3. La decisión de Víctor

617 55 2
                                    

La había perdido. Había perdido mi oportunidad, pero ¿para qué? ¿Para conquistarla a través de internet? Debía estar loco. Reí a carcajadas observando el móvil para después arrojarlo con todas mis fuerzas sobre la cama. Me senté en la silla que se encontraba frente al ordenador, pero ni siquiera le presté la atención debida. ¿Qué debía hacer si todo parecía perdido? Por supuesto, no consideré oportuno hablar con ella, pero tampoco con nadie. Durante varios días quedé incomunicado de manera voluntaria, salvo cuando me presentaba en la universidad para no perder las clases. No dejaba de pensar en aquella confesión de Olivia, en la cara que tal vez pusiera si me lo hubiera dicho a la cara. ¿Se habría atrevido? De ser así ¿cómo habría reaccionado yo? Demasiadas incógnitas para no sentir nada más allá por ella que el cariño y la amistad que ambos nos teníamos. Sin embargo, me preocupaba ser reemplazado por alguien a quien ni siquiera podía poner cara.

Quizá estaba siendo egoísta. Tal vez solo la quería para mí, para mi propio disfrute y entretenimiento, pero tampoco me consideraba de ese tipo de hombres. Hacía ya algún tiempo que me planteé cumplir la mayor parte de las fantasías que tenía con ella, pero algo más aparte de la distancia me lo impedía. ¿Temía acabar perdidamente enamorado de ella? Me levanté de la silla y golpeé la pared con tanto ímpetu que podría haber roto parte de la zona afectada. Dejé caer mi cuerpo suavemente sobre la cama, provocando aun así que el somier rechinara. Observé parte del colchón que sobraba a mi lado y el deseo se apoderó de mi cuerpo. Su imagen estaba nítida en mi cabeza, dispuesta a todo por mí. Cerré los ojos con fuerza para no dejarla escapar, pero fue en vano. Se desvaneció de mi mente tan rápido que no tuve tiempo de degustarla, de mimarla en mi imaginación. Abrí los ojos dándome cuenta de que aquello no debía ser normal. ¿La deseaba o me estaba enamorando de ella a pesar de la distancia?

«No lo sé» me dije a mí mismo.

Tras dos semanas sin saber nada de Olivia decidí tomar las riendas de mi vida y pensar en alguna solución a lo que yo consideraba un problema. Quería sorprenderla de tal forma que la siguiente vez que hablara con ella se llevara la mayor alegría de toda su vida. Aunque sería complicado si no me daba la suficiente prisa, no iba a estar esperándome con los brazos abiertos siempre.

Salí de casa para tomar un poco el aire. Necesitaba despejarme, tener las ideas claras. Puse rumbo hacia la cafetería donde solía ir con mi familia para tomar un café bien cargado. La camarera del local me encontró masajeando mi frente con intensidad.

— ¿Qué deseas, guapo?

Le dediqué una sonrisa burlona antes de responder:

—Un café solo, por favor.

Me guiñó un ojo antes de despedirse y se marchó contoneando las caderas. Si no fuera rubia, tal vez hubiera conseguido llamar mi atención... Contemplé con atención todo lo que me rodeaba en el local. El ambiente estaba cargado y la gente no paraba de hablar a mi alrededor. Era el único que no tenía compañía en la mesa, pero no me importaba.

—Aquí está el café...

—Tráeme la cuenta cuando puedas, por favor —La interrumpí, restando importancia a su evidente interés por mí.

La camarera se alejó con cara de pocos amigos y, cuando regresó con la cuenta, ni siquiera me miró a la cara. Pagué lo que me correspondía por el café y me lo tomé casi de un trago. Estaba ansioso por llegar a casa y poder enviarle el mensaje. Estaba seguro de que le encantaría.

Dentro de dos semanas me tienes allí, preciosa.

18:30 ✓✓

Ritual (Tentaciones, 1) [+18] | A la venta en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora