CAPÍTULO 2

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-¿estás seguro que no debería decirle a Víctor donde estas ahora?- dijo Yurio mientras me daba una taza de café

-quiero que él me supere, después de todo lo que quiere es no estar solo, yo nunca le importe de todas formas-mire a yurio

-sí, si desde que su padre lo abandono, pero ya han pasado más de 10 años, ahora tiene 27 años-

-no los culpo, pero llevar un trauma a ese extremo es demasiado-

-¿por cierto, la casa donde te mudaras hoy es la misma que tenias más joven, a las afueras de la ciudad?- me dijo algo dudoso

-esa misma, tiene muebles, pero nunca la he usado demasiado, ahí vive un buen amigo mío-

-¿amigo?-

-sí, de la secundaria, hemos sido buenos amigos y aun mantenemos contacto, se llama phichit-

-ah, creo que me hablaste un poco sobre el, pero Víctor nunca supo nada de esa historia ¿verdad?-

-por eso es un lugar perfecto- mi celular comenzó a sonar...<victor> decia

-es ese idiota , no se rendirá facil- tomo mi celular -hola?-

-¿yurio?- su voz sonaba cortada en el altavoz

-¿que quieres? Yuri te cambio- hubo un silencio

-¿está contigo ahora?- rayos... viene para acá

-no, me dejo su celular para no tener que comunicarse con tigo- en ese momento me resbale y tire una taza

-¿Qué fue eso?- sonaba Víctor alterado

-mi gato- dijo yurio mientras lo tapaba y me decía <idiota>

-voy para allá- colgó el teléfono

-tienes que irte ahora- dijo yurio -bloquee su número pero cambia la tarjeta si puedes-

-gracias yurio- sonreí y me dirigí a mi coche, donde estaban las maletas.

Me despedí y entre al auto, aun estaba el olor a Víctor dentro de el, aun seguían cosas de el, unos guantes, una bufanda, una corbata y una nota de hace tiempo que dejo en la guantera cuando aun había amor... <no tardes demasiado, te amo>

Para no arrepentirme las guarde en mi maleta para no verlas, si tuviese valor las tiraría.

Arranque el auto, puse música tranquila de mi memoria y apague el celular.

Las canciones sonaban, alrededor del auto, el día estaba nublado y todo me recordaba a el y a los malos momentos que eran ahora... añoraba el Víctor cariñoso... pero ya no había nada mas de el, ahora solo habían mas gritos y golpes, si algo no le parecía, gritaba o me golpeaba, o a la pared o me intimidaba.

Seguía conduciendo, tenía que llegar al otro lado de la ciudad y lo peor es que el olor de Víctor seguía en el coche, me recordaba cundo íbamos juntos por la ciudad cuando oscurecía nos quedábamos en el coche hablando toda la noche, llena de besos profundos, moretones y gemidos.

Ahora solo eran recuerdos, hace mucho que no pasaba eso, ahora todos eran gritos y golpes.

Después de un romance destruido (VICTURI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora