Pasaron varios días desde que conocí a Nero, y en ese tiempo me encargué de enseñarle todo lo que sabía, por lo que poco a poco nuestra amistad iba fortaleciéndose. Pero aún no había demasiada confianza entre nosotros como para hablar de nuestro pasado. No volvimos ha hablar de lo sucedido el día en el que nos conocimos ni tampoco le pregunté el por qué estaba tan mal; a menos que él quiera contármelo no quiero saberlo. A cambio, Nero tampoco me pidió explicaciones sobre mi vida ni del por qué estaba sola, cosa que le agradecía porque ese es un tema un tanto delicado para mí y no me gusta recordarlo.
Pero, a pesar de que no sabía nada de su pasado, día tras día iba descubriendo facetas suyas muy interesantes. Era un chico serio, pero a la vez le encantaba bromear. Siempre se mostraba algo tímido con las mujeres que llevaban ropa muy corta, ya me entendéis, y siempre apartaba la mirada, pero no por asco, sino por respeto a ellas. También le gustaba de vez en cuando jugar un poco con los niños al fútbol y siempre estaba dispuesto a echar una mano.
Estaba ensimismada en mis pensamientos cuando una mujer me pide que prepare el desayuno para todos los supervivientes y me puse manos a la obra. No quedaban muchas provisiones, así que sólo podía preparar un huevo frito por persona junto a un pedazo de pan. Suspiré triste, ya que si esto seguía así moriríamos de hambre.
-¿Necesitas ayuda, (Nombre)?- preguntó Nero apareciendo detrás de mí
-Ah, no, gracias. No te preocupes- contesté sonriendo
-Pareces frustrada. ¿Seguro que estás bien?
-Bueno, es que queda poca comida y me preocupa que muramos por falta de alimentos
Bajé la mirada entristecida, deseaba que eso sólo fuera una mala racha y que aquella terrorífica era demoníaca acabara de una puñetera vez. Suspiré y cogí los utensilios de cocina, pero el chico me cogió de la mano con delicadeza y al verlo su rostro expresaba ternura y preocupación. Una vez más, él conseguía sonrojarme con una sola mirada.
-(Nombre), no te preocupes. Yo saldré a por comida- dijo decidido
-Pero es muy peligroso salir ahí fuera- contesté preocupada por él -Deja al menos que te acompañe
-¡Ni hablar! No quiero arriesgarme a que te pase algo
-Tranquilo, sé usar armas de fuego y conozco un almacén donde se guardaban alimentos para los comedores sociales
El chico se quedó pensativo unos segundos y se dio cuenta de que no tenía ni idea de por donde empezar a buscar. Por ello, decidió aceptar mi propuesta de ir con él en busca de alimentos y acordamos en ir después de desayunar a por ellos. Luego empecé a preparar pequeñas raciones de comida individuales acompañada de Nero, ya que éste se empeñó en ayudarme, y una vez preparado todo, varias mujeres y yo nos encargamos de repartir los alimentos entre la gente, incluido mi joven amigo. A simple vista parecía frío y distante, pero en realidad era buena persona.
Cuando todo el mundo tenía su ración, yo me senté en un pequeño rincón de la cueva a desayunar tranquilamente y Nero vino detrás de mí para sentarse a mi lado. Parecía pensativo.
-Será muy peligroso salir a la ciudad y no quiero que te pase nada- dijo después de masticar y tragar su primer bocado -He pensado que lo mejor es que dibujes un mapa y yo lo seguiré hasta traer la comida
-No, iré contigo quieras o no- dije mirándolo seria -Además, tú estás lisiado. Siendo tan peligroso deberías de ir acompañado
-No te preocupes por mí, sé arreglármelas solo
-Yo también
Ambos nos miramos con molestia. Estaba claro que no cederíamos con facilidad. Me molestaba que no quisiera mi compañía. ¿Acaso me veía débil? Además, él tenía el brazo vendado, ¿cómo lucharía y cargaría con toda la comida él solo? No podía permitir que saliera ahí fuera sin ayuda, yo le ayudaría.
-Dime una cosa- dijo él -¿Tienes armas con las que defenderte?
-Sí, y sé usarlas muy bien. ¿Las tienes tú?- cuestioné terminando de comer
-Claro, pero están fuera, en la ciudad. Tendré que ir a por ellas
-Bien, pues no perdamos más tiempo. Sígueme
Le hice un gesto para que me siguiera y me dirigí a la parte más profunda de la cueva donde guardaba mis armas: un par de pistolas (una la llevo en la mano y la otra es más bien de emergencia por si se me pierde la primera), una daga curva y un rifle francotirador, mi favorito. Aunque, por otra parte, siempre quise tener una buena espada, preferiblemente una katana.
Miré a Nero a la vez que me equipaba las armas y lo vi sorprendido, mirando mis "juguetes" interesado. Ante eso, sonreí divertida y me puse mi rifle colgado en la espalda después de llenar una mochila de cargadores y balas para mis preciadas armas de fuego.
-Qué pasada de armas- dijo el chico -¿De dónde las has sacado? Si no te importa decirlo, claro
-No te preocupes- sonreí otra vez -Resulta que mi padre era un rango alto militar. Mi madre murió cuando yo tenía 7 años en un atraco a un banco, y mi padre me entrenó y enseñó el mundo de las armas y de la lucha cuerpo a cuerpo porque no quería perderme a mí también
-Siento mucho lo de tu madre. Tu padre tiene que estar muy orgulloso de ti
-No lo sé, porque una noche... Los malditos demonios no me dejaron despedirme de él siquiera... Y lo perdí porque me salvó la vida... Tantos años de entrenamiento y no pude hacer nada
-...- Nero se quedó sin palabras
En aquel momento agachó la mirada con mucha tristeza en ella, como si él fuera el culpable de todo eso. Cerró los ojos con fuerza pero los abrió de golpe al escucharme llorar y se acercó a mí temiendo que no fuera buena idea. Yo lo miré secándome las lágrimas y Nero puso una mano en mi hombro para consolarme sin querer incomodarme, pero lo que yo necesitaba era un abrazo. Así que me lancé a por él, envolviendo su musculoso cuerpo con mis delgados brazos, hundiendo mi rostro en su pecho. Su respuesta fue abrazarme también y acariciar con delicadeza mi cabello; sus manos eran increíblemente suaves. Me sentía tan bien de esa forma que dejé de llorar y disfruté de su calidez
-No sufras más, (Nombre), que me encanta cuando sonríes- dijo Nero con voz temblorosa
-Dejaré de sufrir cuando no pierda a nadie más- dije sonrojada por su pequeño comentario
Al decir eso, el chico me aferró aún más a él sin decir nada, pero su intensa mirada lo dijo todo. Quería protegerme pasara lo que pasara. Esa era la esperanza que necesitaba en mi vida, esa se había convertido en mi nueva luz.
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Entre Demonios (Dante x Lectora x Nero)
FanfictionUna descomunal y terrible catástrofe arrasa gran parte del Mundo, convirtiéndose en el legado de los demonios del averno sin que nadie pueda evitarlo. Es tal el desastre y el caos que los supervivientes tienen que vivir bajo tierra en cuevas improvi...