XXVI

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No contaba con que ella vendría a buscarte. Cuando salíamos y tu empujabas la silla de ruedas, pude ver tu rostro al verla acercarse.

Jamás me había sentido tan imponente en una situación. Me levanté y le hice cara, pera ya ves que a pesar de la valentía espontánea no pude alejarla de ti tanto como quería.

Ni siquiera cuando tú empezaste a gritarle y a decirle que ahora me querías a mi basto para ahuyentarla. Al final la seguridad tuvo que intervenir.

Dime qué mentías, que no era cierto nada de lo que le dijiste. Es la única manera en que me voy a creer que estás aquí, en mi casa, buscando un postre en la cocina para compartirlo.

-J

Cartas A Mi Mejor Amigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora