Desperté a las siete de la mañana, todo estaba silencioso, desconozco la hora de huida de todos los que estaban aquí ayer.
Me duché y me cambié, cuando abrí la puerta de mi cuarto, todo estaba limpio y ordenado. Entré al cuarto de Pablo silenciosamente, pude verlo dormido. Me acerqué a él y lo moví.-¿Irás a la Uni?
-A las diez -dijo con un tono casi inaudible.
-Yo ya me voy. Te dejé café...
Esperé a que me contestara pero no emitió ningún sonido, será mejor que lo deje descansar.
Salí de los departamentos cuando me entró una llamada:-¿Donde estás? -preguntó Potro.
-Saliendo de los depas ¿Y tú?
-Llegando por ti -dijo, tocando el claxón del carro.
-¿Qué haces aquí? -pregunté abriendo la puerta del carro.
-Ayer en la noche te vi un poco alterada. Vengo a hacerte una proposición de ir a desayunar.
-Tengo escuela amigo.
-No vayas a la primera clase, es más, buscamos algo por ahí cerca, yo también tengo que regresar a la aseguradora.
Potro siempre me convencía, es muy buen amigo de nosotros y tenemos un lazo especial, de esos amigos que te apuñalan de frente y te cuidan las espaldas, con mente abierta, siempre alegre, positivo y ambicioso. Su papá tiene aseguradoras pero él, aparte de estar en el negocio familiar, opera su propio restaurante. Tiene una sonrisa de muchos dolares, es alto y en buena forma, invierte mucho en gimnasio, nariz recta, pelo castaño claro y tez blanca.
Se llama Gerardo pero todo mundo le dice Potro pues canta perfectamente bien.-Gracias -dijo amablemente cuando nos entregaron la carta.
-¿Cómo vas con Gaby? Ya no la he visto...
-Pues estamos -dijo mientras revisaba la carta-. Últimamente ha estado insoportable, ella no es así, se ha hecho muy berrinchuda y exigente, supongo que me lo gané por darle todo.
-Llevan un año viviendo juntos, es normal que tengan problemas, todos sabemos que Gaby es la mujer de tu vida.
-Por supuesto -subió el tono de voz-. Eso no lo discuto, la amo, sigo perdidamente enamorado de ella como cuando la vi por primera vez. Han sido los mejores cuatro años de toda mi vida, es una mujer extraordinaria, pero siento que me está presionando demasiado con ese asunto de matrimonio.
-¿No te quieres casar? -le pregunté tomando un sorbo a mi jugo.
-No lo sé, siento que todo se complicaría, siempre he sido precavido y le haría firmar un acuerdo en caso de divorcio, conozco a Gabriela y lo tomaría mal. Estamos muy bien así, no me va a perder, pero ella insiste que debemos de tener ese título. No sé, si en realidad su familia la está presionando.
-¿Crees que piense que no estás seguro de que ella sea la indicada?
-Puede ser, pero yo he hablado con ella miles de veces, no le hubiese pedido que viviera conmigo si no estuviera seguro que ella es mi compañera ideal, trabajo por nosotros, le pago la escuela para que pueda realizarse ¿Quiere una sala nueva? Ahí está su sala...
¿Quiere ropa? Me la llevo al mall a que escoja lo que quiera, ¿viajes? Siempre la sorprendo en fechas importantes. ¡Ah! ¿Quiere una reunión con sus amigas? Le presto el restaurante y no dejo que paguen nada ¡DIOS! -exclamó suspirando fuertemente.-Te convertirás en santo si sigues así -bromeé.
-Si bueno, me gusta ser el papel de seductor -dijo mientras masticaba su fruta.
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PERO ES PRECISO SOLTAR
RomancePorque todos hemos tenido la experiencia de convivir con personas tóxicas... Yo sabía que mis decisiones tarde o temprano me iban a regresar tremendos golpes en la cara, ¿cómo podría decir adiós a la culpa? Soltar esa carga tan pesada que llevo en m...