Heaven.

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Los objetos volaban de un lado a otro como si de granadas en medio de un campo de batallas se trataran. Cojines, adornos y hasta el control remoto de la televisión iban de extremo a extremo, por la sala de estar del departamento de KyungSoo, gracias a la patética pelea que se había iniciado entre ChanYeol y Sehun por un simple comentario del último acerca de lo bien que se veía BaekHyun con los cabellos revueltos.

– ¡¿Pueden madurar ambos?! – gritó el motivo del duelo mientras se escudaba detrás del mesón de la cocina. – ¡KyungSoo!

Con un nuevo grito esperaba que su amigo por fin se dignara a salir de su habitación y lo ayudara a controlar al par de lunáticos en medio de la sala.

Saliendo cautelosamente de su refugio y esquivando todos los objetos que volaban cerca de su cabeza, empezó a asomarse por el pasillo para buscar a su amigo y que así, este intentara controlar a un muy molesto Sehun. Sin embargo, grande fue su sorpresa al encontrarse, a mitad de camino, con la pareja en medio de una sesión de besos y sonrisas bobaliconas.

BaekHyun no sabía si debía estar feliz por la reconciliación entre ese par o arrancarles la cabeza por estar de melosos cuando la situación no lo ameritaba. Es que, ¿acaso KyungSoo no se daba cuenta el desastre en que se encontraba su departamento?

– ¡Do KyungSoo! – volvió a vociferar, ahogando un grito con su manos cuando un adorno chocó contra la espalda del moreno. — ¡Joder!

El alfa se dio vuelta lentamente y por arte de magia, todo el escándalo que se había formado ya no existía en lo absoluto. Es mas, el ambiente en aquella habitación se había vuelto tan pesada que te daba miedo tan siquiera respirar y BaekHyun entendía muy bien el motivo de aquello. Siendo un licántropo u humano, aquel era el poder que emanaba JongIn cuando realmente llegaba a molestarse.

– ¿Qué le están haciendo al hogar de KyungSoo? – cuestionó de manera calmada, aparentemente.

ChanYeol había olvidado por completo que a tan solo unos pasos su alfa estaba reconciliándose con su pareja. Porque sea cual sea la decisión que tomara el moreno con respecto al pelirrojo, aquel seguiría siendo su líder y por eso mismo es que sentía un terror de haber desatado su ira. Al menos KyungSoo estaba a salvo porque de lo contrario, ya estaría con un bonito golpe en el rostro por cortesía de Kim JongIn. Probablemente, Sehun también tendría uno.

– Lo siento, KyungSoo. – empezó el beta antes de comenzar a recoger los cojines del suelo con una sonrisa completamente arrepentida.

– Parecían unos niños. – comentó BaekHyun mientras se acercaba a su amigo y le arreglaba las prendas que se le habían desacomodado por obvias razones. – ¿Estás bien?

El bajo comprendía que aquella pregunta no era solamente por su estado físico, si no que también implicaba un montón de sentimientos personales acerca de JongIn y su actual relación, si es que eso era lo que tenían porque todo había sido demasiado rápido para que su cerebro lo procesara al cien por ciento.

Oh, dios. ¿Ahora tendría que velar por dos cambia formas? Quizás debería empezar a tomar horas extras en su trabajo si quería que aquello funcionara de la mejor forma.

– Lo estoy, pero aún no sé qué fue lo que sucedió. – respondió confundido antes de acercarse hacia los retazos de una pequeña figura de un ángel tirados en el suelo. – Fue un regalo de mi madre. – susurró para sí mismo, pero también sabía que los lobos lo habían escuchado.

– Lo siento mucho, Soo. Juro que lo compensaré. – Sehun agregó con pena, acercándose hacia donde estaba el más bajo para ponerlo de pie nuevamente y abrazarlo con fuerza. Había olvidado que ese adorno estaba en medio de toda la guerra y podía acabar destrozado.

EX'ACT WORLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora