TERCER CAPÍTULO.

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"Hera, siempre juegas los juegos de otros, incluso sabiendas de que vas a perderlo todo"

Los niños corren por las calles del vecindario, la mansión Blossom se alza impotente ante todas las otras casitas que la rodean, nos vemos pequeños, anónimos, inútiles al compararnos con la familia que vive en aquellas paredes de mármol. Cheryl Blossom, con su perfecto cabello pelirrojo, camina por las calles, nos mira a todos desde arriba, ¿qué somos a comparación de sus rostro angelical, de su belleza de revista?, parece haber crecido antes de tiempo, como si hubiese sido elegante desde siempre, jamás se ha ensuciado en el barro, jamás se ha raspado las rodillas; luego esta su hermano, Jason, las chicas lo miran, todos lo miran, sus ojos ocultan algo, nadie sabe que, nadie quiere saber qué...hay una especie de morbo alrededor de él, de su hermana, de sus padres, y aunque yo siempre supe que sería el cliché del típico chico rico, atractivo, que lo tendría todo (- amigos, chicas, lujos-) pero que escondería algo, ¿miedo, tal vez?, ¿ganas de escapar, de ser una persona completamente diferente?, quién sabe, y aunque todo esto estuviese rondando por mi mente, aunque su veracidad estuviese casi al 100% confirmaba, yo moría por escucharlo de los labios del chico Blossom, que admitiese lo jodido que estaba.

Pero nunca lo conseguí.

Los chicos como Jason Blossom nunca aceptan su miseria, la viven.

                                                            

Entre misterios, preguntas y alertas, el año escolar comenzó rápido, para cuando me di cuenta, me vi a mí misma parada frente a las puertas de la secundaria: la misma camisa de Pink Floyd del año pasado, los últimos jeans que me regalo papá, el rostro ojeroso y ausente; la escuela no había cambiado mucho, los rostros de aquellos que conocía seguían siendo los mismos, pero el ambiente era distinto, vaya que lo era...entre tantas falsas alarmas y asuntos sin resolver, muchos intentaban seguir su vida como si nada hubiese pasado, yo no hacía parte de esos ""muchos, una extraña presión me invadía el pecho, me hacía caminar con torpeza, me negaba a mirar a los ojos a quien fuera.

Al llegar la hora del almuerzo no había podido evitar contaminarme con el fastidioso chismorreo de las escuelas secundarias: la llegada de Verónica Lodge se había visto opacada por el gran drama que Cheryl Blossom desprendía por el área del comedor, iba de negro, como era de esperarse, "gran sentido de la moda", no pude evitar pensar, al verla, pavoneándose entre mesa y mesa, para cuando ella sintió mi mirada clavada en su espalda, ya era demasiado tarde, se acercaba a mí, a la pobre chica Ledder

-Veo que no has cambiado mucho en el verano, Hera, llevas el mismo aspecto mojigato de siempre- Cheryl me miraba descaradamente de arriba abajo, al parecer, su odioso instinto de superioridad no había podido siquiera detenerse ante la pérdida de su hermano.

-Supongo no estas sorprendida, me conoces, mi aspecto sigue siendo bastante ordinario- hice una pausa, sentía que estaba a punto de decir algo que no debía, algo de lo que lo que seguramente iba a arrepentirme, pero sin embargo, mi boca no pudo dejar de hablar- ya sabes, hay cosas que ni siquiera la muerte puede cambiar.

Después de haber pronunciado aquello, la cara de Cheryl cambio completamente, de su semblante arrogante e impenetrable, paso a lucir como una pequeña ave lastima por una lluvia torrencial, seguro que haber mencionado la muerte en aquel preciso momento no era la mejor forma de defenderme, pero al fin y al cabo, lo había hecho, había logrado que se fuese, incluso a sabiendas de que haría pagar lo que había acabado de decir.

Vaya que sería una semana larga.

storm | RIVERDALE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora