CAPITULO 6 Conociéndonos mejor.

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-Hiroki-

¿Cómo diablos paso esto? solo pensé que me daría un tour por su reino pero ¿una cita? En verdad que este príncipe está un poco loco pero me divierte. Aunque mirándolo bien es atractivo, sus ojos color miel son hipnotizantes ¿Ah? Diablos debo dejar de pensar en eso.

-Hiroki ¿te encuentras bien? Estas muy rojo.

-¿Eh? Yo, -tartamudeé- jajaja que cosas dices.
-¿Enserio? –coloco su frente junto a la mía.
-¿Pero qué diablos haces? –me exalte.
-Leí en un libro que era la mejor forma de ver si una persona tenía fiebre.
-Pues quien sabe qué libro hayas leído.
-¿Quieres saber el titulo? –me miro.
-...-yo solo asentí.
-Si no mal recuerdo se llamaba "Cuidados intensivos para tu pareja"
-¿Ah?
-Era uno de mis preferidos porque tenía imágenes explicitas y... -no termino porque coloque mi mano en su boca.
-Ya no digas más. –dije sonrojado, este príncipe es tan directo.
-... -Ald chupo mi mano al ver que no la quitaba.
-¿Por qué hiciste eso? –me aleje.
-Porque no podía respirar. –rio.
-Ah –suspire- ¿a dónde iremos?
-Dime cuáles son tus gustos.
-Pues me gusta la literatura, el teatro, museos, y hermosos paisajes... -respondí con naturalidad.

Porque hablo con el príncipe tan tranquilamente, como si ya tuviéramos años de conocernos, como que me empieza a asustar esa parte de mí, que lo toma todo con naturalidad. Supongo que debería agradecértelo ¿no Tsumori?


-Entonces como es nuestra primera cita... -empezó a decir.

-Oye no digas eso.
-¿Qué cosa? –me miro confundido.
-Que es una cita, mejor llámalo un tour por tu reino.
-¿Por qué no puedo llamarlo cita?
-Porque eso es solo para las parejas. –murmure.
-Entiendo, pero es más fácil decir cita que tour –sonrió.
-... -no dije nada ya que parecía que trataba con un niño.
-Bueno iremos primero a algunos museos hoy, mañana a galerías de arte, pasado mañana a las librerías y así sucesivamente. –comento.
-No aceptarías un no por respuesta ¿verdad?
-Me estas conociendo mejor. –rio y me tomo de la mano.
Tal vez en este reino pueda curar todas mis heridas y seguir adelante, presiento que así será, o solo quiero creerlo pero no importa me siento más tranquilo estando aquí, tal vez llegue a enamorarme de nuevo ¿no?




----Ald----


Ya ha pasado dos meses desde que conocí a mi amado Hiroki, todo este tiempo lo he llevado a conocer gran parte del reino, claro que reservo los mejores lugares para situaciones especiales. 

Jamás me había sentido tan enamorado, en mi pasado lo estuve pero comparándolo con el presente se queda corto, Hiroki es mi bello ángel que me brinda calor en mi corazón y me alegra mí día a día, y quiero que así sea por siempre.


Mientras transcurría el tiempo me hice más amigo de Hiroki, me ha contado que era profesor de literatura en Japón, que era conocido como "el demonio Kamijou", me conto de sus amistades y de su familia aunque siento que me ha omitido partes importantes, pero no preguntare no quisiera incomodarlo y solo lo dejare pasar, hasta que el quiero contarlo.


-Y dígame su alteza, ¿Cuál es su historia? –me pregunto mientras tomábamos un café en un restaurante cerca de su casa.

-Pues no hay mucho que contar de mi –sonreí y le bebí un poco de café- mis padres murieron cuando yo tenía 10 años, y solo me quede con mi hermano William.
-¿Tienes un hermano? –me miro sorprendido.
-Así es, mira –saque mi celular y le mostré la foto más resiente- él es mi hermano mayor y heredero al trono, el príncipe William.
-Valla –miro por unos instantes la pantalla- se ven tan diferentes.
-Pues sí, yo soy fruto de un amorío que tuvo mi padre con su amante.
-... -permaneció en silencio y yo continúe.
-Mi padre se dejó llevar por la lujuria, pero aun así su esposa Génesis estaba siempre a su lado, mi madre me abandono y Génesis tan buena me acepto aun siendo el producto de una infidelidad, -suspire recordando los días felices- nadie me señalaba ni me tachaba de bastardo, todo el mundo me quería, como si fuera hijo legítimo de ella.
-Lamento haber preguntado. –murmuro Hiroki y bajo su mirada. Lo tome del mentón y lo obligue a que me mirara.
-No tiene nada de malo, yo solo le cuento mi historia a las personas que me interesan. –comente y proseguí- me bautizaron como el príncipe de la rosa roja, ya que por mi carácter y mi sentido de la justicia el rojo se asemeja más al corazón, aunque por otro lado mi hermano es el príncipe de la rosa azul por su trato frio y reservado.
-¿Te llevas bien con tu hermano?
-Pues digamos que sí, aunque tenemos muchas diferencias ya que nuestro pensamiento es diferente, somos como opuestos.
-Y ¿Cómo es eso?
-Pues digamos, mientras él prefiere el placer, yo prefiero el amor, él exige yo pido ayuda, él es avaricioso y yo humilde, algo así.
-Sí que son tan diferentes.
-Sí. –reí.
-y ¿Algún romance que tengas escondido su majestad? –dijo burlonamente.
-Pues no exactamente, ya sabes lo típico, te enamoras, no te corresponde adecuadamente y se va.
-Ya veo. –desvió su mirada.
-Y qué me dices tú Hiroki.
-¿De?
-¿Algún romance que tengas oculto?
Su semblante cambio por un instante, pero de repente solo sonrió y asintió.




--Hiroki—


-Digamos que no fui lo suficiente para él. –respondí, sinceramente este tiempo que he pasado con Ald me ha hecho olvidar las tristezas, me divierto estando a su lado.
-¿Era un chico?
-Sí, se te hace extraño ¿no? ¿Cómo un hombre puede amar a otro hombre?
-¡NO!, eso jamás, para el amor no hay sexo ni apariencia solo es amor, -me miro- siempre lo he visto así.
-Me alegra que pienses eso Ald, -sonreí- vine aquí para curar mis heridas y seguir adelante, quiero ser feliz.
Después de unos minutos en silencio, salimos del restaurante y me llevo a mi casa.
-Te lo mereces. –dijo sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué cosa?
-Ser feliz por supuesto, solo déjame ayudarte.
-¿Cómo? –no debí haber preguntado eso ya que me tomo de la cintura y coloco sus labios en los míos, haciéndose espacio entre ellos para poder introducir su lengua en mi boca.

Ese beso me hizo desconectarme de todo, al igual que sentía como mis mejillas ardían, se separó de mí y me estrecho entre sus brazos.


-Me gustas Hiroki, estoy loco por ti, déjame ser yo quien cure esas heridas.

-Yo no sé... -tartamudeé.
-No es necesario que me des una respuesta en este momento, solo déjame permanecer a tu lado. –me beso la frente- Descansa mi pequeño angelito.
-Hasta mañana Ald. –lo despedí aun sonrojado.
Será posible que pueda volver a amar a otro, en verdad podre ser feliz con otra persona...




---En otro lado del reino---


-Maldición, ese maldito bastando se me adelanto. –gruño un hombre pegando con su puño fuertemente a la pared.
-Quiere que me encargue de él. –dijo otro hombre.
-No, lo dejare por el momento pero de que ese castaño será mío lo será. –sonrió malévolamente.

El Destino que Comencé a forjarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora