Capítulo 2: Mas hermoso de lo que recuerdo

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Eran las 7 de la mañana cuando el sol entró de lleno en la habitación de Guillermo, de inmediato esa molestia que le generaba la luz sobre su rostro lo obligó a levantarse perezosamente de la cama. Le dolía todo el cuerpo, sus ojos ardían y el frío le impedía moverse; se quedó de pie inmóvil sobre la alfombra mirando a su alrededor, aquella habitación cada día le parecía más fría, solitaria y gris, cada vez más impersonal. Frotó sus manos entre sí para tratar de producir un poco de calor, al notar la pequeña pieza de metal que lucía en su dedo anular un nudo se le formo en el estómago, lo retiró con delicadeza y lo depositó en la mesa de noche, como lo hacía cada mañana antes de ducharse. Se estiró por última vez para que su espalda terminara de acomodarse y sintió un poco de resequedad en la garganta al dar un último bostezo.

Agua, era en lo único que podía pensar, en tomar un poco de agua para aclarar la garganta, así que se dirigió a la puerta de su habitación para retirar el cerrojo, ese que había puesto a propósito la noche anterior, ante la posibilidad de que Samuel intentara entrar. Al abrir por completo la puerta, la imagen más conmovedora se mostraba ante sus ojos; Samuel yacía en el suelo, con las rodillas abrazadas a su pecho, completamente dormido y tiritando ligeramente por el frío de la mañana.

Se lo merece, pensó el menor al ver la lamentable situación en la que había encontrado a su esposo, después de todo este era un buen pago por las terribles dos noches que él había pasado anteriormente; sin embargo, al escucharlo balbucear su nombre entre sueños, su corazón se estrujo y le resultó inevitable inclinarse hasta estar a su lado. Tocó levemente la mejilla del mayor, quien de inmediato al sentir el cálido tacto y el perfume incomparable de Guillermo se despertó al instante.

En un movimiento increíblemente rápido y completamente inesperado para el menor, Samuel se abalanzó sobre él estrechándolo fuertemente entre sus brazos y hundiendo el rostro en su cuello.

-Perdón – dijo entre sollozos, había comenzado a llorar – Por favor perdóname, lo último que quiero es hacerte daño, más daño del que ya te he hecho.

Guillermo permaneció en silencio, lo cierto es que aquella acción lo había tomado por sorpresa y no sabía cómo reaccionar, simplemente correspondió al abrazo de Samuel y dejo que sus cuerpos se acoplaran por si solos, como siempre lo habían hecho.

-Lo siento mucho, de verdad, perdóname – el mayor seguía suplicando por el perdón de Guillermo – Perdóname por favor amor, no quiero lastimarte más – y aunque no fuera su intención, aquellas palabras se habían clavado en el corazón del menor.

-Cálmate ya – dijo Guillermo mientras besaba la frente de su esposo y acariciaba su cabello, le dolía el pecho, pero ya no estaba seguro si era por las palabras de Samuel o por la imagen que le estaba mostrando.

-Ven, seguro pasaste muy mala noche – ayudo al mayor a levantarse y se dirigieron a la cama – descansa un poco, hoy tenemos mucho trabajo si queremos dejar todo listo para el fin de semana – finalizó mientras lo arropaba y dejaba un beso en su frente para dirigirse al baño.

-Gracias – fue lo único que salió de la boca de Samuel, no entendía porque Guillermo continuaba comportándose como un ángel, aun después de todo lo que había pasado.

Es porque te ama, como lo ha hecho desde el primer día. Te ama tanto como tú a él.

Los minutos pasaron desapercibidos para Samuel, no sabía cuánto tiempo había dormido, pero al despertar podía jurar que la imagen frente a él era la representación de un ángel, Guillermo se encontraba de espaldas llevando únicamente la ropa interior puesta mientras estiraba frente a él una playera azul; se acomodó mejor en la cama para poder observar sin perder detalle, aunque debía admitir que conocía cada centímetro de ese cuerpo, a pesar de ello, también debía admitir que le encantaba observarlo siempre que se le presentaba la oportunidad.

El amor acaba (Wigetta)- MiniFanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora