Azul- Parte 1

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-Víctor, toma una desde arriba, saliendo de la piscina
El platinado se movía de un lado al otro, con la vista fija en las poses que capturaba con su celular, tenía frente a él al seductor Christophe Giacometti, uno de los pocos amigos que tenía desde la desaparición de la señorita Pávlov, como le decía para hacerla bufar con la nariz y convertir los labios color durazno en una linea corta, haciéndola ver tan graciosa. Su recuerdo ya no dolía, el amor de Yuri llegó para sanar su vida y los huecos que tantos abandonos emocionales habían dejado.
Mientras pasaba de una a otra en su galería, una brisa fuerte propia de la zona les erizó la piel y las gotas de agua se expandían en las piernas pinchándolas y haciendo estremecer al rubio mientras se acercaba a Víctor con los brazos cruzados sobre el pecho, mirando las imágenes a través de la pantalla.
-Hace frío en Barcelona, el agua esta helada demonios...aunque creo que estas acostumbrado...eres ruso, a fin de cuentas- le enfrentó con una mirada intensa, clásico Chris.
-Oh, en realidad muy poco, soy un ruso muy especial.- le contestó Víctor sin dejar de tomar el celular, sonriendo ligeramente al dejarse al descubierto como un ruso friolento.
-Aunque debo admitir que España es hermosa...alguna vez ambos estuvimos aquí, ¿recuerdas, coach Víctor? Nos divertimos mucho aquella vez.- le contestó Chris suspirando al final con el recuerdo traído por sus propias palabras.
-Claro que sí...sobretodo tú, no saliste de la habitación de ese tipo en mucho tiempo.- le recordó el platinado.
-Era muy bello, como este país.- dijo mientras se sentaba a su lado y empezaba a secar sus cabellos rizados.- Pero cuéntame, ¿cómo es Japón? ¿Hay algo para mi en aquel misterioso lugar? Yuri no platica mucho, supongo que todos son iguales.
-Japón es hermoso, aunque conquistar a Yuri me tomó algo de tiempo.- dijo sonriendo un poco al recordar sus primeros encuentros. ¿Cómo habían llegado tan lejos? Se encontraban ahora en Barcelona, a solo horas del Grand Prix, ambos estaban nerviosos pero emocionados. Su relación había mejorado y crecido con cada día que pasaba y Víctor no podría pedir nada más para ser feliz. Su pequeño katsudon, la razón de sus sonrisas de la nada, del fuego en su corazón.
-Oh Víctor aún pones la misma cara de idiota cuando alguien dice su nombre.- le dijo su amigo al notar su reacción en un tono burlón que Víctor extrañaba un poco, a fin de cuentas tantos años de amistad le habían conducido al cariño hacia el seductor y extrovertido Chris.- amo verte así, tan...enamorado. Yo me conformo con las caras de orgasmo que ponen todos los que pasan por mi cama.
Víctor lo volteó a ver mientras se carcajeaba, ese era el Chris que el apreciaba, tan despreocupado y a la vez tan atento. Un poco de humor a costa de las ingenuas conquistas de su amigo no le haría daño.
-Que modesto eres, Chris- dijo sarcásticamente- pero no puedes presumir de una cosa: haber hecho el amor.
-Osh, Vitya-volteó los ojos como si se tratara de Yurio- eso vendrá después cuando encuentre el dichoso amor, hablas como un viejo- le dijo entre risas.- Hay algo que tengo que hacer aún de entre todas las cosas que he hecho...¿podrías guardar el secreto?
Víctor se puso un poco mas serio y asintió rápidamente, sorprendido de que Chris, el adonis por excelencia confesara no haber probado de absolutamente todas las mieles del sexo.
-Bueno, coach, la verdad es que nunca he estado con una mujer...es algo que deseo...Dios, son tan bellas, conozco algunas a la que me gustaría hacer felices como solo yo podría hacerlo.
-¿En serio? Nunca pensé que querrías hacerlo con una chica...siempre pense que tu- el rubio lo interrumpió abruptamente.
-Víctor, no me espanta nada, soy curioso...y sus gestos son mas finos y bellos que los de un hombre asi que amaría ver eso...aprender a tocarlas, a escuchar lo que quieren, no ser un cavernícola cualquiera como con los que siempre se topan...¿entiendes mi punto?
-Sí, solo me sorprendí un poco.- dijo y en un segundo recordó el gesto de Sofía al tenerlo dentro de ella.
Chris continuó hablando.- No lo veo como algo imposible, pero...no se que podría pasar. Al menos tu nunca has tenido esa duda o esa experiencia...estoy solo practicamente.
En un impulso de sinceridad y al encontrarse los dos solos a la orilla de la piscina, Víctor decidió confiarle uno de sus más grandes secretos.
-Sabes, Chris...-se inclinó hacia adelante y apoyó uno de sus codos en sus rodillas, poso dos dedos suavemente sobre sus labios y el pulgar en el mentón.- esto jamás te lo he dicho...pero yo ya estuve con una chica.- sonrió ligeramente y arqueó una ceja.
Chris abrió los ojos sorprendido y se acercó mas a él.- Pero entonces cuéntamelo todo, nombres, fechas, todo Víctor.
-Jajaja calma, fue hace tanto tiempo...tenía 16 años y ella 15. Un buen día se nos ocurrió escaparnos de la escuela, siempre nos salíamos sin permiso...tomamos un taxi hasta el departamento de Yakov, siempre estaba solo porque él tenía entrenamientos todo el día así que no nos meteríamos en problemas...juro que no iba con esa intencion- dijo Víctor levantando una mano y negando con la cabeza al darse cuenta de ese doble sentido. Chris solo alzó una ceja y sonrió burlonamente de lado.
-Se llamaba Sofía, era mi mejor amiga...llegamos al departamento, abrí la puerta y fuimos directamente a mi cuarto.
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-Señorita, esta usted escurriendo, casi huele a perro mojado- dijo el joven Víctor tapándose la nariz burlonamente.
-Lo dice el que apesta a shampoo de niña- le contesto Sofía con un golpe en el brazo y un enojo fingido.- quizá también te tengas que cambiar el tampón- lo retó sonriendo y bajando el rostro para mandarle una mirada pícara.
Víctor fingió sentirse ofendido e hizo una O con los labios mientras ponía una mano en su pecho y soltaba su cabello húmedo de la coleta que llevaba.- Señorita Pávlov, usted ha traído faltas morales a esta casa noble y de valores cristianos- dijo imitando la voz de la viuda de la terriblemente aburrida boda a la que Yakov lo había arrastrado y se persinó.- Le pido demuestre el pudor digno de una hija de buena casa y no hable de esas vergüenzas- puso el dorso de la mano sobre la frente en una actitud dramática solo para ver la risa de la rubia frente a él. Era la hermana y amiga que necesitaba, que anhelaba ver cada día, ni imaginar la vida sin ella. Abrió su clóset para darle una prenda seca a su amiga, una playera de mangas largas que se por sí le quedaba pequeña y aventó al piso el resto buscando algo para él. Se ocuparía después del desorden. Junto al clóset y sin la vergüenza de la que se burló hacía unos minutos Sofía de espaldas a él se quitó el suéter mojado y la blusa empapada. Su sostén era de un color crema y de una tela brillante, con tiras gruesas cómodas. Víctor había visto muchas veces su espalda descubierta con los trajes de competencia, su espalda blanquecina y el lunar en la espina dorsal pero verla así le atrapó. Notó como ese lunar se transparentaba por la ancha tira color crema y dedujo que se debía a lo húmedo que estaba. Intentó no pensar en cómo lucirían entonces sus pechos pero no pudo. Su imaginación voló alto como jamás le había ocurrido...al menos con una mujer.
-Víctor, tienes ya lo que me vas a prestar, supongo...podrías dármelo ya- dijo Sofía algo apurada.
Se acercó embelesado y absorto en la imagen que creaba su joven mente sobre los pechos de Sofía, en silencio, impaciente.Sin pensarlo mucho tomó su hombro y la giró hacia él, con la mirada de Sofía algo confundida. ¿Era esto ser un pervertido? La miró de arriba a abajo y se le juntó el cariño de golpe, la vista gloriosa de los pezones claros y la nariz sonrosada de la chica. Una gota de lluvia bajó desde su hombro izquierdo y le recorrió el brazo, la piel erizada de frío y con algo de emoción. Ahora entendía por qué era tan atrayente para el resto, ahora la veía como a una mujer. Los ojos confundidos de la chica se clavaron en los suyos, buscando las palabras
-Vitya...¿pasa algo? Jeje, me pones algo nerviosa... Pero antes de que pudiera seguir, la besó suavemente y Sofía aunque confundida no lo detuvo. Se quedó quieta, de pie ante el platinado, estremeciéndose ante el tacto de Víctor sobre sus hombros fríos, las blancas e invernales manos quemándole los brazos y los costados. Había pensado tanto tiempo que él podría ser homosexual y la idea la torturaba al tenerle un amor escondido que ahora podría liberar y prenderle fuego y hacer que su cuerpo dance alrededor de él. Los besos se prolongaron, las caricias se sentían cada vez más violentas. La respiración entrecortada, la rebeldía de hacer algo prohibido quizá, nuevo totalmente, eso bastaba para hacerle sentir a cualquier par de adolescentes que la vida les era suya. Las venas latían en todo el cuerpo, recostados torpemente en la cama las prendas aún húmedas se calentaban poco a poco creando una sensación extraña, nada que un movimiento de brazos rápidos entre besos no solucionara. Dejándose llevar entre lo escuchado por otros chicos y la lógica, las piernas de Sofía recibieron a un nervioso y agitado Víctor y sus cuerpos se embonaron de una manera meramente natural.
Una ola de calor les recorría el vientre con más frecuencia y la misma sensación de cosquilleo les decía qué hacer, obedeciendo al instinto y las sensaciones es como se movían los inexpertos amigos y ahora amantes. ¿Cuánto tiempo estuvieron así, enredados entre gemidos, manos finas y olor a sexo? Víctor no lo recordaba.
La primera vez que se tiene sexo siempre es un poco incómoda. Hay cosas que uno no aprende a interpretar mas que con el beso de la experiencia. Sí, el vaivén violento de caderas, las súplicas por más fuerza y rasguñarse las espaldas y los lunares fué solo sexo. Un sexo primerizo muy raro para ambos como para cualquiera.
¿Terminó ahí? ¿Sólo un raro, placentero acto carnal? ¿Es que acaso sus corazones no se juntaron?
Lo hicieron. Sus almas se conectaron y en su momento no lo vieron.
Víctor comprendió tiempo después que realmente hicieron el amor cuando el sexo se cortó de golpe. Cuando lloró entre sus piernas por la culpa y el placer deliciosamente mezclados y se dió cuenta de lo que sucedía y lloró de verdad, ahora fuera de ella. Cuando se quedaron abrazados, sin decirse nada.
Cuando se vistieron lentamente y se acostaron a llorar al saber que no estarían juntos jamás. A Víctor le dolía amar a Sofía a su manera y no como ella quería ser amada.
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-Entonces...saliste del clóset en ese mismo instante- preguntó el rubio.
Víctor arrugó los labios y asintió con la cabeza lentamente.
-Ella...debió haber sido duro para ella...-mencionó Chris invitando a su amigo a seguir hablando.
-No sé nada de ella, después de unos meses desapareció. No le pregunté ni le comenté sobre aquello. Nos quedamos dormidos después de llorar y la acompañé por un taxi antes de que Yakov nos encontrara. Como si jamás hubiera pasado, y eso es doloroso aún. Ojalá pudiera verla de nuevo.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2019 ⏰

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