Una oportunidad para llegar a ti.

En Peligro

"Me tienen hasta los cojones."
@Rubiu5 vía Twitter.

—Creo que ya aprendiste la lección. —dijo Rubén mientras preparaba café.

—No estoy de humor para charlas.

—Ni yo como para que miles de locas sepan mi dirección. —miró nerviosamente por la ventana.

—¿Qué?

—Ven a ver las consecuencias de no pensar antes en lo que te digo.

Miramos hacía la ventana miles de chicas estaban a fuera realmente era como ver una oleada de zombies...

—Solo espera a que todas ellas propaguen en redes sociales en donde vivo y habrá más.

—Solo no demos señales de vida y problema resuelto. —suspire.

—No es tan fácil.

Un ruido nos desconcertó provenía de el aparato de seguridad del departamento.

—¿Qué sucede?

—Hay miles de chicas a fuera que quieren verlo ¿Las dejo entrar? —preguntó nerviosamente el portero.

—¡Por favor no! —gritó Rubén.

—Diga que Rubén no vive aquí, en este departamento vive Geraldine Ross ¡le daremos lo que quiera!

—Perfecto, más tarde hablamos de cuentas... —colgó.

—¿Quién es Geraldine Ross?—preguntó Rubén.

—Una chica que estudiaba conmigo en preescolar. —reí.—Bien entonces, continuemos con el plan, abre Twitter y publica una foto tuya la que sea que no sea en esta casa. Yo haré lo mismo con mi atuendo que traigo sin que se vea en donde estoy.

—Bien.
"Grabando vídeo nuevo (:"
@Rubiu5 Vía Twitter.

—Así es perfecto, el segundo paso es llamar a uno de tus vecinos.

—¿Para qué?

—¡Solo lo haremos!—corrí por el pasillo.

—¿Alli qué haces?

—Señorita Clinn, señorita Clinn. —llame ansiosamente a la puerta.

—Hola Alli. —abrió Kassandra la hija de los Clinn.

—¡Kassandra tu mamá!

La pequeña niña corrió dentro para después salir tomando la mano de su madre.

—¿Qué pasa Allison?—preguntó amablemente.

—¿Podría hacerme el favor más grande del mundo?

—¿Cuál?

—Le cuento en el camino. —tomé su mano y corrimos hasta el departamento de Rubén.

—Bien, ¿entonces solo me paro en la ventana y digo que se larguen?

—Sí véase lo más casual. Kassandra párate con ella y avientales agua.

—¡Muy bien!—dijeron al unísono.

Al hacer todo este espectáculo las personas se fueron solo quedaron pocas tal vez solo siete personas, las cosas se tranquilizaron.
Rubén y yo tomamos un baño nos relajamos y fuimos a dormir, al final el portero nos robo treinta dólares.