Capitulo cuatro.

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-Capitulo cuatro.

  Tras esa pequeña conversación con mamá, cené con rapidez atragantándome con la comida en la garganta e inmediatamente subí a mi habitación.

    Estaba totalmente aburrida, desesperada, tumbada en mi cama, din saber qué más hacer para quitarme eso que me comía por dentro. Resoplé frustada y recordé a Ingrit. Habiamos intercambiado telefonos unos días antes.

    Me levanté sobresaltada y comencé a buscarlo en mi desordenada habitación bajo toneladas de libros.

    Lo encontré dentro de uno de mis libros preferidos, el que me dió nombre: Lo que el viento se llevó. Mi madre me contó que, antes de que supiesen que iva a nacer lo leyó y se enamoró del nombre, una vez supo de mi existencia no lo dudó y antes de nacer, aun en la tripa de mi madre biológica ya me llamaba Melani.

    Pulsé varias veces la tecla de bloqueo del lateral, pero no daba señales de vida... Entonces caí en que murió en la fiesta en casa de Jake.

    Me apresuré hasta mi mesitade noche y rebusqué en sus cajones hasta dar con mi amado cargador. No tardé en enchufarlo y encenderlo.

    Tras poner el pin, varios mensajes y llamadas perdidas entraron en mi telefono. Unos de tantos eran de Ingrit y el resto numeros que no tenía guardados.

     Sin mirar tan siquiera los mensajes, marqué su número y comencé a llamarla. Un tono... Dos tonos... Tres...

-¿Melani? -en su voz se notaba cierta emoción-

-Sí Ingrit, soy yo.

-¿Has leido los mensajes? Estaba preocupada. Pensé en ir a tú casa. luego me dije: ¡pero si no se donde vive! Y desde entonces espero que me digas que estas viva. Te llamé desde el teléfono de mi hermano, el de Jake, Josh, Peter... -dijo muy deprisa-

-Vale, vale, estoy viva. Y no, no he leido los mensajes.

-¿No? Pues decían de que te vinieses a dar una vuelta ayer y hoy, hoy todavía se puede. Lo de ayer... no lo tengo muy claro...

-Pues me parece bien lo de dar una vuelta. Lo de ayer sería raro si se pudiese -reimos-

-Genial. ¿Donde vives? Es para ir a recogerte. ¿Te podrías quedar a dormir en mi casa? Sería fantástico, una fiesta de pijamas, con alguien con cerebro -chilló, reí por lo bajini, esta chica habla demasiado rapido... Me cae bien-

-Vivo cerca de... ni idea. Espera ahora te respondo ambas. Si me quedo, mañana te quedas tú, ¿va?

-Claro. Oye, mi madre esta dando el toston que es tarde y blablabla... El caso es que, mi hermano se tiene que venir, por lo que el resto de chicos tambien, ¿te importa? -hablaba rápida, y temerosa en la última parte-

-Umm -bufé, y canalicé la idea- Esta bien, ¿que puede salir mal?

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    Un cuarto de hora después estaba enfundada en unos vaqueros ajustados, una camisa de botones con transparencias negra, un top negro debajo y unos tacones negros bajitos.

     Mi pelo estaba recogido en una trenza de espiga que, cruzaba mi cabeza de lado a lado, dejando suelto mi largo flequillo.

    No llebaba apenas maquillaje, mas que nada porque, no acostumbraba a utilizarlo.

     Desde mi cuarto escuché el timbre de la puerta, cogí mi bolso, preparado con antemano, y bajé rapidamente las escaleras. Al bajar mi madre hablaba cariñosamente con el grupo de jóvenes.

Cuando sobran palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora