Después de calmarme en los brazos de mi amigo, terminamos de recoger lo que necesitábamos para explorar la ciudad y nos fuimos a la entrada de la cueva, la cuál estaba bloqueada por una gran puerta rocosa custodiada por varios hombres armados con armas blancas, pues las armas de fuego se habían quedado casi todas en la superficie. Al vernos, ellos se pusieron serios y nos cerraron el paso con sus lanzas por delante. Nosotros estábamos decididos a pasar costara lo que costara, así que no nos íbamos a dejar intimidar por aquellos hombres.
-No se puede salir al exterior, volved dentro- ordenó uno de ellos
-Nosotros debemos salir, hazte a un lado- contestó Nero con el mismo tono serio que empleó el guardia
-No nos moveremos de aquí, es demasiado peligroso- insistió otro
-La comida escasea y tenemos que ir a buscar más o la gente se morirá de hambre- dije firme decidida a salir
-Pero hay demasiados monstruos allí que...- otro guardia intentó persuadirnos, pero lo interrumpí
-¡Es estrictamente necesario! ¿Dejarás a tu familia y amigos morir de hambre? ¿Serás capaz?
Todos se miraron los unos a los otros ante mi argumentación, razonando mis palabras, y agachando la cabeza se hicieron a un lado permitiéndonos pasar deseándonos suerte. Así, Nero y yo emprendimos el viaje a las ruinas de lo que antes era una ciudad en busca de alimentos. Antes de nada, el chico insistió en ir a por sus armas a la antigua iglesia y después a por la comida. Yo acepté sin rechistar y empezamos a correr al trote escondiéndonos detrás de las paredes constantemente, preparados por si salía algún demonio en cualquier momento.
Tras un buen rato evadiendo a los demonios que habían por los alrededores llegamos a la iglesia, que estaba hecha añicos pero se mantenía en pie. Nero echó un vistazo a través de los agujeros que habían y dijo ver sus armas, estaba emocionado por recuperarlas. Yo miré el mapa que traía conmigo y vi que a tan sólo dos calles de la iglesia había un comedor social, tenía que ir allí cuanto antes.
-Nero, mira. Aquí hay un comedor social, sólo está a dos calles de aquí- dije mostrándole el mapa
-Muy bien, recojo mis armas y vamos para allá- contestó él preparándose para entrar, pero yo lo detuve
-No, yo me adelantaré no hay tiempo que perder. Cuando termines ven conmigo, y no acepto un no por respuesta
El chico suspiró resignado y aceptó diciendo que tuviera cuidado. Yo asentí y me dirigí rápidamente al lugar, escondiéndome de los demonios como hice antes con Nero. Estaba por llegar cuando de un momento a otro una bandada de demonios apareció de la nada rodeándome. Ante aquella emboscada suspiré sacando una de mis pistolas y comencé a disparar acertando de lleno en un demonio que calló muerto en el suelo. Seguidamente saqué mi otra pistola y disparé a otros dos demonios hasta vaciar los cargadores. Entonces comencé a moverme de un lado para otro mientras recargaba las pistolas para evitar que los demonios me atacaran y volví a disparar contra ellos, pero de repente un demonio que había permanecido oculto saltó desde un tejado apuntando con su gran guadaña hacia atrás mí.
Intenté esquivar el ataque, pero no fue necesario porque antes de que me golpeara una lluvia de disparos lo dejó seco tirado en el suelo. Yo me quedé sorprendida por unos segundos, pero en seguida miré en la dirección de donde habían venido los disparos que me salvaron y me encontré con un hombre alto y de cabello albino, el sol le daba por la espalda, así que sólo se distinguía de él aquello y su gabardina roja. Nos mantuvimos un breve periodo de tiempo en silencio hasta que él saltó desde donde estaba al suelo y comenzó a andar hacia mí. Cuanto más avanzada mejor podía distinguirlo y ver sus rasgos: ojos azul tan claro como el cielo, una pequeña barba, sus labios carnosos pero a la vez finos y una redondeada pero bonita nariz. Fue en ese entonces cuando lo reconocí. "Es el hombre que hablaba con Nero el día que lo conocí" pensé enmudecida.
-No deberías estar en un sitio así, cría- dijo estando cerca de mí y me miró de arriba a abajo deteniéndose un momento en mis armas -No peleas mal, pero sigue siendo peligroso ir sola, pequeña
Una sonrisa seductora se dibujó en su rostro, ¿en serio estaba ligando conmigo en pleno apocalipsis mundial? Sinceramente, creí que sería más serio. Ya sabéis, esa clase de hombre sobreprotector que no bromea, pero está claro que éste es todo lo contrario. Yo no dije nada, me había quedado sin palabras y su atenta mirada dirigida a mí no me ayudaba en absoluto.
-¿Cómo te llamas, cría?- preguntó cambiando su sonrisa pícara a una más amistosa y extendió su mano -Yo soy Dante, trabajo como cazademonios en Devil May Cry.
-Encantada, me llamo (Nombre)- respondí correspondiendo a su saludo estrechándole la mano
-El gusto es mío. ¿Estás sola?
-No, vengo acompañada. Pero él está recogiendo sus armas mientras yo venía a buscar alimentos, quedamos en vernos aquí
-Entiendo. Entonces, ¿te importa si te acompaño mientras viene tu colega?- preguntó él sin dejar de sonreír
-Está bien, ¿por qué no?- dije conforme y le expliqué lo que teníamos que hacer
Tras organizarlo todo, Dante me ayudó siguiendo al pie de la letra el plan que habíamos ideado y pronto estábamos dentro del edificio con todos los demonios que habían por allí rondando muertos y una gran cantidad de alimentos en perfecto estado. Por fin algo de suerte, con esto serviría para aguantar 6 meses más hasta encontrar más comida. También encontramos al fondo del almacén un par de carros para montar cargas no muy estropeados y decidimos que sería más fácil llevar los alimentos a la cueva llevándolos allí. Otro golpe de suerte.
-¡(Nombre)! ¡¿Estás ahí?!- se escuchó la voz de Nero desde la entrada
-¡Sí, estamos aquí!- grité contenta de saber que estaba bien
-Espera, ¿estamos?
Extrañado, Nero corrió hasta donde estábamos Dante y yo, quedándose quieto en el sitio cuando lo vió. Por su parte, Dante se quedó igual de callado y sorprendido al verlo. Yo no sabía qué decir, pero de pronto el mayor sonrío y habló al fin.
-Me alegra ver que estás bien, crío- dijo Dante más relajado
-Sí, lo mismo digo- contestó incómodo el chico
-Después de aquella charla que tuvimos creí que nunca subirías a la ciudad
-Bueno, si te alegras de que haya decidido subir dale las gracias a mi amiga (Nombre)
Dante se giró a verme y me dirigió una enorme sonrisa de gratitud alzando el pulgar hacia arriba en señal de "buen trabajo". Y detrás de él también estaba Nero dedicándome una tierna sonrisa que me derritió por dentro. De verdad, el parecido entre ambos era asombroso. Sus rostros, sus ojos y sus cabellos eran idénticos, sólo que uno más joven que el otro. "Hay que ver cómo se parecen estos dos. Son igual de gua... ¡No! Igual de parecidos, pero Nero en joven y Dante en mayor" pensé mentalmente y me sonrojé un poco intentando disimular para que no se me notara.
-Bueno, tu encantadora amiga y yo hemos encontrado toda esta cantidad de comida que podemos transportar en aquellos carros de allí- dijo el mayor indicándole a Nero cómo llevar los alimentos
-Está bien, así (Nombre) puede cubrirnos en caso de que nos ataquen algunos demonios por el camino- habló el chico mirándome con confianza
-Muy bien. En marcha entonces
Dicho esto comenzamos a subir las cajas de comida a los carruajes, que por suerte eran bastantes grandes y cogía todo, y con cuidado salimos a la calle preparados para volver a la cueva. No sabía el qué, pero algo ocultaban aquellos dos hombres que los hacían distintos a los demás. Me preguntaba constantemente, ¿qué esconderán?
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Entre Demonios (Dante x Lectora x Nero)
FanficUna descomunal y terrible catástrofe arrasa gran parte del Mundo, convirtiéndose en el legado de los demonios del averno sin que nadie pueda evitarlo. Es tal el desastre y el caos que los supervivientes tienen que vivir bajo tierra en cuevas improvi...