Capítulo 1: El amor no acaba

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Se despertó de un sobresalto que casi lo hizo caer de la cama; "una pesadilla", hacía meses que no tenía una. Se tallo los ojos con pereza manteniendo el agarre a la almohada de Willy, al parecer había dormido abrazado a esta, aquella pieza de cama tenía impregnado su dulce aroma tan profundamente que durante las pocas horas que logró dormir, había imaginado perfectamente la compañía del menor; sin embargo, la pesadilla donde una horda de hechiceros le arrebataban al amor de su vida lo había hecho regresar de golpe a la realidad. Tal vez no eran hechiceros, pero si un cumulo de malas decisiones los que alejarían a Guillermo para siempre de él.

Tomó una ducha rápida dejando que el agua se deshiciera del sudor procedente de su cuerpo debido a la exaltación y se vistió como todos los días, dispuesto a comenzar con su rutina diaria.

-Desayuno y luego a grabar – se dijo a sí mismo mientras se acomodaba la camisa frente al espejo.

Al salir de la habitación el silencio reinaba en toda la casa o al menos así le parecía a Samuel, solo podía escuchar el ruido de su pies arrastrándose pesadamente sobre el suelo; los pensamientos sobre la noche anterior no dejaban de dar vueltas en su mente, en definitiva recordaría el rostro desencajado y la mirada perdida de Willy durante mucho tiempo.

Para siempre...

Se encontraba deseando nunca haber tomado esa decisión tan apresurada e impulsivamente, se encontraba deseando haber detenido a su esposo la noche anterior para pedirle disculpas y arreglar todo, se encontraba deseando regresar el tiempo, entonces, lo escuchó. Era Guille tarareando una melodía desconocida para él en algún lugar de la casa, "¿Desde cuándo te despiertas antes que yo?", aquello resultaba inusual.

Caminó lentamente por el pasillo acercándose al salón, una vez ahí pudo ver la escena más perfecta que jamás hubiese imaginado; Guillermo estaba de frente a la estufa cocinado algo que desprendía un olor delicioso, sobre la barra de la cocina descansaba un gran plato extendido con una pequeña montaña de hotcakes, dos vasos de jugo de naranja y dos tazas que humeaban por su contenido caliente; los cubiertos y platos estaban colocados perfectamente unos frente a otros y el móvil de su esposo sonaba en un nivel por debajo de su voz. Se escuchaba alegre, era como si nada entre ellos hubiese pasado, era como la mañana de su cumpleaños, esas mañanas donde Guillermo hacia un esfuerzo sobrehumano para despertar antes y llevarle el desayuno a la cama, era perfecto; sin embargo todos esos bellos recuerdos se esfumaron cuando el menor se giró para quedar frente a frente con Samuel.

Los ojos de Willy estaban tan hinchados que incluso parecían más rasgados de lo que resultaba posible, estaban además enrojecidos, era claro que había llorado toda la noche.

¿Por qué te duele?, después de todo es tu culpa, tú lo decidiste así; se reprochó a sí mismo.

-Buen día – el saludo rompió su amarga burbuja.

-B-Buen día – respondió con un nudo en la garganta, ¿Por qué su voz sonaba tan alegre, cuando su rostro era el reflejo de lo contrario?

-Siéntate antes de que se enfrié – le señaló el banco, para luego mirar con una amplia sonrisa en los labios el plato con el desayuno.

-Gracias – su voz sonaba apagada, la culpa no le permitía comportarse de manera normal; se sentó frente a la barra y permaneció en silencio con la mirada perdida en su plato, gesto que no pasó desapercibido por el menor.

-Había un poco de jugo de naranja y en la taza hay agua caliente por si quieres un té – dijo mientras se sonrojaba por motivos que Samuel no entendía.

-Gracias – no tenía palabras, no entendía la situación y le asustaba que todo aquello se tratase de un sueño, y si era así, no quería despertar.

El amor acaba (Wigetta)- MiniFanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora