Viviendo Juntos

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—¿¡Flaky!? ¡Flaky! ¡Por favor abre los ojos! —Se escuchaba una voz grave, ésta tenía cierto tinte de desesperación.

"Escucho que me llaman" —Pensaba la chica, que se encontraba desmayada sobre el sofá.

— ¡Reacciona por favor!

La voz se fue haciendo más fuerte, más nítida. Muchos pensamientos acudieron a su mente: su trabajo, su familia, su nuevo hogar y, sobre todo, el chico de cabello verde. Flaky reaccionó. Abrió los ojos de sopetón, el chico estaba cerca, muy cerca de ella. Se sonrojó y, por acto reflejo, le empujó con sus manos, muy lejos de su cuerpo. Flippy cayó de sentón el suelo.

—¡Auch! —Exclamó, adolorido—. Qué bueno que despertaste —Añadió, mirándola desde abajo y tallándose el costado del muslo.

—Flippy —Murmuró un poco aturdida, más se recompuso rápidamente—- ¡Oh! ¡Lo siento mucho! Déjame ayudarte.

Extendió su mano, ofreciéndosela. Él la tomó sin dudar aunque, por unos segundos, se quedaron mirándose a los ojos sin soltarse. Ambos se sonrojaron.

—L-Lo siento... ¿Estás bien? Qué susto me diste —Dijo él en un suspiro, mientras se ponía en pie y la soltaba con rapidez, como si quemara—. Si no te despertabas te iba llevar al hospital...

—¿De verdad? Lo siento... pero me sorprendí mucho. Es decir, no es la gran cosa pero... estoy viviendo con un hombre.

Al decir aquello, la chica se sentó lentamente en el sofá, sopesando sus propias palabras.

—Sí, entiendo. Para serte sincero ya se me hacia raro que quisieras vivir conmigo. Esa Giggles... pero va a ver, ahorita mismo hablo con ella.

El chico subió a su habitación y busco su teléfono celular, que estaba en la mesita de noche a un lado de su cama. Marcó el número, más nadie contestó.

—¡Mocosa, malcriada! —Exclamó enojado—. ¡Cuando te conviene no contestas!

Salió de su habitación y bajo de nuevo a la sala. Miro a Flaky, que seguía sentada en el sofá. Era una escena curiosa, puesto que sus dos manos se encontraban en su cabeza, como si pensara seriamente. Se sentía algo apenado, ahora entendía perfectamente muchas cosas, cómo porque no se apenó cuando la vio en el baño. Se acercó a ella, llevando el teléfono en apretado entre sus dedos.

—Siento mucho que Giggles te mintiera. Si deseas irte lo entenderé, es más, si quieres mañana temprano te ayudaré a empacar.

—¿Eh? —Balbuceó, volteando a verlo—. No, no te preocupes, no es tu culpa. La verdad me agrada mucho este lugar y me hace feliz poder independizarme... aunque no quisiera que hubiera malos malentendidos y causarte problemas, solo por el hecho de vivir juntos.

—Uhm, es cierto, puede que haya malentendidos... —Meditó—. Pero no me importa, si tú te sientes cómoda viviendo así. Aparte, necesito a alguien que me ayude a mantener la casa en buen estado. Prometo respetarte —Alzó su mano izquierda y llevó la derecha a su pecho, justo en el lugar en el que su corazón se encontraba. Flaky levantó ambas cejas, sorprendida—. Aun con estas condiciones... ¿Aceptarías seguir viviendo aquí, conmigo?

La chica sonrió, aquello había sonado muy lindo a sus oídos.

—Claro —Aceptó con entusiasmo. Flippy le regaló una sonrisa radiante.

—Entonces terminemos de cenar ¿Qué te parece?

—Me encantaría.

Después de terminar la cena, ambos jóvenes subieron a sus habitaciones. Flaky no podía consolar su sueño, aunque ya se encontraba acostada bajo las mantas. Meditaba todo lo que le había ocurrido. Solo viviría allí cierto tiempo, por lo menos hasta ahorrar y conseguir un departamento que compraría, o rentaría, quién sabe, pero esta vez se aseguraría de vivir completamente sola. Mientras tanto, se tendría que acostumbrar a estar bajo el mismo techo de un hombre, que no era precisamente su padre o algún otro familiar. No. Era un hombre exmilitar, joven y condenadamente apuesto.

Mi nueva compañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora