Capítulo 5

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Por toda respuesta recibió una mirada cargada de burla de Stefano que la enfureció aún más. Justo en ese momento llegaron a un Hotel de fachada colonial y antigua y las fuertes manos de Stefano la sacaron casi a rastras de la camioneta.

- Más vale que te comportes. – Le dijo serio.

- No me toques. – Le dijo intentando liberarse de sus brazos.

- No hagas un drama o si no...

- ¿O si no qué...?

- Te llevaré adentro de la misma manera en que te subí a la camioneta. Tú decides.

- Hazlo, todo mundo se dará cuenta de que me traes a la fuerza.

- No estoy jugando.

- ¿Qué esperas? Haz lo que dices – Le retó pensando que no se atrevería a hacerlo en un sitio público.

- No digas que no te lo advertí.

- Mucho ruido y pocas nueces...

No pudo seguir diciendo más por que nuevamente se vio levantada por los aires por Stefano, la sensación era una mezcla de furia, placer y de impotencia por verse en una situación no deseada con un hombre que le provocaba sentimientos contradictorios. Se vio de nuevo sobre el hombro de Stefano quien con agilidad como si se tratara de un costal de plumas la había levantado y para su terror vio que él entraba en el lobby del Hotel sin reparo alguno. Comenzó a moverse intentando bajar y solo logró que él la apretara con más fuerza a su cuerpo. Al menos su traje quedó hecho un desastre pensó al ver el resultado de la lluvia en el.

- Voy a gritar.

- Ya hubieras empezado a hacerlo. Por mí no hay problema.

No había gente en el Hotel. Seguro dormían calientitos y tranquilos en sus camas, pensó con añoranza Jackie deseando estar en su lugar y viendo que el gritar no remediaría nada, tomando en cuenta que los pocos empleados que andaban por allí se limitaban a ignorar la situación como si fuera de lo más normal.

- ¿Es uno de tus malditos Hoteles? – preguntó desde las alturas.

- Sí. Compra reciente ¿no te parece encantador?

- Lo que me parece encantador es que tus empleados hagan todo lo que quiere su jefe aunque eso signifique estar en contra de la ley.

- Saben que no voy a asesinarte ni nada parecido.

- ¡Que consuelo para sus conciencias y para la tuya! ¿podrías bajarme de una vez?

- Solo si me prometes que no harás alguna tontería.

- ¿Desde cuando es tontería querer estar a mil kilómetros de ti?

- Bueno, tú lo quisiste – Dijo dirigiéndose al pequeño elevador al que subió con ella al hombro aún y dejando atrás a su equipo de seguridad pues el elevador era muy pequeño.

- ¿A dónde rayos me llevas? – Gritó.

- ¿Desde cuando maldices tanto?

- ¿Qué demonios te importa? – Volvió a gritar al verse bajada bruscamente y depositada en el suelo.

- No te va ese vocabulario – Le dijo poniéndola frente a él.

Un Amor para recordar (Saga Amores Inolvidables 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora