Antonella:
Lunes. Día aburridísimo de la semana, pero no me quejo, ayer estuve todo el día hablando con Jesús y por lo que creo es el mayor avance para mi venganza.
El mismo desayuno incómodo de todos los días, la charla sobre el trabajo de mamá en el viaje y estoy de nuevo en la puerta del colegio adentrándome al sufrimiento.
Ni siquiera estoy en la mitad del patio y ya lo tengo a Jesús al frente mío.
- ¡Hola! - me dice sonriendo.
- Hola. - se acerca y me deja un beso bien marcado en la comisura de los labios. Todos nos miran.
Le levanto las cejas a modo de desaprobación pero por dentro sé que me encanta.
- Perdón, me deje llevar. - vuelve a sonreír.
- Okei.... ¿los chicos?
- Por allá, chapando... como siempre.
- Sí... ¿podemos caminar? - le pregunto sonriendo.
- Sí, sí caminemos.
Nos dirigimos hacia el escenario dónde siempre están escondidos Daiana y Brandon.
- Y.... ¿cómo te fue ayer? - le pregunto para sacar un tema de conversación.
- Bien... va lo mismo de siempre, Abigail y Néstor no cambian más pero bueno... ¿vos?
- ¿Yo qué?
- ¿Qué hiciste?
- Nada... es día de familia, algo así.
- ¿Algo así?
- Es el único día que mamá no trabaja así que estamos juntos, pero estar con papá y Gabriel... ¡puaj! - se ríe y llegamos al lugar donde se encuentran nuestros amigos, se separan dos segundos... literalmente, para saludarme, y siguen chapando.
- ¿Por qué te llevás mal con ellos? - me pregunta mientras nos sentamos en las gradas.
- Porque me odian... - le digo.
- Okei, pero ¿por qué?
- Bueno, papá cree que soy un error...
- ¿Un error?
- Un forrito pinchado, algo así.
- Ahhh... - se ríe de mi comentario.
- Y está enojado porque lo primero que le dije cuando dejó su trabajo fue: estás loco. - no le conté esto a nadie, ni siquiera a Daiana, pero confío en él... además es lo que hacen los que se gustan, se cuentan cosas ¿no?
- ¿En serio?
- Sí, va él y yo nunca nos llevamos bien... seguro es verdad lo del forro pinchado, sumado a eso que lo último que quería era una nena, y encima yo diciéndole que fue una pérdida de tiempo dejar su trabajo, bueno... es lo que hay.
- ¿Y Gabriel?
- Gabriel... me trata mal desde que nací, soy como todo lo malo en su vida, arruiné su protagonismo de hijo único y ni siquiera le sirvo para jugar a la Play por ser mujer.
- ¿Por qué no te gusta?
- No es que no me gusta, no cree que esté apta para jugar por el hecho de ser mujer.
- Es un machista, él y tu papá... y perdonáme que te lo diga pero son estúpidos. - dice frunciendo el ceño, ¿está enojado?
- No me pidas perdón, no me molesta. - le sonrío para que cambie la cara - ni eso, ni lo que me hacen.
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Las Dos Caras Del Amor
RomanceAntonella: no voy a hablarles sobre mi historia, ni mi familia, ni bla, bla, bla, porque sé que les resultaría tedioso. Sólo voy a aconsejarles que si un chico mujeriego las soborna para que salgan con él, digan que no. O él va a salir muy lastimado...