XI.

8 1 0
                                    

-Melissa, cuando caíste tu cabeza golpeó directamente con las rocas, pudiste haber muerto incluso, tuviste una herida cerebral que podía provocar un aumento de la presión intracraneal, algo muy complicado de entender para ti, algo que sin dudas es muy peligroso por lo tanto tuvimos que inducirte el coma, eres afortunada porque tu golpe pudo haber acabado contigo y por lo más raro que hemos visto, es que despertaste tal y como eres, una persona luego de despertar de un coma no es 100% la misma, y menos si tuviste un golpe así de fuerte, en cambio tú al despertar actuaste completamente normal, se supone que cuando estás en estado de coma igualmente estás consciente de algún modo u otro, solo que no puedes comunicarte y eso sin dudas es algo terrible, pero tú estás como si nada, y estoy muy feliz por eso, eres demasiado joven como para pasar algo así, y es impresionante en serio, podrías pasar a la historia -rió- por lo que veo la vida quería mucho más para ti. Te dejaré tranquila con tus visitas, hasta luego.

-Espere, ¿cuando podré irme?

-Oh no puedo confirmarte eso, debemos tenerte en observación por seguridad, pero tranquila, te aseguro que será un máximo de 2 días con tus buenas reacciones -acarició mi pelo- buena suerte, nos vemos.

Vi como salió de mi habitación y luego observé a los demás, los tíos de William solo conversaban tranquilos con mi mamá, miré a la ventana y me puse a pensar, luego recordé que alguien faltaba aquí, volví a mirar a los demás y hablé.

-Tía Tamara.

-¿Si querida?

-¿Donde está William? 

-Te dije que en algún momento preguntaría por él Tamara -dijo Tío Robert simulando enojo.

-Bien lo siento ¿okey? -volteó para mirarme- desde que pasó tu accidente no quiso salir de su habitación, dice que todo es su culpa, se le vino todo abajo al parecer, él solo decía que morirías y que él sería el culpable, bueno ya te imaginarás todo lo que habrá dicho, quisimos hablar con él para saber por qué decía tales cosas pero se negó completamente a hablar, tampoco te preguntaremos a ti, supongo que es un tema de los dos.

-Bien, gracias -dije forzando una sonrisa.

Estuve todo ese rato mirando la ventana, unos minutos antes me había dado cuenta que en el velador que tenía al lado de mi camilla estaba mi celular, así que esperaría a que todos se fueran para llamar a William, en serio necesitaba hablar con él, quizás eso me haría aún mejor.

-Cariño ya nos vamos, estaremos aquí cuando te den el alta y espero que sea pronto -me dio un beso en la mejilla y un abrazo, Tío Robert solo se despidió haciendo un gesto con la mano y sonriendo. 

Luego mi mamá se fue detrás de ellos, también me hizo un gesto con la mano de que esperara, cuánta suerte. Tomé mi celular y marqué al número de William. Un tono, dos tonos, tres tonos, no contestaba, lo mejor sería dejarle un mensaje al buzón de voz.

-Hola, bien...esto es difícil es decir, acabo de despertar hoy y de enterarme que estuve literalmente dormida por 2 semanas, qué suerte la mía ¿no? -solté una pequeña risa fingida- Está bien iré al grano, Will...quiero verte, en serio necesito verte y hablar contigo, tus tíos estuvieron aquí hoy ¿por qué tu no? Es decir...agh, okey...creo que eso fue desconsiderado de mi parte, no debería presionarte de esta manera, lo siento. Bueno, espero pronto decidas si verme o no, el doctor dijo que estaría hospitalizada máximo 2 días -suspiré- adiós.

Colgué y quedé mirando la pantalla, sentí un leve miedo, quizás él no volvería a hablarme, quizás, no lo sé. Comencé a llorar, de la nada, casi sin darme cuenta, no quería perder al único amigo que tenía, estuve sola durante tanto tiempo torturándome y encontrando refugio en la lectura, sufriendo de las horribles molestias que causaban esas estúpidas de la escuela, estaba todo tan mal para mí, y él logró darle algo de estabilidad a las cosas, no soportaría el hecho de perderlo.

-En serio no podría...-susurré.

Mi mamá volvió, me di la vuelta y la miré.

-¿Qué pasa Melissa?

-No es nada solo...-me arrepentí- mamá creo que deberías descansar, ya estoy bien, creo que ir a dormir a casa te haría bien también, necesito estar a solas un rato.

-No te dejaré sola es decir -ya estaba histérica- acabo de recuperarte sol- la interrumpí.

-Lo sé lo sé, pero, te ves realmente cansada, aparte puedes irte tranquila, después de todo ya desperté y el doctor dijo que era muy afortunada, puedes venir mañana temprano y ya, calma.

-Está bien está bien -dijo alzando los brazos- me iré.

Me dio un beso y me miró una última vez antes de irse.

No me quejo de ser afortunada pero ¿por qué yo? ¿qué puede ser tan importante en mi vida? Es decir, mucha gente viene esperando un milagro, rezando por sus hijos, por sus madres o algún familiar, ¿por qué debía tocarme a mi esta suerte? No creo merecerla, no yo, no puedo desapreciarla pero, no lo sé, no siento que sea para mí, soy joven y todo eso pero vienen incluso niños aquí y no corren la suerte que he tenido, por más que se la merezcan, es algo tan extraño. Quedé mirando la ventana y al rato me dormí.

MelissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora