Joshua (sí, ahora tiene nombre), había preparado una habitación para mi. Era pequeña, solo había una cama, un baño y un closet, media menos de 10 metros. No había ventanas, pero había un tragaluz y una puerta que por obviedad estaba cerrada.

Ya he perdido la cuenta de cuando he estado aquí. Supongo que es porque no tengo contacto con nadie más que mi secuestrador. Extraño mucho de fuera, llevo tiempo sin ver a ninguno de mis seres amados. Mi esposa, mis hermanos, mi hermana, mis padres, mis amigos... todos vivían en mi memoria. Incluso extrañaba el sol, hace tiempo que no lo veía.

Estaba en la cama acostado, pensando. Y entonces, tuve un colapso, las lágrimas empezaron a salir y lloré. Lloré y empecé a gritar, no sabía si era un ataque de furia o de tristeza, me levanté y tome una silla que se encontraba en la habitación y la golpeé contra las estrechas paredes. "¡Quiero salir! ¡Quiero irme!" gritaba sin parar. Con la mano derecha le di un puñetazo a la pared, cosa que repetí muchas veces, me dolía y empezó a brotar sangre.

Después de liberarme, me senté a la orilla de la cama. Mi cabeza dolía amargamente, sentía esa presión en los ojos y ese molesto dolor que se da cuando lloras demasiado, además de que mi garganta se sentía como si estuviera ahorcandome. Entonces, la puerta se abrió y Joshua entró (dejando cerrada la puerta detrás suyo, por supuesto).

-Escuché todo... no quise interrumpir... estabas liberandote, ¿te sientes mejor? -dijo secando mis lagrimas, pero yo le aparté la mano con un golpe.

-¡Vete! ¡Dejame! ¿¡Porqué no me matas de una vez!? -dije llorando.

-Tyler yo... ¿¡Qué le pasó a tus nudillos!? -tocó al rededor de los abiertos moretones.

-Yo solo...

Me detuve cuando ví que salió de la habitación. Reaccioné desesperado y corrí a la puerta, giré la perilla de la puerta. Cerrado. Me decepcioné mucho, por un momento pensé que podía salir. Escuché sus pasos, así que corrí a mi lugar. Entró con una maleta en la mano.

-¿Qué es eso? -pregunté.

-Dame la mano. -dijo sentándose a mi lado. Le dí la mano lastimada.

-¡Duele, duele!

-Tengo que desinfectar la herida. -limpiaba con un algodón, al terminar vendo mi mano.

-¿Porqué haces esto?

-Se infectara si no lo hago.

-No, hablo de, ser bueno conmigo.

-¿En serio aun no entiendes Ty?

-Joshua yo...

-Dime Josh.

-Está bien, Josh. Yo solo se que estoy muy asustado y confundido...

-No sabes cuanto te amo. -dijo tomando mi mejilla.

-Yo... no puedo decir lo mismo, no siento nada hacia ti, incluso, me das asco. -a pesar de lo que dije, plantó una enorme sonrisa.

-No importa Tyler, no importa en serio, yo te amo.

-¿Cómo puedes amarme de esta forma? ¿Cómo puedes amarme y mantenerme encerrado?

-Nunca hubieses sido mio de otra forma.

-Mira lo que me haces, mira lo que haces ahora, si me mantienes de esta forma nunca viviré.

-Estas vivo, ¿no?

-No me refería a eso... de todas formas, ¿como puedes amarme después de que te dije todas esas cosas feas, después de todo esto?

-Solo lo hago.

-Josh...

-¿Si?

-¿Algún día me dejaras libre?

-No lo creo...

-Oh.

-¿Tienes hambre?

-Un poco, sí. -la verdad mucha.

-¿Quieres tacos? -levanté el rostro muy feliz.

-¡Por favor!

-Te doy un taco, a cambio de un beso.

-Olvídalo. No te besaré de nuevo.

-Está bien, me avisas cuando mueras de hambre.

(...)
Pasaron unas horas, mi estómago dolía mucho. Me rendí.

-¡Josh! -grité y el entro a la habitación.

-¿Qué pasa?

-No se como decirlo...

-Solo, dilo. -se sentó a mi lado.

-Tengo hambre.

-¿Me besaras?

-¿Tengo que hacerlo?

-Si quieres comida, sí.

-Está bien. -me tiré hacia él y le dí un pico.

-Bien. -dijo. -Te ganaste un taco.

-Espera... ¿solo uno? ¡Es pequeño! ¡Es como no comer nada! -se acercó a mi oído.

-Tiene que ser largo y de lengua si quieres el plato completo. -susurró.

-¡No lo haré!

-Entonces solo hay uno y sin bebida.

-Está bien. Lo haré pero que quede claro que es por la comida, no por tí.

Lo agarré del cuello y lo besé. Lo besé tan sucio como pude, eso quería él, ¿no?

Después de limpiar el pulmón de Josh con la lengua, por fin pude comer.