Una vez que entraron, Dante y Fausto comprobaron que el lugar era mucho más grande de lo que aparenta desde afuera.
Aunque, muy seguramente, había tenido días mejores. Podía verse el deteriodo de las tiendas, atacadas por zombis, y señales de la presencia de ellos hace no mucho tiempo.
Decidieron ser precavidos y avanzar cuidadosamente, su objetivo principal era hacerse con suministros. No había necesidad de tener enfretamientos que podían evitarse.
El centro comercial era extremadamente grande, constaba de tres pisos, y una infinita variedad de tiendas que iban a revisar.
Avanzaron varios metros, inspeccionando varias tiendas de la primera planta, no dando con mucho más que un par de mochilas y bolsos en los que pondrían los suministros que encontraran.
Dante miró hacia arriba, clavando su mirada sobre el techo de vidrio. Se encontraba inusualmente sano, y los rayos del sol entraban débilmente, señal inequívoca de que pronto caería la noche.
Detuvo su andar y Fausto lo imitó, viéndolo extrañado.
-¿Qué sucede?
Dante extrajo su arma de la cintura y comprobó la carencia de balas. Fausto lo oyó gruñir por lo bajo para luego sacar su cuchillo.
-Lo mejor será que nos separemos, abarcaremos más espacio y terminaremos más rápido con nuestra búsqueda. -Avisó, y sin esperar respuesta se giró sobre sus talones con intenciones de alejarse.
Fausto lo pensó. Dante tenía razón, con la luz que le brindaba el sol podían buscar con bastante facilidad, pero si llegaba la noche...
-¡Espera, Dante! -Detuvo Fausto, acercándose unos pasos. Del bolsillo de su camisa extrajo una pequeña linterna con la que apuntó al joven militar -. Tengo linterna. Una, para ser preciso. Podemos usarla cuando se haga de noche, pero tendremos que estar juntos.
Dante lo miró atentamente unos segundos, como si reflexionara sobre sus palabras. Finalmente desaprobó su idea sacudiendo levemente la cabeza.
-No es por eso, chico-afirmó cruzándose de brazo, mostrándose levemente enfadado. Luego masculló-. La noche es peligrosa.
-¿Qué quieres decir con eso?
-¿No conoces a los Nocturnos?-Indagó.
-¿No?-Su respuesta salió más como una interrogación.
-Dios... ¿cómo es que...?-Refunfuñó, despeinándose su pelo con las manos. Pareció que iba a comenzar una sarta de insultos hacia Fausto-. No, olvídalo. De alguna manera, no me sorprende.
-¿Vas a decirme quienes son los Nocturnos?
Dante soltó un profundo suspiro antes de asentir, y proceder a explicarle. Ya eran dos los motivos que le hacian preguntarse como ese par con el que estaba, hizo para mantenerse con vida.
-Son una especie de infectados especiales. Son completamente ciegos, pero el resto de sus sentidos van más allá de lo inhumano. Tienen la piel grisácea y unos dientes que sobresalen de sus bocas. Cazan de noche, ya que su piel es ultrasensible a la luz. -explicó.
-Vaya...se oyen aterradores.
-Sí, y se ven peores. Así que si no queremos toparnos con ellos, lo mejor será que apresuremos nuestra expedición.
-El sol no tardará en esconderse. Quizá en una hora ya no tengamos nada de luz. -Meditó Fausto, entendiendo el apuro de Dante.
Esos Nocturnos se oían más peligrosos que los zombis comunes, y estos ya eran bastante molestos. Lo mejor sería apresurarse.
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Travesía hacia el fin del mundo
Fiksi IlmiahEn un mundo post-apocalíptico, donde ningún lugar es seguro, acompaña a Dante y a Wendy en un viaje en busca de respuestas y soluciones a un problema que parece no tenerlo. En el camino se encontrarán con personas que querrán ayudarles, y otras que...