Capítulo VI: "Ingenua"

13 4 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cinco años después...

―¡Clarette! ―reconozco la voz de mi amiga Lucy.

―¡Hola! ―le doy un abrazo de saludo―. ¿Qué ocurre?

―Gabe preguntó por ti.

―¿Cómo? ―inquiero sorprendida y nerviosa.

Gabe Harrison es un chico que me ha gustado desde hace mucho tiempo, juega en el equipo de baloncesto y por las pocas veces que he intercambiado palabra con él, he podido comprobar que es un buen chico... y muy lindo también.

―Al verme preguntó si podías estar con él en el receso ―cuenta muy entusiasmada y eufórica―. Dijo que quería platicar contigo y ¡Que te encuentra una chica interesante! ―Se muerde el labio de la emoción y sacude la mano.

―¡Por Dios! ¡No lo puedo creer! ―Me cubro el rostro de la impresión―. Pero, ¿qué le digo?

―Eso no importa, de lo que salga en el momento. Sólo es conversar y lo más importante es ser tú misma. ―Toma de mis hombros con suavidad y me clava la mirada―. Pero ni se te ocurra hablar de Ciencia ni del ciclo de la vida y... ¡Qué sé yo! Que lo dejarás bostezando al minuto. No te tomes muy en serio lo de ser tú misma.

―¡Qué contradictoria! ―Hago un puchero―. Y tampoco soy así.

Me mira con seriedad.

―Ok, no lo haré... ―Rodeo los ojos.

―¡Ah! Y el otro punto más importante. ―Apunta con el dedo índice―. Es que controles tus ojos, porque cambiaron de color otra vez. Ya veo que lo espantas.

―¡Qué exagerada!

―Eso es lo que crees, la primera vez que los vi de esa forma estuve a punto de tirarte agua bendita y colocar la cruz.

Reímos a carcajadas y nos dirigimos al aula de clases, ya que estaban por comenzar.

Luego de transcurridas dos horas salimos al receso. Estoy demasiado nerviosa, pero a la vez emocionada.

Me dirijo hacia al patio como me indicó Lucy y lo veo. Yacía sentado en una banca y jugueteaba con su teléfono mientras esperaba.

Avanzo hasta él intentando que no me tiemblen las piernas y le dirijo la palabra.

―Ehmm... Hola ―saludo con una sonrisa tímida.

―¡Oh, hola! ―Guarda el móvil en su bolsillo y hace un ademán para que tome asiento. A él también se le notaba un poco nervioso―. Ha-hace mucho tiempo que quería hablar contigo.

―¿En serio? ―Alzo una ceja divertida.

―Sí, es que me es difícil acercarme frente a las chicas, sobre todo si son muy lindas...

ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora