Capitulo 10

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Cuando Mabel y Pacifica llegaron al centro de servicio cautivadas por el incendio de la explosión como moscas; Bill ya se encontraba inconsciente en el suelo, Dipper que en esos momentos estaba sentado a su lado, podía haber asegurado que incluso parecía un muerto sino fuera por aquel pequeño movimiento en su pecho que indicaba que seguía respirando. Tardó en reaccionar cuando ellas se habían acercado.

— ¡Dipper, siegues con vida!— Mabel no reparo en nada en acercarse a su hermano para abrazarlo con una fuerza un tanto exagerada que lo hizo quejarse del dolor. No era algo que podía evitar, sentía que lo había perdido de nuevo.

—No respiro— apenas pudo murmuras el castaño logrando que su hermana captara el mensaje y se separara logrando que el aire llenara de nuevo sus pulmones— ¿Qué hacen ustedes aquí?

—Vimos la explosión a lo lejos, me sorprende que sigan con vida— Pacifica había estado sorprendida por eso, al menos se había ahorrado la bochornosa escena de encontrar sus cadáveres calcinados— al menos tú— añadió viendo al rubio en el piso bañado de sangre.

—Sigue con vida, logre detener la hemorragia y por fortuna no tiene muchas fractura así que también me encargue de eso— comento Dipper queriendo ponerse de pie sin logro alguno, él tampoco se encontraba en buenas condiciones y la poca fuerza que antes tenía se agotó en la curación de Bill.

—Entonces hay que irnos— suspiro Mabel, era lo único que podían hacer en esos momentos — ¿Qué paso con esa cosa gigante?— pregunto al acordarse del humanoide, Pacifica solo se quiso golpear al olvidar algo tan importante.

—Creo que está muerto— no quería asegurar nada de lo que no estaba seguro— estuvo en la explosión y desde ahora no se ha movido, pero no estoy seguro de nada.

— ¿Qué haremos con él?— pregunto la rubia señalando al hombre que más lejos de todo no podía estar.

— ¿Pueden cargarlo a la camioneta? Creo que yo todavía puedo caminar — sonrió y tras unos extenuantes minutos logro ponerse de pie. El dolor era terrible como el primer intento, pero sentía que podía soportarlo— ya vámonos.

Las dos mujeres asintieron en la cabeza y coordinándose levantaron el cuerpo de Bill- entre la inconsciente esta había proferido una queja por lo cual lo tomaron como una buena señal – a un paso lento que llegaba a ser incluso insultante lo acomodaron en el asiento trasero de la camioneta siendo seguido del joven Pines que se sentó a su lado, llegando acomodar la cabeza del rubio en sus piernas. Quedo inconsciente antes de que la camioneta de pusiera en marcha a cualquier parte.














Wirt estaba demasiado nervioso por decir menos; se sentía al borde de sufrir un colapso y antes de considerar que tal vez solo estaba actuando exagerando su lado racional le decía que no debía engañarse a su mismo ¿Qué ganaría de todos modos? Cualquiera en su situación actuaria de igual forma, e incluso peor.

Jack Unterweger era la persona más aterradora del mundo y él tenía que darle el informe sobre el fracaso de la misión; él era valiente – eso mismo lo había mantenido con vida- en ir sin saber cómo reaccionaría ante la idea de que Bill Cipher no solo había sobrevivido sino que había tenido la destreza suficiente como para destruir al arcángel. El arma definitiva dejada como un despojo deplorable.

No entendía porque Bill Cipher actuaba de esa manera: claro sabía que aquel rubio estaba loco, pero rebelarse contra el futuro líder mundial era algo que superaba los límites. Y, por supuesto, sus habilidades denotaban algo que superaba las expectativas de cualquiera, no por nada había sido el favorito de Jack. Estaba buscando su muerte, pensó cuando llego a la puerta que le daría el acceso a la oficina de su jefe, después de todo, Jack le arrebato todo lo que tenía en el mundo.

Toco a l puerta esperando a que le abrieran pero nadie contesto a su llamado, intento de nueva cuenta y el resultado llego a ser el mismo; opto por acercarse más pegando su oído a la madera escuchando vagamente la voz de Jack. Parecía molesto y un escalofrió recorrió todo su cuerpo. Tal vez lo mejor era regresar en otro momento.

Se separó cuando escucho unos pasos acercarse a la puerta; se sintió palideces y antes de que la idea de escapar llegara a su cerebro la puerta se abrió. El hombre que salió de la habitación era uno de los mejores científicos que alguna vez pudo conocer en su vida siendo solo superado por el maniaco de Bill Cipher.

—Stanford Pines— dijo Wirt como si aquello fuera un mantra. Al parecer aquello lo dijo en un tono algo alto pues el hombre volteo a verlo. Su expresión era un criptograma, imposible de analizar, no obstante no tuvo mucho tiempo para apreciarlo pues se marchó sin decir una palabra.

No lo detuvo y solo se limitó a verlo perderse entre los pasillos del complejo ¿Qué le había pasado para que estuviera de esa manera? Stanford siempre se mantenía serio pero ahora, no estaba seguro. Algo malo le pasaba, eso seguro.

—Wirt ¿Qué haces aquí?— la grave voz de Jack le hizo experimentar un pequeño paro cardiaco y con diligencia le miro a sus extraños ojos multicolor.

—Yo...la misión de atrapar a Bill Cipher ha sido un total fracaso — apenas pudo pronunciar, sintiendo como sus piernas se convertían de un material más suave y que caería en cualquier momento.

—Pasa — el hombre se adelantó y temiendo lo peor le siguió ¿Qué le haría?— ¿Cómo lo logro?— pregunto y si no fuera por el horror por su destino hubiera podido notar la burla en su voz.

— ¿Disculpe?— pregunto confundido.

— ¿Cómo ha sobrevivido ese maldito?— repitió sentándose en el gran escritorio que se imponía en medio de la oficina.

—Todavía no tenemos nada claro señor, más que ocasiono una grave explosión que dejo inservible al arcángel y las cámaras de seguridad de la zona. Cuando estudiaron la zona se da indicios que seguía viajando acompañado ¿cree que eso signifique una amenaza?

—No, son solo lacras— sonrió de lado— Bill no ha aprendido su lección, supongo que tendrá que hacerlo de nuevo, pero eso será en otro momento — hizo una pausa— por ahora quiero que vigiles a Stanford Pines. El tampoco parece comprender que su lealtad debe ser solo para mí.

Wirt solo asintió y ante el silencio que se formó después se dio cuenta que lo más inteligente que podía hacer en esos momentos era marcharse por lo que lo hizo. La lealtad, esa misma que había pagado Bill Cipher con su cordura y con la que posiblemente pague también Stanford Pines. Era un alivio saber que el si era leal.

Continuara.

Tanto tiempo sin vernos ¿Qué tal? ¿Qué les parecio el capitulo? No duden en comentar, que es totalmente gratis. Nos vemos. 

Supervivencia (DipBill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora