Capítulo 9; Estás rara

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Es gracioso cómo las cosas no cambian en esta vieja ciudad.

Miro a mi izquierda y veo a mi madre con una sonrisa que ilumina toda la habitación dándome la bienvenida.

A mi lado veo a Loui mi precioso dálmata jugando con la pequeña Alaine.

Y al fondo el vacío escritorio de mi padre.

La ventana de la cocina lleva a la casa de Scott el cual me saluda como si no me hubiera visto en años.

Y yo estoy aquí. Perdida. Sintiéndome un cuadro contemporáneo que parece una burla y no encuentro una persona que sepa leer el mensaje oculto tras los trazos que un loco me dejó grabados en la piel.

-¿Qué te pasa cariño? Te noto distraída.- dice mi madre sacándome de mis pensamientos.

- Oh, nada mamá.- le respondo dándole un beso en la mejilla.- Me subo arriba, voy a leer un rato.

- Eva... ¿luego juegas con nosotras y con Loui al juego de mímica?

- Obvio Al, ¡yo con Loui!- le grito subiendo a mi habitación con mi perro detrás.

Dejo la mochila y cojo el móvil.

29 mensajes de 6 conversaciones.

La mayoría son mensajes de Jayden, Scott, mi padre, las tres marías y un número desconocido. Entro en el desconocido.

No sabía que conseguir el número de la chica desconocida sería tan sencillo.

Puedo sospechar de quién se trata.

Decido ignorarlo, una vez más hoy.

Y Jayden me dice que tenemos que empezar a planear de trabajo de filosofía.

Diréis "quedan dos meses para entregarlo" pero resulta bastante agobiante dejarlo todo para el final. Prefiero quitarme la tirita rápido.

Me quedo unos minutos sentada en mi cama mirando mi habitación.

Es grande, bastante grande para ser sincera. Blanca y tiene toques de madera; Hay una escalera de madera con luces que le dá un toque tumblr a la habitación, una mesita con velas y un buda.

También tengo un apartado de fotos colgadas detrás de la cama. Y una frase con luces que dice "Sometimes you make choices in live and sometimes choices make you".

Un armario blanco enorme con con algún cuadro contemporáneo que me regaló mi abuelo.

Tengo una estantería que casi ocupa una de las paredes entera llena de libros y algún que otro objeto significativo para mí; mis primeras puntas de ballet, un cuaderno lleno de cosas escritas por mí, y algún que otro trofeo.

Y mi cama... es lo mejor de todo, es grande, cómoda y está llena de cojines de colores que dan vida a la habitación.

-Eva te buscan.- oigo a mi hermana desde abajo.

Bajo y me encuentro a una Sarah roja y agotada.

- ¿Kitipasa?- le pregunto imitando a Hamza al verla tan sofocada.

- Varias cosas...- dice y la miro con cara de "Cuéntame".- Pues primero mis padres no van a estar porque como sabes van a celebrar sus veinticinco años de casados y me apetece hacer una fiesta este fin de semana para empezar bien el curso. Y como somos las mejores organizandolas aquí estoy.

- ¡Eso es genial S! ¡En marcha!

- Si pero antes... Has faltado a clase hoy ¿por qué?

- Sarah, no es nada tan fuerte, quiero decir, sé que no he de hacerlo pero tampoco es que el mundo vaya a dejar de girar.

Me mira con el ámbar de sus ojos intensos y frunce el ceño.

- No deberías de empezar ese comportamiento imprudente.- dice arqueando una ceja.

- Ya, bueno, es solo un día. No pienso perderme más clases, sólo estaba experimentando.

- Oh si, sobre eso ¿vas a seguir en tu línea o va a cambiar algo?

- ¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Debería de cambiar algo?

No me gusta por donde está yendo esta pregunta...

- No, no si tu no quieres. Solo digo que desde que han empezado las clases estás más rara de lo normal.

Soy la rara, en realidad, somos las cuatro raras, o especiales como dice mi madre. No entienden que a mí me dé por leer a Marguerite Duras o a Jean M. Auel. Ni que a Meredith le dé por ver cine negro o a Almodóvar, ni a Chloe música clásica salida de los acordes de un violín, ni a Sarah le dé por admirar la fotografía de Elliott Erwitt. Y menos que a todas nos adoremos todo lo que les gusta a los otras. Lo que la mayoría de nuestros compañeros piensan es que vamos de culturetas para llamar la atención.

Pero nosotras sabemos que no es sólo una pose, que de verdad lo sentimos. Pero yo estoy segura de que lo único que merece la pena se esconde en la diferencia. Saliendo de lo normal.

Que palabra más estúpida. Normal. Como si alguien lo fuera. Nosotras decidimos ser infinitas y así lo seremos. Aunque nos salgamos del prototipo "normal". Sin que nada importe.

- Una fiesta temática.- propone mi amiga.

- Buena idea, puede ser una fiesta en la que solo se pueda ir de blanco y negro...

Sunsets loversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora