El manicomio

Capitulo 1: un asesino

Lakewood, 1962

Hola, soy liam rossi y como siempre digo ¨ser periodista no es difícil, es casi imposible¨ buscar una historia para darla a conocer, a veces no se qué escribir o que si o que escribí era cierto, me sentaba a solas en mi oficina en espera de una nueva noticia, escándalo nacional e internacional, pero hoy era uno de esos días con suerte, habían apresado al asesino demente evan presley, mi jefe me había llamado y me dijo que debía estar en el manicomio de Lakewood donde iba a ser entregado el asesino para poder tomar fotos para una primera plana, y que si era posible conseguir una entrevista.

Ya eran las cuatro de la tarde así que encendí mi vehículo y Salí disparado a toda velocidad a donde estaba situado el manicomio, había pisado el acelerador como por treinta segundos seguidos y a lo lejos pude ver la figura de una vaca en el camino, pise el freno lo mas antes que pude, y logre frenar lo antes posible, algo sobresaltado por la adrenalina y el susto, espere a que la vaca se aparte del camino para seguir con mi trayectoria.

Había llegado al manicomio, estaba en la sala de espera junto a la reportera Alicia bridge y el famoso escritor John Mackenzie, el manicomio era atendido por monjas, la monja sol Marie estaba a cargo por completo del manicomio, aseaban, alimentaban y entretenían a los enfermos mentales que allí habitaban desde hace muchos años.

La sala de espera del manicomio era algo desesperante, no daba buena impresión, colores apagados, cortinas blancas y negras que no dejaban que la alegría de los colores renaciera en aquel lugar, una alfombra negra lo bastante grande como para cubrir todo el suelo de aquella sala, los sofás eran grises y la puerta de caoba. El asesino había llegado antes que nosotros, me llevaron a un lugar donde estaba sol Marie la francesa encargada del lugar.

Me acerque a su oficina, era aun más triste que la sala de espera, poseía un estante de dos puertas y un escritorio con varios documentos sobre él, una lámpara de gas y varios cigarrillos.

- ¿no que las monjas no pueden fumar? -dije, sentándome detrás del escritorio.

- me sorprende su forma de saludar- dijo, tomando los cigarrillos y metiéndolos a la gaveta de su escritorio- poseo peculiaridades muy diferentes a las otras monjas que conmigo dirigen este lugar.

- he venido con el fin de entrevistar a evan presley- dije inmediatamente para cambiar el tema de conversación- el llamado asesino de niños.

- me temo que eso no va a ser posible- dijo con el ceño fruncido y un poco molesta- todavía no es tiempo de dar a luz la noticia.

- ya esa noticia la saben todos- dije interrumpiéndola- saben que asesino, violo y desapareció a 7 niños de la guardería de Lakewood.

- son ordenes policiales- dijo, golpeando la mesa con un bastón que había sujeto al sillón en el cual se había sentado- no nos han permitido dar a conocer foto alguna de este hombre, no podemos incumplir las leyes señor periodista, solo le pido que se que cortes mente salga de aquí y no vuelva jamás.

- esto es injusto.

- la injusticia no tiene nada que ver en este tema -dijo.

- necesito entrevistar a evan presley hoy mismo, esas serán las noticias para mañana, evan presley estará en la portada del periódico- dije, algo molesto.

- no hay mas nada que decir- dijo, mirándome fijamente- estoy harta de este tipo de visitas, y de sus titulares, retírese de este lugar que por asuntos policiales aun no podemos dar a conocer el porqué evan presley cometió tal atrocidad.

- está bien- dije ya dándome por vencido y con un tono algo amenazante- no me daré por vencido y volveré.

Me levanta del sillón y al abrir la puerta, justo en ese momento iba a entrar un hombre alto, calvo, ojos azules y piel trigueña, me aparte pasa que pase, no sé qué función tenia aquel hombre en el manicomio, seguí caminando y llegue a un salón gigante lleno de personas con problemas mentales, inmediatamente supe que allí era donde los tenían, camine por ese lugar a ver si veía a quien buscaba.