Estoy escribiendo un FanFic de dos putas piedras gays que han sufrido no sé qué clase de maltrato psicológico, donde encima involucro tráfico serio y conspiraciones del gobierno. Los dos personajes principales casi ni siquiera se hablan de verdad en lo que se supone ser una historia de amor súper predecible al ser puto x puto personaje, y debería ya haber desarrollado su relación. Estoy creando completamente otro universo alternativo con personalidades y acciones que me comen la mente solo basado en dos lesbianas de una serie animada.
Y lo peor es que nadie ve arrepentimiento en mí :^)
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No sabía cómo ni por qué. Lograba que su cabeza se desconectara de un momento a otro, y lo que fueron cinco días lo transformó a solo un par de insignificantes horas. Lo agradecía, pero hubiera preferido eliminar el sentimiento en el pecho al pensar en la número cuatro.
Se encontró al lado de gente que jamás creyó que en algún momento tendría que matar. Más traficantes de cosas que ni se creía capaz de nombrar, científicos, ingenieros, e incluso mentes maestras. Otros sanguinarios como ella incluso le hicieron buena pelea en la que pudo haber quedado en el suelo, pero el final siempre era el mismo.
Ella ganaba y había otro nombre que tachar de la lista.
No habían más notitas pegadas en el auto. Peridot ya le había dejado claro lo que tenían que ejecutar mañana y no necesitaban ningún otro recordatorio.
Lapis no quería nada que le hiciera recordar.
En su mente se quedó Peridot. Cada vez que salía del auto para cumplir su trabajo, ella se iba a hacer cualquier otra cosa, pero no podía desacreditarla, la acompañó más de una vez y por ella no estaba muerta (lo que podía ser tan bueno como malo). Aun así, quedó con una sensación extraña en la boca. Sabía que ocultaba algo, no era estúpida como para confiarse con tanta facilidad; y, aunque es cierto que todos tienen un esqueleto en el armario, crecía cada vez su chispa de curiosidad. No parecía ser tan grave, pese a que sí molesto, pero si se lo decía tal vez pudiera ayudarla. Ya eran un equipo y no podía contradecirlo ni aunque quisiera, ayudarse era una de las partes de ser equipo.
Suspiró.
Miró sus manos, oscuras —pero visibles— al ser de noche. Sus dedos largos y esbeltos estaban fríos, pero lo ignoraba de la mejor manera posible. Estaban limpias, por fuera, pero Lapis sabía que estaban más sucias de sangre que cualquiera. Sangre oscura y espesa que solo ella podía ver.
Arrastró tan fuerte su mano por su mejilla que las lágrimas saltaron, y solo las vio volar y perderse junto a las estrellas, con la esperanza de no volver a verlas nunca más.
Jamás.
Aún no estaba lloviendo, no como decía el pronóstico de esa noche, pero casi podía sentir las ligeras gotas de agua resbalar por su cabello para caer por el puente de su nariz.
—¿Hace cuánto estás ahí?
Logró sonar extremadamente despacio y extraña, pues no había dado señales de habla desde hace ya unas largas horas. Se aclaró la garganta, tratando de que no se escuchara tan doloroso.
—Acabo de subir —respondió Peridot, sentándose ahora a su lado con los pies colgando del tejado del granero, imitándola como lo haría una niña pequeña.
—Lo sé, te oí.
La madera era frágil, y aunque su compañera fuera pequeña, el peso de ambas era suficiente como para hacerla crujir.
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Último Movimiento | Lapidot | Steven Universe
FanfictionCuando Lapis comienza a acostumbrarse su complicado estilo de vida, una oferta que tiene que aceptar se le cruza en frente. Entre engaños que aseguraban su supuesta facilidad no supo en lo que se metía, y ahora tiene que arreglárselas con una nerd m...