Quería publicarlo el miércoles, I swear.
(Este capítulo puede ser un poco pesado y en círculos, pero necesitaba hacerlo así. Sorry.)
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Golpeaba el manubrio haciendo silenciosos ritmos con los dedos. Peridot ya le había dado las primeras indicaciones (técnicamente). Su cuerpo le dolía un poco por lo del día anterior, pero por suerte no necesitó puntos en la cabeza y tuvo que ponerse tres en el mentón. Bueno, Peridot fue. ¿Doloroso? Por supuesto. Ni la crema anestésica que pudieron comprar servía de algo. Hacer el ritmo con los dedos incluso le dolía, pues su mano estaba cubierta con una venda hasta la muñeca por haberse desgarrado los nudillos. Y nada le quitaba la fatiga mental.
Cualquiera persona hubiera asegurado que se sentía mal, o incluso nerviosa, de todos modos su objetivo era vigilar y asesinar a una persona, un ser humano. Todos, la conocieran o solo la miraran a lo lejos, pensarían que tenía un nudo mental con cada cosa que le pasa. Peridot no. Peridot no la conoce, y a la vez sí. Es una persona normal, y a la vez no. Lazuli pensaba que sencillamente no le decía nada porque, o bueno no le gustaba hablar, o ya había deducido que era solo un cuerpo más en su lista.
O eso le gustaba pensar.
Y tampoco estaría mal que por una vez en su inútil vida alguien no la subestimara.
Miró al lado de forma sutil. Peridot Diamond se había quedado toda la noche buscando información o lo-que-sea-que-hacía-allí antes de tirarse envuelta en una colcha literalmente en la otra esquina del frío sótano, con sus fieles ojeras aún presentes. La había sentido. Se despertaba en diferentes lapsos solo por culpa de un chillido de la vieja silla, las insistentes teclas que nunca dejaban tomar un respiro a su oído (que parecía aún escucharlas a lo lejos), y sus maldiciones en Alemán; incluso gritó una vez y Lapis llegó a saltar. Le hacía sentir mal de alguna manera. Se supone que ella tenía los problemas para dormir, y Peridot tendría que reposar su mente de genio al menos ocho horas al día.
—Natalie Mings —dijo de repente en su típico tono bien marcado—, es una de las traficantes de droga de Blue Diamond. La cuarta en importancia de la lista de siete que tiene.
Lapis esperó un momento para digerir el nombre. No la conocía de nada, y no le interesaba. Todo bien.
—¿Por qué no comenzamos con el número uno? —cuestionó luego de un par de segundos, con su mente lo de «la cuarta»—. Si terminamos con el principal se le haría más difícil a Blue y rápido a nosotras.
—También lo había pensado, en realidad, pero luego encontré otras cosas... —se calló y achinó los ojos, buscando unas pistas gráficas en su aparato— que me demostraron que Natalie y el número siete, prefieren mantenerse alejados de todo tipo de reunión, con la excepción de que sea una junta de suma importancia. Eso solo para los traficantes de narcóticos.
Peridot utilizó una pequeña impresora portátil —que al parecer siempre tuvo en su mochila—, y los papelitos que sacó los prendió con trozos de cinta a su lado de la consola de luces.
—Hay una reunión en una semana en la central de Blue. Si terminamos con ella, y el resto de traficantes de armas, ingenieros, mentes menores, y los que sean marginados sociales ahora, nos infiltramos dentro, nos la ingeniamos para arruinar a todos en la sala de una vez, y el resto lo hago yo después.
—Entiendo, pero ¿qué cosa después?
—Tengo que planificar con más profundidad lo siguiente —dijo Peridot, sacándose sus lentes para limpiarlos.
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Último Movimiento | Lapidot | Steven Universe
FanfictionCuando Lapis comienza a acostumbrarse su complicado estilo de vida, una oferta que tiene que aceptar se le cruza en frente. Entre engaños que aseguraban su supuesta facilidad no supo en lo que se metía, y ahora tiene que arreglárselas con una nerd m...