CAPÍTULO 2

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Con el paso de los años nos volvimos inseparables, cuando llegábamos de la escuela lo primero que hacíamos es llamarnos y contarnos que tal había sido nuestro día, a veces incluso corría al bosque, llegaba a su casa y él, como si supiera que estaba ahí, salía corriendo a buscarme, me levantaba y me giraba, otras veces incluso era él, el que venía a buscarme, incluso se apuntó a mi instituto para que estuviéramos más tiempo juntos..., pero lo que más me gustaba de él era como me defendía, porque si alguien se atrevía a meterse conmigo aparecía ahí y le decía unas cuantas cosas, aunque la verdad yo también decía unas pocas.

Recuerdo una vez que Liam Black, un chico de mi instituto me pilló después de clase y me pegó un puñetazo en la boca, en ese momento yo tenía 14 años y Tyler 17, aun recuerdo lo que me dijo: <<No te acerques más a Tyler, para putas ya hay en la manada>>, ¡este chico estaba loco o algo!, vamos a ver, ¿manada?, ¿a que venia eso?, así que cogí y le dije << ¿Pero a ti que te pasa maldito subnormal?>> La verdad se lo merecía, ¿Qué le había hecho yo?, Nada y si tenía algún problema con que fuera amiga de Tyler que se jodiera, pero... él, no pensó como yo así que me cogió de la camiseta color azul que llevaba en ese momento y me estampó contra el muro del instituto.

Si te digo que no dolió mentiría, pero mereció la pena por su cara, y justo cuando estaba levantando la mano para golpearme de nuevo, otra mano lo sujeto y tiró de él hacía atrás, era Tyler y estaba muy pero que muy mosqueado, pero vaya era normal, ya que aunque hubiera recibido muchos insultos a lo largo de mi vida, lo que tampoco era muy normal, nadie había llegado a las manos conmigo, además él conocía a Liam de toda la vida... <<Cómo te vuelva a ver golpeándola, te juro que te cogeré y te mandaré al puto infierno y si no me basta iré contigo a ver cómo te consumen las malditas llamas>> Luego lo empujó al suelo, me cogió de la mano y salió corriendo tirando de mi, sin darme cuenta llegamos a la plaza me sentó en un banco y me examinó la cara, juraría que tenía el labio roto y algún que otro moratón, entonces se agachó a mis pies y me miro frustrado << Lo siento Kat, si lo hubiera sabido yo...>> Me dijo, a lo que yo le contesté <<No importa cuantos golpes me lleve siempre que sigas siendo tan bueno conmigo>>

Él sorprendido me miró, me atrajo a sus brazos y abrazándome me dijo <<Nunca podría dejar de ser tan bueno contigo>> lo que él no supo y nunca sabrá, es que ese abrazo y sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara hasta el punto de doler y que mi estómago se agitara con mil mariposas volando, porque yo estaba, estoy y seguiré estando locamente enamorada de Tyler Robinson.

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