Please don't

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—¿Sabías que en nuestro Sistema Solar no hay estrellas? A excepción de nuestro Sol, claro está ya que por eso se

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—¿Sabías que en nuestro Sistema Solar no hay estrellas? A excepción de nuestro Sol, claro está ya que por eso se... —sus palabras se volvieron borrosas conforme un gran fastidio se aprovechó de mi interior.

Últimamente así era todo. No importaba que hiciera ella, verla sonreír, acercarse a mi, tenerla en la misma habitación, escuchar su risa, su voz, toda ella... Me resultaba tan molesta.

Ahora estábamos condenados a pasar una hora dentro de un auto, pues ella era tan tonta que había olvidado que el último tren en Seúl salía a las once y media.

—Por cierto, ya he conseguido mi vestido de novia —rió—. Lo siento, sé que querías acompañarme a verlo pero...

—A quien le interesa, solo guarda silencio —gruñí. Eso era lo que más odiaba, cuando hablaba de su boda, mi corazón se encogía por completo. No me gustaba, pensar en que solo faltaban unos días, que ella se verían tan fabulosa en ese vestido y que Ahn Jin sostendría su mano con tanto amor y le daría una cálida sonrisa antes de besarla; como si fueran los únicos en aquella ceremonia, entregándose el uno al otro.

El dolor sigue siendo tan intenso como aquella vez en que ambos me confesaron su boda. Me habían dicho que querían hablar conmigo y yo pensé que se mudarían de nuestro departamento compartido, o que de puro milagro ellos dos... romperían. Pero mi corazón se estrelló como un vaso de cristal al caer en seco al suelo.

Ahn Jin se veía tan nervioso, jugueteaba con sus manos y relamía sus labios de vez en cuando, mientras esperaba que ella trajera unas bebidas. Palmeé su hombro, dándole algo de confianza y le di una pequeña sonrisa que me devolvió.

Cuando ambos se sentaron juntos, entrelazaron sus manos y me dieron una gran sonrisa. Se miraron cómplices y alzaron sus manos izquierdas, mostrando los anillos de compromiso.

—Nos casaremos este verano —anunció ella, recargando su cabeza en el hombro de Ahn Jin. Quedé atónito y solo pude hacer una mueca—. ¿Verdad que estás feliz? —preguntó dudosa, como si ambos pudieran leerme y saber que algo no estaba bien conmigo. Asentí un poco y luego me puse de pie, tratando de apartar el intenso mareo que sentía.

Carajo, se iban a casar.

Desde entonces ella solo representaba eso, su unión oficial, cada vez que la veía me daba cuenta que se casarían y me molestaba. Tenerla cerca se convertía en un tormento para mi, verla tan feliz y yo tan... Amargado, me hacía ver por qué las cosas habían salido de este modo.

Odiaba verme como un completo estúpido tratándola de manera tan fastidiosa, cuando ella jamás tuvo la culpa. Ni siquiera Ahn Jin.

¿Cómo puedes culpar el amor?

—Gukkie —susurró ella trayéndome de vuelta a la realidad—. ¿Estás molesto? —picó mi mejilla y me sonrió con tanta inocencia, que me dolía.

The time we lovedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora