Capitulo dos.

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-Capitulo dos.

      Estaba nerviosa, nunca había quedado con un chico. Comenzé a morder mis uñas nerviosa y algo cabreada por no saber que ponerme. Llevaba toda la tarde peleandome con el armario. No solía salir, bueno es que hasta ese momento solo había tenido tres amigos, y dos de ellos eran mis hermanos. La otra era una chica que, al igual que yo era adoptada.

-¿Te ayudo cariño? -preguntó mi madre, asomando su cabeza por mi puerta-

-Me harías un gran favor.

     Ella sonrio con ternura y se adentró en mi habitación, esquivando las muchas cajas que todavía quedaban. Registró dentro de ese gran armario conmigo. Después de ayudarme a desordenarlo, ya que no encontremos nada, me tiré a la cama boca abajo, con los brazos abiertos y con desespero.

-¿Te gustaría mi vestido, ese que tanto te gusta?

-¿Enserio? -se me iluminó la cara con una sonrisa-

-Sí, pero ves a ducharte, ahora te lo dejo aquí. -dijo animada-

     Corrí y la abracé. Le di un beso en la mejilla y bajé a baño. Si esa era la pega de dormir en la guardilla.

     Después de una larga ducha de agua caliente, me envolví en una toalla, y peiné mi pelo mojado. Despues aun húmedo lo recojí en un moño y comencé a pintarme, pero muy poco. Di brillo a mis lavios y alargué mas mi pestañas, despues me hice la raya. Deshice el moño y dejé el pelo que se secase.

     Salí del baño envuelta aun en la toalla, caminaba pensativa por el pasillo. Me choqué contra alguien y no pude evitar sonrojarme. Ian se giró y me miró atónito.

-¿Porque no vas mas vestida? -preguntó mientras me repasó con la mirada-

-Idiota -murmuré y pasé de largo-

     Una vez llegué a mi habitación encontré el hermoso vestido de mi madre. Siempre tubo buen gusto y, además gastabamos la misma talla. Me lo puse, siempre quise hacerlo, a continuación calcé los zapatos que lo acompañaban. Despues me miré en el espejo.

     Como ya he dicho era un vestido hermoso, más largo por detrás que por delante; con un bonito escote en la espalda, ajustado hasta la cadera; de un color verdecon estampados florales; combinado con unos tacones altos, de abuja, con plataforma, con un color verde al igual que el vestido. Mi pelo cae, hasta mi cintura, acabando con pequeños rizos naturales, mi flequillo de lado.

-Estas preciosa, eñaja.

    Ian se sentó en mi cama, y me dedico una de sus calidas sonrisas.

-Pero nunca estaré tan guapa como tú.

-Eso lo sé, tu siempre estarás mejor.

-No me hagas reir. -puse morritos-

-No te hagas la tonta, anda. Ademas, -Miro su movil y luego lo metio en su bolsillo- El tipejo ese, debe estar al llegar.

-Se llama Jake -le corregí sentándome a su lado-

-No me gusta...

-¿Qué? Pero si tan siquiera lo conoces. -le dije un pelin cabreada, bueno tal vez exageraba, pero era la primera vez que salia con alguien mas a parte de mis hermanos.-

-Tú tampoco -vale esta bien, tenía razón, pero no por eso ya no le tiene que caer bien...-

-Petuso, dale una oportunidad, anda. -le dije con ternura, añadiendole ese nombre por el que solo le podia llamar yo-

-Vale eñaja, pero solo por ti. -me cojió la mano y me la acarició-

     Y asi eran los momentos cariñosos entre nosotros. De fondo, se escuchó el timbre, me levanté tan deprisa que, me tambaleé en los tacones y acabé abrazando la madera del suelo. Mi hermano se rió y yo fingí estar enfadada. Me ofreció su mano para ayudarme, aun sin parar de reir, y yo la rechacé. Era tan estupido... Me puse en pie sin su ayuda, para despues mostrarle mi dedo corazón, con una sonrisa irónica. Salimos de mi habitación y nos pusimos a bajar las escaleras.

Cuando sobran palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora