—Ya está, Yuuri —dijo Pichit al japonés lanzándole un lápiz— Voy a morir solo.
—No digas eso, Pichit. Tal vez tu destinado está enfrente de ti y tú ni siquiera te das cuenta. —Yuuri cerró su casillero, tratando de convencerse más a él que a su amigo. Todo ese rollo de las parejas destinadas siempre lo acompañaba desde pequeño, cuando su madre le contaba historias hasta sus dieciséis. Pero esos últimos años había perdido la fe. Ahora se dedicaba más a romper con el estereotipo que le ponían al ser un omega de padres betas que a buscar una pareja. Se sentía un tonto por alguna vez llegar a creer en toda esa cursilería. Y menos que un alfa iba a amarlo de verdad antes de comerlo.
— ¿No crees que ya me habría dado cuenta? ¡No soy estúpido, Yuu! —El moreno golpeo su cabeza contra un casillero, soltando un quejido—. Entiérrame junto a mis hámsters, por favor.
Yuuri se dedicó a rodar los ojos detrás de sus gafas, pensando en que su amigo era realmente un dramático.
Miró de nuevo su horario, viendo que la siguiente clase era la que compartía junto al de cabellos plateados, y la siguiente a esa, que era literatura avanzada, y las otras dos.
Sus días se dividían en las primeras tres horas de clases avanzadas, luego clases de inglés -aunque el fuera muy bueno en la materia, debía seguir puliendo el idioma- después un descanso, otras tres horas de clases avanzadas, dos horas de clases normales -porque la escuela no contaba con maestros para clases avanzadas, sino el estaría en todas- un poco de idiomas dos veces a la semana y casi todos los días una o dos horas al finalizar las clases de patinaje en la pista que estaba cerca de su casa y estaba ligada con su escuela.
En total, compartía 6 clases con Viktor, y casi siempre "hablaba" con él en todas. Lo veía casi por cinco horas al día, claro, sin contar los descansos y el patinaje. Nunca se veían en esas horas, ni se hablaban, ni siquiera se dirigían la palabra.
Como si no se conocieran.
Caminó junto con Pichit al fondo del pasillo, entrando a la cafetería para buscar algo comestible. Se formaron y las señoras betas -y algunas omegas- con caras largas les sirvieron una pasta algo rara.
Casi siempre los lunes era eso, pasta traída de lugares sospechosos; los martes era lasaña o burritos con postre de pudín; los miércoles eran misteriosos; jueves tacos algo secos con postre de gelatina sospechosa y el viernes, que era el mejor, pizza con menú libre de postre.
Yuuri agradecía a la escuela permitir llevar su propio alimento, sino ya estaría más que intoxicado. Su madre siempre había cuidado su alimentación, por lo que pocas veces le hacía comprar alimento de la cafetería.
Ese día era de cafetería, ya que se le había hecho tarde y Pichit le había pedido que lo acompañara. Al pasar por una mesa que estaba un tanto alejada, se alcanzaba a divisar un chico muy pálido, cabellos negros y expresión totalmente seria. Desde kilómetros atrás se le veía que era un alfa, un alfa nuevo en ese instituto de estúpidos -según Yuuri-.
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Yuuri, ¿Me pasas la tarea?; Viktuuri/Omegaverse. [1]
FanficEncantador, bromista y un físico que sólo podría pertenecerle a un dios griego, todo esto describe a la perfección al alfa Viktor Nikiforov. Pero si hay algo que definitivamente no está dentro de su vocabulario, es la inteligencia. Y, ¿quién mejor...