Sueño - Realidad.

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AVISO: ES UN POCO ESPECÍFICO QUE LAS ANTERIORES


                                          Cuando llegué al cuarto, la vi y no pude creer lo que estaba haciendo, sabía a la perfección como satisfacer mis gustos, mis deseos, me detuve en el marco de la puerta y la contemple por completo, de pies a cabeza; estaba totalmente desnuda, acostada en nuestra cama, tenía los ojos vendados con uno de mis pañuelos, que a ella tanto le gusta que use, sus manos estaban por encima de su cabeza, eran frutas y un par de ramas lo que cubrían sus senos y su parte más íntima, se le notaba de lejos que tenía la piel de gallina por el frío que estaba haciendo en la noche. Suspiré tan alto que se dio cuenta que ya había llegado . 

- Buen provecho -me dijo pícaramente. 

Despacio, empecé a caminar hacia ella, mientras le decía lo mucho que amaba estar con ella, no sólo por ese cuerpo tan despampanante que se gasta, sino también por esa creatividad que tiene, por lo juguetona que es .

-Eres un fuego -le contesté quitándole el pañuelo de sus ojos para poderla ver a esos preciosos ojos verdes. Entretanto la tomaba de sus manos y me apoyaba sobre ella con mucho cuidado de no estropear su grandiosa obra de arte.

Cuando la mire, sus ojos me indicaban que ella lo quería tanto como yo. Quería que hiciera lo que se me diera la gana con ella y con su cuerpo, me estaba dando permiso, como si lo necesitara. Le pase mi lengua por su boca, rozándole sus carnosos labios, provocando en ella un pequeño arqueo en su espalda y un leve gemido de su parte.

Muy tosca y lentamente iba dejando besos en su boca y cuello, dejando marcas en todos lados. Bajé mis labios a su pecho, mordiendo y comiendo los trozos de mango que cubrían sus pezones, obviamente no dudé en jugar con ellos y succionarlos, entreteniéndome por largo rato con cada uno. Intentaba soltarse de mi agarre pero hice más presión para que no lo lograra, por supuesto que no pudo y se quedó quita nuevamente. Mordí una última vez con fuerza su seno derecho y la escuché decir mi nombre. Lo solté y ahora mis mordeduras descendieron a su estómago donde reposaban fresas y pedazos de naranjas, y de a poco mientras me las comía, eran caricias que dejaba  en su recorrido hasta un poco más abajo de su entrepierna, masticando de las porciones de frutas que la tapaba, cuando terminé con éstas, ahora sí  me encargué de devorar cada centímetro de ella, entretanto que mis manos se posicionaron en su cintura, tomándola con firmeza y las suyas se aferraron a mi cabello, afincado más mi postura en ella, otro largo momento duré jugando en ese sitio. 

-Ju... Julián! -gritó. Sentí como llegó a su punto más alto de exaltación. 

Tomó mi franela, me la quitó y tiró por algún lugar de la habitación, mi lengua ya estaba dentro de su boca haciendo lo que mejor sabe saber, gruñí en su boca cuando sentí sus manos por encima de mi bulto  y apretarlo, seguidamente bajó el cierre de mi pantalón y adentró su mano izquierda por debajo de mi bóxer y apretujó con más fuerza. Putee cerca de su oído y la escuché reírse.

-Yo también puedo -habló. 

-Pendeja -le respondí, mordiéndole con vigor su labio inferior. 

Me bajó  un poco el bóxer junto con el jean.

-Dale... Quitatelos -me ordenó con voz entrecortada. 

Única - Orian HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora