Capítulo Seis

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Lo siento por tanto tiempo sin capítulo :(

Em, y un aviso. De ahora en adelante las cosas serán con más calma. Últimamente las ideas no fluyen de mi mente como quisiera, y mi cerebro se da largos paseos a Disneyland sin mí. Prefiero que los capítulos sean buenos y de vez en cuando, a siempre pero de pésima calidad. Y no solo por eso, si no porque con la otra novela, «Ayúdame a Olvidar», no dejaba de rallarme la cabeza y estar siempre con ella (escribía todo el rato a pesar de subir capítulos una vez por semana), a lo que acabé agotada, y no quiero que vuelva a pasar eso, porque me gusta lo que hago x'D

El lunes entro al colegio y voy a estar con hartas dificultades, aunque igual ahí tal vez me llegan muchas más ideas x'D. Lo siento, pero tampoco quiero obligarme. :D

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    La ropa de Peridot le quedaba corta, era lo único que podía decir. Se obligó a comprar unos vaqueros en una tienda de ropa usada, y ahora le debe cinco dólares a la genio. Aun así pudo usar una de sus camisetas más largas sin darle mucha importancia de que dejara al aire frío parte de su torso; ya se las arreglaría luego.

    El granero estaba menos sucio de lo que esperaba, pero eso no significaba que no sintiera como si un montón de arañas treparan por su cuerpo. Se pasaron tres horas completas en orden y limpieza, sacando incluso escombros, revisando si los restos y lo que había dentro de las cajas eran útiles de alguna forma, y viendo cómo se iban los insectos por su propia cuenta moviéndose por el suelo, las paredes y el techo. Ocultaron el coche dentro, cubierto con una gigante sábana gris media comida por polillas.

    Peridot tuvo que matar a la rata. Lapis odiaba las ratas.

    Lazuli no sabía lo que Peridot se suponía que estaba haciendo, pero sí que era algo con cosas que encontró en las cajas. «Basura», como le llamaba. Ella solo trataba de hallar señal en el televisor caja que había limpiado sobre un escritorio, ayudándose con una lámina de lata atada de forma prehistórica a un palo.

    Se estaban emitiendo las noticias cuando por fin cogió señal de video y sonido.

    —... la investigación para hallar al culpable del asesinato del General Edward Williams aún no llega a ninguna conclusión —escuchó la voz del presentador del noticiario. Al fin una voz que no era Peridot—. Los testigos pueden ser parte esencial en el caso, nos cuentan que...

    Lapis rio. ¿Qué testigos?

    —Oh, justo —siguió sonriendo. No era la primera vez que veía sus propios actos en pantalla, por supuesto. Una vez incluso se vio a sí misma en una grabación de una cámara de seguridad. Nunca supieron quién era.

    —¿De nuevo le prendieron fuego a otro sujeto? —preguntó Peridot desde su lugar, solo recibiendo un «sí» como respuesta—. ¿Qué clase de terrorismo es ese?

    —Yo lo hice.

    Peridot la miró, como si no creyera o solo eso la tomó muy por sorpresa.

    No todos los días conocías al asesino responsable de los reportajes de actualidad.

    —Lo dices como si estuvieras orgullosa de eso.

    —Sonrío porque sí lo estoy, eso me daba mi dinero —dijo—. Soy sicaria, así es como llegué a estar contigo. Tu madre parecía saber mucho de mí, qué raro que tú no tengas idea.

    Peridot frunció el ceño.

    —No tengo nada que ver con esa mujer.

    —Lo siento —murmuró, sin sentirlo del todo.

Último Movimiento | Lapidot | Steven UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora