Capitulo seis.

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-Capitulo seis.

                 El camino me lo pasé en silencio pensando a donde me podía llevar, aunque, poco podría saber, hacía escasos días que vivía allí, no conocía el lugar... Tal vez me lo enseñara...

-¿También te tengo que llevar en brazos? -preguntó Dereck con la puerta del copiloto abierta. Me di cuenta de que ya, no llevaba el cinturón.-

-No te ilusiones Dereck.

     Bajé ante su atenta mirada. Nuestra relación era tal vez la más extraña que había contemplado. En un momento nos llevabamos bien y al segundo estabamos ambos, a la defensiva.

    Caminemos hasta la puerta en un silencio incómodo. Bajé la vista al suelo y él llamó al timbre y juntos esperemos a que la puerta se abriese.

    Al abrirse levanté la vista, Jordan. Se lanzó a abrazarme, literalmente.

-Me haces daño Jordan. -me quejé- Además no me deja respirar tu olor a colonia. -arrugué la nariz-

-¿Estás bien? ¿Te duele? -dijo mientras se alejaba de mi manteniendo contacto visual-

-Sí, tranquilo. Y sí duele.

-Pasad, anda. -dijo sonriendo-

     Al pasar me acordé de que no les había presentado. Me dí un tortazo mental.

-Jordan él es Dereck, Dereck él es Jordan. -lo sé merezco un premio por presentar tan bien-

    Se estrecharon las manos mientrás sonreían.

-Vamos, enana. Papá y mamá, esperan en el salón.

   Caminemos hasta allí. En el sofá grande (de cinco plazas) estaba Ian junto a mi madre, que estaba extrañamente seria. Mi padre estaba sentado en su sillón, con una expresión seria.

-¿Quien se ha muerto? -pregunté al entrar-

    La verdad, hubiese preferido que no hubiesen sabido de lo de anoche. Lo sentía por Ian, y es que, realmente le quería, era mi hermano.

   Mi madre se puso en pie al igual que mi padre. Los dos me abazaron con fuerza.

-Me ahogaís -me quejé, nunca me gustaron los abrazos-

-Mel, Ian tiene algo que decirte.

-No hace falta mamá.

-Cariño lo va a hacer. -contestó mi padre con autoridad- Ian.

    ¡Dios! ¡Que pesados podían llegar a ser!

    Rodé los ojos desganada mientras por el rabillo del ojo vi a Ian poniendose en pie.

    Tenía unas ojeras marcadas, su moflete izquierdo lucía rojo e inflamado, tenía un corte en el lavio y un moraton en la barbilla.

-¿Que te ha pasado? -grité mientras avanzaba hasta él-

-¿De verdad te hice eso? -miró mis muñecas-

-¿Quien te lo ha echo? -pregunté omitiendo su pregunta-

-¿Te duele? -preguntó y noté como su voz se entrecortaba-

-¿Piensas contestarme?

-¿Y tu a mi?

-¿Siempre son igual de cursis? -preguntó Dereck-

-Todas y cada una de las veces que se enfadan. -le contestó Jordan-

-Oye -me quejé- Que este no me conteste no es ser cursi.

      Mis padres rieron. ¿Desde cuando era tan cursi? Lo acababa de admirtir en mi cabeza, pero jamás lo diría en voz alta.

Cuando sobran palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora