III

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Ayer llegaste llorando a mi casa, sollozando que otra vez ella te había hecho daño con sus acciones.

¿Cuantas veces no te había dicho yo que a su lado solo te esperaba sufrimiento?

Trato de recordar las numerosas ocaciones en que intente convencerte de que siendo tan maravilloso como eras podías conseguir lo que sea que tú quieras.

Pero, vaya. Tu solo la querías a ella.

-J


Cartas A Mi Mejor Amigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora