Tribus

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Estábamos armando un rompecabezas en lo que creo que es la sala con Walter, hasta que entra Mateo, así que hay es por donde entran, por un enorme agujero en el "techo" de lo que definitivamente es una madriguera.

-¿no ibas a ir a la ciudad?-pregunta Wal.

-preferí no ir, ya no me está gustando tanto la ciudad, siento que aquí hay mejores vistas- viéndome con una sonrisa moja bragas.

Walter asintió- si yo igual lo creo, prefiero el bosque que la ciudad, es más grande y con mejor olor.

-yo prefiero el olor de una persona en especial...

Me estaba cansando el doble sentido con el que habla Mateo y la inocencia de Walter definitivamente me da ternura y gracia, ya cansada me paro con la vista pegada a mí de los dos chicos y camino hacia la salida, y trato de ver como suben ya que no hay escaleras ni un banquito, lo que callamos las bajitas, cuando siento unas manos en mi cintura y una respiración pesada en mi oreja y parte de mi cuello...

-yo te ayudo cariño- me susurra la voz de Mateo, yo trago saliva de forma muy nerviosa- no sabes lo que me pasa cuando veo ese hermoso culito estirándose y burlándose de mi por no poder tocarlo...

a la mierda un pervertido violador, siento un beso en mi cuello luego de algo duro rosando mi trasero, trato de separarme pero se siente tan bien hasta que siento como me alzan y me siento en la orilla del agujero, rápidamente me paro y sin pensarlo dos veces corro en cualquier dirección, corre que te violan Elin.

-¡preciosa no me hagas correr con una erección por favor!- escucho el grito de Mateo y sin poder evitarlo suelto una carcajada y sigo corriendo a todo lo que mi cuerpo da.

Ya llevaba mucho tiempo corriendo, ya voy trotando por el cansancio pero no puedo perder el ritmo ¿qué tan lejos estábamos de la ciudad?, siento que algo me empuja y caigo en algo duro.

-le pegaste muy fuerte imbécil- escucho la voz de Franco.

abro los ojos adolorida y veo un cuerpo bajo el mío, levanto mi rostro y veo que estoy a menos de dos centímetros de Lisandro, me pongo roja rápidamente mientras que el tiene una sonrisa, me levanto de forma rápida y trato de volver a correr, si ellos vienen por ese sentido significa que ese es el camino al pueblo ¿no?, pero alguien me levanta en su hombro impidiendo mi estupendo escape, en mi rostro queda un trasero bastante grande y redondo para ser de un hombre, levanto como puedo mi torso y miro el rostro de Haydee, vaya que el pelirrojo tiene un buen trasero.

-¿cómo puedo llegar tan lejos?- escucho la voz de Franco.

-no lo sé pero voy a matar a esos par de idiotas- habla Lisandro.

-vamos falta mucho para llegar a la madriguera- habla Haydee.

Y así es como mi escapatoria se fue por el retrete, otro día más con estos chicos...

Aroma a MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora