Aves migratorias

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La migración de las aves surge cada cierto tiempo por exigencias de alimentación o reproducción.

El miedo ha cautivado muchos hermanos mío.  Salen a la calle con temor a ser agarrados, mirando a todas parte para ver por dónde viene el ataque.  ¿Quién diría que después de tanto tiempo de paz, hoy esté nuevamente el corre, corre?  Mientras estén libres deben estar huyendo, pero sí se dejan atrapar son privados de continuar con sus vidas aquí en mi otra patria.  Algunos cuentan que, hubo misericordia, el oficial les dejó ir, solo les dijo: " Ubícate fuera del alcance de otros". Aquellos que lo cuentan, dicen que cambiaron de vida, se mudaron cual nómada sin rumbo.  Como aquellas aves migratorias que vemos en el cielo durante cada estación del año.  Otro dicen: "Para mí no hubo compasión, tengo dos órdenes de deportación, y todavía sigo por aquí dando tumbos". 

Al escuchar este último pensé "¿Por qué no se ha marchado, si tiene una orden de irse?  Mi conciencia vibro y le dijo al corazón: "No te sorprenda, tú estás en las mismas.  Tres ordenes de deportación tienes para despedir lo que alberga en ti, y no le has hecho caso".  Comprendí que andaba como mis hermanos, a veces huyendo para no encontrarme con aquel sentimiento que me domina; otras siendo alcanzada y de forma rotunda escucho: "No, no puede quedarse.  Debe volver por donde vino".   La conciencia me grita: "Hora del plan: ave migratoria", haciéndome entender que es momento de alzar el vuelo, si quiero sobrevivir al rechazo que se aproxima. 

No hay misericordia, en las ocasiones que le han pillado, le han dicho "No".  ¿Cómo regresar a donde estaba, si el camino borré?  Han sido reventados los aviones, quemados los barcos y secado los mares para poder regresarme. 

Aquello que vive dentro de mí, no puede regresarse, ¡no hay forma!  Tampoco puede quedarse.  Lo que le brinda más seguridad es huir, como aquellos compatriotas.  Correr a la suerte y procurar no ser alcanzado, llegar a un nuevo destino donde pueda habitar sin temor a que le digan "No, no estás permitido en este lugar".  El corazón se dijo a sí mismo: "Vámonos, no insista en lo que ya está perdido". Entonces entendí que no hay ni habrá reforma migratoria que pueda resolver este asunto.  Alcé mi pañuelo blanco, y dije:  "Ciudadanos, les deseo lo mejor en su tierra.  Algún dia volveré, pero como turista".

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