Capitulo uno.

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-Capitulo 1.

-Es esa chicos -dijo mi madre con felicidad mientras señalaba una casa enorme-

      Mis hermanos aplaudieron con entusiasmo y despues de unos cuantos alardidos de entusiasmo y un renegón de papá, parecian personas. Rei un poco ante sus expresiones serias... Cuando el coche se detubo, fui la primera en bajar, algo demasiado extraño cuando estaba en medio de mis dos hermanos... Le arrebaté las llaves a mi madre con una carcajada, y corrí hasta la puerta, la abrí y cerré. Recordé lo que mi madre había dicho al bajar del avión: " Quien elija primero una habitación se la queda". Yo me lo había tomado literalmente.

     Corrí hasta la planta de arriba y comencé a echarle un ojo a todas las habitaciones. La casa era bastante grande en sí. Subí al siguiente piso, la guardilla. Sonreí triunfante. Esta sería mi habitación.

    En el techo había una ventana bastante grande, que dejaba ver el cielo despejado. Su tamaño era monstruoso, pero me gustaba... Estaba vacía, pero pensaba llenarla en cuanto el camión de la mudanza llegase.

    Escuché el timbre sonar con mucha pesadez. Bajé a la planta baja, con una sonrisa pintada en mi cara. Abrí la puerta despacio.

-Ya tengo habitación. -dije traviesa asomando solo los ojos- La guardilla. -confirmé-

     Mis padres y mis hermanos me miraban como si estubiese loca... No lo entendían, o eso era lo que yo creí.

-¡Corre cariño! -gritó mi padre a mi madre, sujetando a los otros dos-

      Mis hermanos intentaron dafarse de mi padre, mientras mi madre corría escaleras arriba. Yo reía sin cesar...

-Eso no es justo -se quejó Ian- Sois todos unos traposos -exclamó-

-Oye- me quejé- yo no soy una tramposa... Se ganar que es otra cosa. -le saqué la lengua-

     Miré a lo lejos donde apareció el camión de la mudanza.

-Papá, ya ha llegado el camión -le dije y este como respuesta se giró para verlo dejando libres a Ian y Jordan. El primero corrió como alma que lleva el diablo escaleras hacia arriba y el segundo se quedó mirando el camión -

-Gracias eñaja -gritó Ian desde arriba-

     Jordan se giró y me miró, y como si se acabase de acordar corrió siguiendo a los otros dos.

-¿Te ayudo con eso? -preguntó un chico al que no conocía de nada-

     Miré interrogante la caja de mis libros, como si ellos me fuesen a responder. Llevaba como media hora intentando llevarla, pero pesaba demasiado y solo la había movido como dos metros.

-Si fueses tan amable -le dije mirando la condenada caja-

    Él chico camino hasta la caja y la cogió como si de una pluma se tratase.

-¿A donde la llevo? -preguntó-

-Un segundo -me acerqué de nuevo al camión y cogí una de mis cajas, esta no pesaba nada. Volví caminando hasta él y con una sonrisa respondí- Sigueme.

     Lo conducí através de los dos pisos, pasando por delante de mis hermanos que me miraban con caras raras...

-Aquí es -dije al llegar y sonreí con orgullo-

-Si que es grande...

-¿Verdad? -dejé la caja en el suelo y el hizo lo mismo- Por cierto gracias, la muy condenada pesa demasiado -dije señalando la caja-

-Tampoco pesa tanto -me guiñó un ojo y sonrió- Soy Jake -dijo dandome dos besos-

-Melani, encantada. -sonrei-

-¿Te ayudo con algo más?

-No, no quiero molestarte...

-No lo haces tranquila... ¿A que te ayudo?

-Pues, abajo hay miles de cajas como esa.  -me mordí el lavio-

-Yo te ayudo.

-Creo que es la última -dije suspirando-

     Llevabamos más de una hora subiendo cajas, y estabamos los dos realmente cansados. Él no se quejó en ningún momento. Subiamos la que parecía ser la última. Solo quedan treinta y siete escalones... Sí, los he contado... Después de subir y bajar tantas veces en tan poco tiempo, y estar tan cansada los tube que contar. No, no era rara... Bueno sí, ¿que mas da?

-Ocho... siete... seis... -haciamos la cuanta atrás a la vez- cinco... cuatro... tres... dos... uno...

    Grité como si los vecinos viejosvy cascarravias no exisieran, eso esperaba... Nos sentamos en el suelo de madera.

-¿Quieres agua? -pregunté alargando la mano hacia la botella-

-Porfavor -se la pasé- ¿Te da asco si bebo a morro? -preguntó mientras alzaba una ceja-

-No -dije negando con la cabeza a la vez- Pocas cosas me dan asco...

-Es que como nos acabamos de conocer y tal... -dijo despues de darle un buen trago, y con un buen trago me refiero a media botella-

-¿Tienes alguna enfermedad contagiosa? ¿La rabia? ¿Lepra? ¿Gilipollez? -pregunté mientras le arrebataba la botella de la boca, mala idea, acabé empapada de agua, y no precisamente de la botella...- Aaaghhh -grité poniendome en pie-

-¿Eso te da asco? -preguntó con una sonrisa-

-No -le pegué un trago y después llené la boca de agua y se la tiré empapandolé por completo- A ti tampoco.

      Comencé a reir a carcajada limpia mientras él me miraba anonadado... Su vista iba del agua, a mi y después a él. No tardó en unirse a mis carcajadas.

-Jake, ¿como puedo agradecerte este favor? -dije abriendo los brazos refiriendome a la habitación-

-¿Todavía quieres mojarme más?

-No -alargué la vocal y reí.- Me refiero a lo de las cajas.

-Ahhh... Pues nose, nada.

-Venga, algo querras...

-Pues... Me gustaría enseñarte el pueblo... -sonrie- ¿Te parece?

-Me sale demasiado barato, ¿por que no? -me encojo de hombros-

-Mañana por la noche, ¿te parece bien? Así descansas del viaje y la mudanza.

-Sí.

-Le dire a un par de amigos que se vengan, así conoces a alguien más. -su sonrisa se amplia-

-Me parece bien, ¿se lo puedo decir a los dos simios que tengo como hermanos y que estan escuchandome ahora?

    Me mira extrañado, pero sigue mi mirada hasta la cortina, donde dos pares de pie se posan en el suelo. No tardan en asomarse dos cabezas, y la risa de Jake retumba en la habitacion.

-Esta bien, los simios también -dice intentando controlar la risa-

     ¿Que diablos se creian esos dos? Seguro que pensaban que no les vería. Sus caras estan rojas.

-Me tengo que ir, mi madre se empezará a preocupar... Mañanavsobre las nueve estoy aquí. -dice poniendose en pie- Arreglaros un poco, es sabado. -se acerca a mi y me da dos besos en la mejilla- Encantado de conocerte Melani. -se despide de los simios con la mano-

-Espera, -le detengo antes de que se valla- te acompaño abajo.

     Les dirijo una mirada mortifera, con dagas venenosas hacia mis hermanos, pero siguen respirando esto de las miradas no funciona...

Cuando sobran palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora